Parte 3

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Cuando despierto me percato que estoy acostada entre las hierbas y hojas del bosque, por un momento los recuerdos de la noche anterior se borran de mi cabeza, pero casi al instante las diferentes situaciones que ocurrieron inundan mi mente y me estremezco.

Miro a ambos costados pero no hay señales de él, suspiro y me levantó del incómodo suelo, apretó mi ropa para taparme lo suficiente, ya que se encuentra totalmente arruinada. A paso lento camino hacía mi casa, sin darme cuenta algunas lágrimas salen de mis ojos recordando la noche.

Tragó saliva cuando giro el picaporte de la puerta y entró cerrando la misma a mis espaldas.

Camino hacía el living y mi atención es llamada al visualizar a mi madre en la misma posición que Peter la había dejado ayer, en el piso, pero ahora había dejado de balancearse y solo estaba acurrucada de posición fetal. 

Me acerqué hacía ella.

— Mamá...—susurre sacudiéndola suavemente y ella al instante despertó, sentándose y con ayuda de sus manos se separó rápidamente de mi—. Mamá, soy yo...Lara, no te alejes por favor...—agregue, me acerqué a ella, pero está solamente tapó sus oídos y comenzó a susurrar un Lalala.

Resople y dando media vuelta camine hacía todas las habitaciones, pero en ninguna encontré rastro de mi padre, sin darme cuanta estaba conteniendo el aliento y solté el aire acumulado en mis pulmones.

Fui hacía mi habitación tomando unas prendas y corrí hacía el baño, me duché lo mas lento que podía y no me importó que el agua estuviera completamente helada. Quería intentar borrar la suciedad de la noche pasada, las marcas de sus manos de su mi cuerpo. Ya sin darme cuanta estaba llorando, las lágrimas se perdían con las gotas de agua, me sentía realmente fatal.

Cuando ya estaba vestida tomé mi chamarra, salí de mi habitación y baje las escaleras de rápidamente, sin ver en la dirección a mi madre seguí caminando y salí de la casa. Tomé la bicicleta y partí hacía pueblo.

Entré el largo trayecto pensé unas mil y una manera de decirle a él la visita de mis amigos el viernes en la noche. 

Cuando por fin había llegado al pueblo dejé mi bicicleta a uno de los costados de la tienda y entre a ella. Debía de comprar lapices y alguna libreta.

—¡Lara! ¡Hace cuanto no te veo por aquí!—medio gritó la anciana. Me acerqué a ella y bese su mejilla sobre la mesada que nos separaba.

—Hola Martha, voy a llevar un lápiz 2B y una libreta— clame.

Ella asintió y me dio la espalda buscando pacientemente lo que había pedido.

Despistadamente visualicé la gran cartelera con periódicos sujetados por alfileres. Allí se encontraba la historia del pueblo, según Martha, la anciana tenia una extraña colección de periódicos.

Los vi detenidamente, 'La reina del pueblo', 'Un hombre encuentra una gallina con huevos de oro', 'Marcha de la bandera'  y diferentes historias más, pero un trozo de periódico llamó por completo mi atención, este estaba en mal estado y era solo la cuarta parte de una página, apenas podía visualizarse.

Entrecerré mis ojos y leí '1998 Psicópata suelto en el bos-' sentía curiosidad por leer lo próximo pero solo llegaba a decir eso, maldije porque Martha no téngase la hoja de periódico entera y cuando me acerqué a leer me sobresalte al escuchar la voz de la anciana.

—Lápiz 2B y una libreta, dulzura—me quedé desorientada pero igualmente caminé hacia ella y tomé ambas cosas.

—Emh— clame e hice una pausa—. Martha por casualidad...tu...

—¿Si, querida?—preguntó frunciendo el ceño.

—Quería saber si... —trague saliva y humedecí mis labios, su mirada esperaba paciente una contestación, pero negué casi de inmediato—.  ¿Sabes qué? olvídalo, no es nada—le sonreí y ella devolvió el gesto.

Sin más salí de la tienda, luego de pagar.

Dejé de darle importancia a ese trozo de de papel. Monté nuevamente la bicicleta y fui hacía el parque principal, era el único lugar relajante del pueblo, una vez que llegué me senté debajo de un gran árbol frente a la laguna donde nadaban unos cuantos patos.

Entrelace mis piernas, abrí la libreta y con el lápiz comencé hacer pequeños trazos. Hacía mucho que no dibujaba, desde la vez que Peter había roto mi cuaderno frente a mis ojos.

Sin darme cuenta aquellos trazos formaron un bosque con largos arboles y una mancha entre medio de ellos.

Tendría que ir al fondo de este misterio, lo que me hacía recordar el viernes. Tendría que enfrentarlo.












Sh...Es un secreto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora