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Blessed.

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Martina me estaba esperando con el mate ya servido, ya se me hacía costumbre que ella llegara más temprano que yo todos los días. Sonreí y acepté el mate mientras me sentaba frente a ella después de saludarla, dejé mis cosas en un rincón y le di un largo sorbo al mate, que por suerte no estaba hirviendo. Tenía una sonrisa de oreja a oreja como si estuviera esperando a que le contara algo importante, la miré extrañada mientras seguía con el mate en mis manos. 

—¿Qué onda, puchi? — Dice jodiendo y me golpea el brazo animándome a hablar, la miró desentendida al no saber de qué me estaba hablando. — Con Enzo, bola. — Vuelve a hablar para aclararme de quién intentaba hacerme hablar y simplemente levantó los hombros sin nada que decirle. 

—Nada, creo. — Respondo mientras vuelvo a darle otro sorbo al mate y finalmente entregándolo de nuevo. Realmente sabía a donde quería llegar pero realmente no quería hablar del tema. 

—¿Qué te hace'?, ¿Vos viste como te mira cuando lo tatúas? — Comienza a saltar en el lugar con emoción mientras mis mejillas se vuelven rojas en cuestión de segundos. 

Obviamente me di cuenta de la forma en como me mira, prefería ignorar esa parte de nuestras citas porque al fin y al cabo, todo parecía un invento de mi imaginación, aunque mi amiga me diga lo contrario. No iba a admitir ante ella que me ponía nerviosa que me mirara de esa manera o de que me costaba dormir por las noches por pensar en esa sonrisa. No quería dar el brazo a torcer. 

—Deja de hablar pavadas, nada que ver ahí. — Digo mientras miro hacia otro lado un poco incomoda. Ella se ríe de mi y me menea de lado a lado al ritmo de la música de fondo. 

—Vamos a hacer una apuesta, — Ruedo los ojos viendo hasta donde quiere llegar, realmente estas cosas nunca terminan bien en las películas. La miró esperando aquel remate que me haga pensar que a mi amiga le queda sólo un tornillo en la cabeza. — sí hoy vuelve, lo invitas a la joda de Lucas. 

—Vos estás loca. — Digo sin poder creer lo que estaba diciendo. No era conveniente llevar a un chico nuevo a la joda de mi ex, sería para problemas y más. Además, él era una persona muy ocupada. 

—Un poco, pero te aseguro que hoy viene y vas a tener que cumplir. — Me señaló con su dedo índice de forma amenazante, tragué fuerte porque realmente podía haber una posibilidad de que aquello pasara. 

Salí de aquella situación incomoda y me dirigí a mi estudio para continuar con algunos diseños que había dejado por la mitad, aunque no pude concentrarme en ningún momento. Mis pensamientos se veían hundidos en Enzo, no entendía por qué me sentía de esa manera después de lo que me había dicho mi amiga, lo había visto dos veces y con más razón no debía sentirme así. Pasé mis manos por mi cara con frustración, apenas empezaba el día y yo ya estaba estresada porque las cosas no me salían como quería. 

Desde que papá murió, me quedó una responsabilidad bastante grande para mis 18 años. El local no recibía muchas citas últimamente y eso hacía que fuera más difícil mantenerlo a flote, desde que pasó el accidente debo estar todo el día en rehabilitación y haciendo cuentas para pagar el alquiler del local. Digamos que aunque trabajo de lo que quiero, no me deja vivir mucho. 

La campanilla de la puerta principal me sacó de mis pensamientos, me asomé con disimulo por la puerta del estudio para ver si se trataba de Enzo y Julián, pero me sorprendí al ver a una pareja que pedía turno para hacerse un tatuaje en conjunto. Los atendí ya que tenía tiempo libre y simplemente me dediqué a tatuarlos a ambos, no estaba muy de acuerdo con ese tipo de tatuajes, a menos que fuera un amor que duraría. No siempre hay finales felices cuando se trata del amor, lo quise conocer y me fue mal sintiendo que no era suficiente para él, aunque ahora estuviera tratando de reanudar mi relación. 

𝗧𝗔𝗧𝗧𝗢𝗢 | 𝗲𝗻𝘇𝗼 𝗳𝗲𝗿𝗻𝗮𝗻𝗱𝗲𝘇 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora