Forty-nine.

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A la mitad del camino Jill se había quedado dormida mientras yo todavía sostenía su mano y los dos escuchábamos música, la verdad la música era lo que la había hecho dormir al igual que el aire acondicionado que había colocado a la perfecta temperatura. Yo lo había hecho a propósito solamente porque quería que se durmiera y despertara cuando llegáramos al lugar. La verdad no íbamos a ir al bosque o lejos de Londres o algo así a tener un día de campo. Íbamos a ir a un lugar muy diferente que ella no se esperaría ni en un millón de años.

Pero si iba a ser un día de campo, solamente que un poco diferente a los que yo había ido, pero igual me alegraba mucho haberlo organizado aunque prácticamente me hubiera tomado casi toda la noche. Aunque no lo había organizado yo solo, Liam y Harry habían sido de mucha ayuda, y jamás se los iba a parar de agradecer en toda mi vida. Y estoy seguro que Jill tampoco.

Bien, íbamos a ir con James, el hermano de Jill.

Si, íbamos a ir a la carcel, y para poder hacer lo que íbamos a hacer en unos cuantos minutos tomaron miles de llamadas y miles de contactos que por suerte Harry y Liam tenían. Yo no conocía a casi nadie de la policía porque mi trabajo no tenía nada que ver con ellos o con nada de lo que ellos hacían. Pero por suerte Liam si, debido a los clubs, y la seguridad, y los permisos que tenía que sacar para poder tenerlos. Y Harry también, debido a que era un socialité y hasta había conocido a la reina, entonces el tenía unos cuantos contactos en la política y la policía del Reino Unido.

En fin, nos tomó toda la noche, bueno en realidad no completamente toda la noche pero si hasta las 2 am. Y temprano en la mañana tenía que firmar unos cuantos permisos y papeles de confidencialidad con los guardias en la misma carcel que estábamos a punto de llegar. Hasta mi publicista y manager estaban en eso. Ellos no podían creer lo que estaba haciendo, pensaban que me había metido en problemas cuando en la mañana les llame para que fueran a reunirse a la carcel porque yo estaba ahí, pero se lo que es extrañar a la familia y quería hacer lo que sea para que Jill lo pudiera ver y pasara un tiempo con el.

Faltaban unos 10 minutos para llegar, según el GPS, y estaba nervioso y al mismo tiempo ansioso mientras movía mis dedos al ritmo de la música encima del volante. No era por entrar a la carcel ni nada de eso, de hecho eso se sentía normal.

Pero mierda, era conocer al hermano mayor de Jill lo que me mataba de ansiedad. Sabía cómo era ser hermano mayor de alguien y como yo no quería que nadie se metiera con ninguna de mis hermanas, y seguro que él tenía que ser más sobre protector al saber que él estaba fuera del alcance de Jill o cualquiera que la conociera.

Pero como sea ahora faltaban 5 minutos para poder llegar, ya podía ver la carcel. Estaba un poco alejada de la ciudad pero tampoco tanto. Suspire apagando la música y buscando un puesto en el estacionamiento, no habían tantos autos y ese fue uno de los acuerdos que hizo mi publicista, suspendieron casi todas las visitas porque no podían saber que yo estaba ahí. Ni siquiera un pequeño rumor o chisme se podía filtrar en el internet o algo por el estilo, además de que sabrían quien es Jill, y si ella no le hablaba primero a sus padres de con quien estaba saliendo era mejor simplemente no decir quién era ella y mantenerla como "la chica misteriosa con quien Zayn estaba saliendo".

Aparque en un puesto cerca de la puerta y después sonreí mirándola, deslice mi mano por su mejilla y suspire:
-despierta amor, llegamos.

-¿qué?- preguntó Jill con los ojos todavía cerrados y acomodándose un poco en el asiento.

-llegamos- dije sonriendo- llegamos a nuestro día de campo, amor.

18 // zjm (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora