18 // zjm (en edición)

Nine.

«j»

Jill se encontraba en su habitación, alistándose para ir a la cárcel para poder ir a ver a James -su hermano-, y no es que le gustaba ir tan arreglada o algo por el estilo, ya que atraer las miradas de otros presos o de los policías era bastante perturbador, pero igual ese día deseaba arreglarse un poco. Sus padres estaban en la sala mientras arreglaban algunas cosas de la casa y con tan solo escucharlos hablando desde lejos podía sentirse bien, esa misma mañana habían ido al Zoológico de Londres después de desayunar y aunque había vivido en Londres toda su corta vida, esa era la segunda vez que lo visitaba.

La primera vez fue cuando tenía algo así como 7 u 8 años más o menos y había quedado totalmente encantada, y apenas era que había tenido la oportunidad de volver a ese lugar que le parecía tan mágico y ahora opinaba que había sido tan especial como la primera vez. Sus padres le tomaron miles de fotos con casi todos los animales que pudieron y aunque faltaba su hermano, aún así lo disfrutó bastante. 

Una vez frente al espejo, Jill tomó la cadena que le regalo su hermano antes de irse de casa y se la colocó, no pudiendo evitar la sonrisa que se formaba en su rostro solo al verse en el reflejo, la verdad es que le gustaba como se veía y gracias a dios no tenía problemas con eso, y eso tal vez era porque sus compañeros todavía no la habían molestado con respecto a su imagen. 

Una vez más su tren de pensamientos fue interrumpido cuando sus padres hicieron sonar el claxon para avisarle que ya se encontraban en el auto esperando por ella, así que sin más que hacer tomó su celular y corrió hacia el garaje. Tenía que recalcar que Zayn no había twitteado desde ese viernes y tenía que admitir que lo extrañaba, aún así el buen humor no iba a desaparecer tan rápido.

Jill entró al auto y sonrió al ver que era su madre la que estaba manejando esta vez, es decir, definitivamente ganó la apuesta que hicieron sus padres horas atrás. Siempre hacían apuestas cada vez que podían, era divertido porque podía sentir el cariño que se tenían con tan solo verlos jugar de esa manera. 

El día no estaba tan gris como ya se acostumbraba en Londres, estaba mas bien bastante soleado pero aún así estaba frío. Con tan solo ver ese clima Jill recordó Ibiza y como consecuencia también recordó a Zayn; no había sabido nada de el en los últimos días, solo que se encontraba en un resort descansando junto con Niall, Liam y Harry. Y por una parte estaba feliz de que estaba alejado de los molestos paparazzi, pero por otra parte no sabia nada de nada y eso la hacía sentir un poco perdida con respecto a él, aunque sabía que no tenía ni una razón por la cual hacerlo ya que no lo conocía en persona, aunque eso también le dolía. Ojalá poder conocerlo en persona, deseaba poder ser su amiga y no solo una persona más detrás de una cuenta fandom que lo amaba sin condiciones.

Y aunque le gustaba ser cuenta fandom, de verdad lo deseaba.

Su mamá la saco de sus pensamientos al apagar el auto y como consecuencia también la música, Jill detuvo la música que ahora solo sonaba desde su celular y a los segundos salió del auto. Estaba caminando al lado de sus padres mientras estos estaban callados y veían a los policías que los esperaban en la entrada, como todos los domingos. 

A su hermano por buen comportamiento le habían dado permiso de reunirse en un lugar que era mucho mejor que la simple sala de visitas con mesas en la cual se habían reunido los primeros 15 meses. Ahora era un lugar mucho mejor, algo así como un patio con unas 5 mesas de picnic, que también compartían con otros presos que igual se comportaban bien. Igualmente tenían vigilancia en todo momento, a lo cual todos se terminaban acostumbrando después de unas cuantas visitas.

Jill estuvo junto a sus padres en todo momento, desde que pasaron a hacer los trámites necesarios hasta que pasaron al patio, fue ahí cuando Jill encontró las fuerzas para poder separarse de ellos, sus padres comprendieron que fue porque a lo lejos pudo divisar a su hermano, ya sentado en una de las mesas y con esa sonrisa resplandeciente que siempre cargaba.