XIV

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-Se lo prometo, señora Sweet- exclamo Thomas con una sonrisa-. Estaremos bien, si quiere puedo mostrarle mi licencia de conducir...

Mi madre asintió.- Sería una buena idea- intente interrumpir pero ella rápidamente rió-. Solo estoy bromeado.

Rodé los ojos mientras ella reía, me sume a su risa, para luego acercarme cuando extendió sus brazos, y rodearla con los míos.

-No te preocupes, mamá- murmure-. El es un buen chico- susurre en su oído.

-Lo se cariño- dijo a medida que se separaba y daba un último beso, pero ahora en mi frente-. Vale, Thomas- musito mientras miraba al rubio-. Espero que se diviertan.

Thomas asintió y se acerco a mi, como ya era de costumbre y algo típico suyo, hizo una reverencia y flexiono su brazo ante mi, negué divertida tomándolo.

Luego de despedirme una vez mas de mi madre, ambos caminamos hacía la salida.

-¿Entonces al parque?-cuestiono el rubio a mediada que encendía el coche.

-Tu eres el conductor- dije encogiéndome de hombros-. Supongo que deberías saber.

El rió.- Ese sarcasmo no me gusta para nada, señorita Sweet. Pero si, iremos al parque, he traído el balón para que juguemos juntos.

Fruncí el ceño mientras me colocaba el cinturón.- ¿Que?

-Si- asintió con gracia-. Jugaras al fútbol americano.

Carcajee mientras sujetaba mi estomago.- Soñar no cuesta nada, Thom.

-Ya he tenido algunos sueños y se han cumplido.

Pase mi vista a el, y arquee una ceja.- ¿A si? ¿ahora eres vidente?

El rubio se encogió de hombros mientras doblaba en una curva.

-No- murmuro-. Pero mas de una vez había soñado en volver a salir contigo al parque, y mira a donde estamos yendo ahora.

-A que me golpees con el balón.

Thomas rió y pude apostar que su risa era la mas linda que había podido escuchar.

-No te golpeare- dijo negando-. Si lo hago te doy permiso para que me arañes.

Asentí, convencida que tal vez lo podía hacer a propósito, pero luego de unos segundos caí en la cuenta, al observar mis manos.

-¡Hey!- chille entre risas-. ¿Te estás burlando por que no tengo uñas, eh?

El continuo riendo, y si hubiera sido por mi misma lo podría haber escuchado todo lo que restaba del día.

Mas tarde Thomas encendió el coche y fue allí, cuando escuche la voz de Adam que recordé el CD envuelto a papel de regalo.

Tome mi bolso, colocandolo en mi falda, no fue para nada difícil encontrarlo, ya que literalmente tenía dinero y el CD dentro.

-Thomas- clame-. Te he comprado un regalo- dije mientras una sonrisa se colaba en mi semblante.

El chico frunció el ceño, y en cuanto vio el disco forrado, chillo y giro el volante, grite ante la sorpresa y segundos después estábamos estacionados en la acera. Quede con mis ojos exageradamente abiertos y la respiración entrecortada, en cuanto menos quise darme cuanta, el rubio había arrebatado el obsequio de mis manos y ahora estaba rasgando el papel.

-¿Estás loco?- exclame en lo alto haciendo señales con mis brazos.

-Loco por ti- respondió mientras guiñaba para luego sonreír y volver su atención al regalo-. ¡Oh por Dios! ¿me has comprado el CD de Maroon 5? ¡Ay, eres la mejor amiga de todos los tiempos!, lo escuchare día y noche día y noche, día y no-

Sh...Es un secreto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora