Parte 10

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En el momento que mis párpados se abrieron entre en pánico, todo a mi alrededor se encontraba en completa oscuridad. El piso era frió aunque mis manos estaban húmedas por el temor.

Toqué mis vaqueros tratando de encontrar algo con cual alumbrar mi entorno, palpe el suelo, demasiada coincidencia podría decirse pero mis manos tocaron una linterna.

Dentro de mi desesperación encendí el objeto.

Alumbre las paredes, estas caían en forma esférica uniéndose entre si en el punto mas alto del techo, o mejor dicho, de la cueva.

Tragando saliva me puse de pie, visualicé los dos caminos, tenía que salir de allí, y sin saber si estaba saliendo o adentrándome seguí el camino de la derecha, un acto que tal vez minutos después me arrepintiera.

Mis manos temblaron al pasar por una curva, doble en otra cuando unos chillidos invadieron el lugar, unas sombras se acercaron a mi, y un gritó salió de lo profundo de mi garganta.

Caí al piso soltando la linterna y cuando volví a recogerla observé lo que me había tocado, los cientos de murciélagos volaban lejos de mi. Alumbre mis brazos sucios observando unas rasgaduras.

Aspire profundamente volviendo a pararme.

Seguí mi marcha a paso lento y gruñí cuando la linterna comenzó a parpadear.

—Oh, vamos— susurre agitando el objeto—. Vamos...—volví a repetir agobiada por quedarme otra vez en la oscuridad.

Un parpadeo más, y la linterna se apago al doblar en otra curva. La oscuridad volvió a hacerse presente.

Quedé quieta en el centro del camino, mi respiración se volvió irregular mientras poco a poco un gran nudo apareció en mi garganta.

Oí unos pasos, pausados y controlados. El sonido retumbo en mis oídos, haciendo eco en lo mas profundo de mi mente.

Agite rápidamente la linterna.— Vamos,  por favor, funciona.

Los pasos se hacían cada vez mas cercanos, a medida que el sonido de mi cabeza aumentaba.

Dejé escapar un sollozo de mi garganta mientras mi piel se congelo.

—Por favor...— susurre removiendo y colocando las pilas.

Entonces oí las pisadas a mis espaldas, un suspiro húmedo en mi oreja, su respiración tranquila.

Agité nuevamente la linterna.

Y sorprendentemente esta prendió iluminando mi paso, no muy convencida giré mi cuerpo y alumbre, pero nadie se encontraba allí, al igual que los sonidos en mi mente, todo había acabado.

Un poco aliviada volví a girarme, alumbrando la pared vecina.

El grito desgarrador salió de mi garganta a medida que tiraba la linterna al suelo, pero esta no se apago, seguía alumbrando—ahora—con mas intensidad aquellas paredes.

Retrocedí de aquel cuerpo sin vida adherido a la pared. 

Mi cuerpo chocó con algo, no tan firme como las paredes. Me puse de pie, visualizando y otro gritó salió de mi garganta, otro cuerpo encontraba en la pared, una sonrisa se esparcía en sus labios, y sus ojos estaban completamente abiertos.

Ambos cuerpos sin vida.

Aterrada retrocedí hacía atrás, y cuando estaba en el centro choqué con algo más. No quería girar pero mis acciones actuaron por si solas.

Allí en el centro, el cuerpo de la mujer colgaba de la soga, sin vida, su tez de piel morada, sin oxigeno en su organismo, y su vestido blanco ahora caía cubierto de sangre.

Grité nuevamente, una y otra vez hasta que mi garganta se seco.

Mi vista fue a parar al cuerpo adherido en la pared a mi derecha, mi padre, Peter se encontraba sin vida allí, una sonrisa se esparcía en su rostro, y sus ojos, estos no estaban, dejando a simple vista la carne que había detrás. Caí al suelo retrocediendo, y su cuello se giro en mi dirección.

Observé el cuerpo de Brad en la otra pared, su cabeza estaba inclinada hacia la derecha, esta estaba unida por una simple hilera de piel a su cuerpo, el chico descollado sin moverse me observaba de su lugar con una sonrisa y sus grandes ojos apunto de salir de su órbita.

Mi estomago se revolvió. El cuerpo de mi madre se encontraba en el centro y comenzó a girar, causando que su vestido volara con sus movimientos.

Contuve mi respiración dejando que los sollozos se escaparan de mi garganta, la linterna ahora alumbraba toda la siniestra escena.

Intenté correr pero al levantarme choqué con dos cuerpos, estaba rodeada.

El señor y la señora Scott estaban sentados en el frió suelo, como si de dos personas de porcelana se tratasen y el olor a carne en descomposición lleno mi organismo, sus extremidades no se encontraban en su cuerpo.

Respiré con dificultad y lloré con intensidad.

Los gritos volvieron a colarse en mis oídos. Al igual que el ruido nuevamente apareció en mi mente.

Escapé. 

Comencé a correr, pasando entremedio de mi madre, ahora oía su risa en mis oídos mezclada con la de la niña.

Corrí en la oscuridad apartándome de la escena, tomé mi cabeza con ambas manos pero el ruido no disminuía, con cada paso que daba aumentaba su intensidad.

Caí en el suelo respirando con dificultad, gatee hasta que llegué a la pared cercana, me envolví en mis brazos susurrando que ya acabara.

Sentí unas pequeñas convulsiones, y como mi cuerpo poco a poco iba fallando, percibí que era el final pero en el momento que mis pulmones iban a dejar de funcionar todo se calmo.

Sentí mis párpados pesar.

Con mis ojos entrecerrados observé dos sombras alumbradas por una vela venir desde lo profundo de la cueva.

En menos de lo que pensaba esos cuerpos estaban frente a mi.

Observé a él.

Visualicé a la niña agachándose a mi altura, su mano fría toco mi mejilla y luego colocó un mechón detrás de mi oreja.

Ha sido suficiente— escuché su voz lejana.

"No lo creo, el juego recién comienza"

Sh...Es un secreto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora