EPILOGO

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Camino sujetando mi ropa blanca hacia los pasillos cuando la alarma suena, aquí no te dejan estar después de las siete despierto, y solamente tenemos media hora para tomar aire fresco, dejando únicamente tres horas fuera de la habitación en donde nos encierran por el resto del día y toda la noche.

Una habitación apartada y completamente sola.

Aquí te obligan a tomar pastillas cuando te levantas y acuestas, he intentado escapar pero siempre ha sido inútil, a decir verdad, a todas las batas blancas les encanta encerrarte en el apartado, me han mandado a ese lugar mas de una vez, dejándome sin comer por días, con un traje con el cual no tengo movilidad, escucho las risas de ellos pero no puedo hacer nada, y simplemente nos reímos juntos.

Mas de una vez los he vuelto a escuchar, pero jamas volví a observarlos, los medicamentos son para ello, para no volver a ver o interactuar con algo o alguien que no pertenezca a este mundo.

Pero aquel día a la nueva enfermera se le había olvidado dármelos.

Aquella tarde, con la mirada baja y arrastrando los pies me dispuse a caminara mi habitación. Siempre era la misma rutina, de mi habitación a la cocina, de la cocina al patio, y del patio a la habitación, sin visitas. Aquí nadie viene a visitarte, y una vez que te encierran en este lugar ya eres otra persona para la sociedad.

Una persona loca, desquiciada... una persona con esquizofrenia.

Una vez que había llegado al final del pasillo, levante apenas la cabeza, viendo como todos los demás se dirigían a sus respectivos cuartos, algunos ignorando mi presencia como casi todos optábamos por hacer, fingir que nada pasaba, pero una poca cantidad se negaba a hacerlo y simplemente te observaban sin apartar la mirada de tu anatomía, y nadie podía hacer nada, porque aquí nadie sabía diferenciar que estaba bien... y que estaba mal.

Observe una sombra, pero la ignore, volviendo a caminar hasta llegar a la puerta reforzada con metal.

Apenas había entrado al lugar cuando la puerta se cerro de inmediato, suspire y a paso lento me dirigí hacia mi cama, la cual se encontraba en la esquina del lugar, y una vez que estuve en ella me recosté.

Pero nada era lo mismo... no se sentía como siempre.

Y fue allí cuando lo sentí.

Primero una presencia.

Luego el aliento húmedo.

Y por ultimo un susurro.

Te sacare de aquí, Lara...

Me tenso a escuchar esa voz, pero niego a procesar, y haciendo caso omiso tapo mis orejas con ambas manos. Siento como su brazo toma mi hombro, unas risas y luego su susurro otras vez.

¿Trato?

Sin poder apartar sus voces de mi mente, me senté en la cama, aquella figura con pasamontañas y la niña, ellos volvían a estar frente a mi, ellos ya no estaban solamente en mi mente.

—No quiero su ayuda, no la quiero.

El hombre de pasamontañas simplemente me observa, y su sonrisa desaparece, dejando así un semblante completamente serio.

¿Volviendo a desobedecer?

Llevo ambos de mis piernas flexionadas hacia mi pecho, tratando de hacerme pequeña en la esquina de la cama.

La niña me observa con una sonrisa, su vestido blanco esta bañado en sangre, y lentamente se acerca gateando hacia mi.

A él no le gusta que lo desobedezcan.

Clama abrazándome.

—¡Suéltame!

A él no le gusta que alguien sepa de su existencia.

Susurra en mi oído.

—¡Cállate! ¡ustedes no son reales!

Él no quiere que reveles nuestro secreto.

Recita y una risa se escapa de sus labios.

—Déjeme...en paz.

Pero ellos ya estaban frente a mi, y ahora era para quedarse, y lo sabía perfectamente.

Puede volver a ser nuestro secreto...—susurra él.

—Yo no quiero, no quiero volver a verlos—balbuceo agotada.

Él alza las cejas detrás del pasamontañas.

Entonces... bienvenida al infierno, pequeñamurmura en mi oído.

Y ya es tarde, el espantoso dolor de cabeza, y luego los gritos salen de mi garganta.

Los paramedicos entraron, intente resistirme pero rápidamente las agujas fueron inyectadas en mis venas, pero las risas permanecieron allí junto a sus voces.

Había entrado al infierno... y una vez que entras a el jamas puedes salir.





Sh...Es un secreto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora