Parte 11

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El entorno era mas que familiar, el mismo me lo sabia de memoria, las paredes rusticas de color blanco, todo era igual, excepto por el detalle de que ahora mi cama había sido remplazada por una cuna de madera. Estaba en mi habitación, en mi vieja habitación de New York.

Entornando los ojos, acostumbrándome al entorno parpadee unas veces, haciendo que la poca luz me dejara observar el lugar, fue allí que la luz se encendió, esta era de una mala calidad, y estaba justo encima de la cuna.

Todo se veía tan tétrico y subnormal que mi piel se erizo por completo.

El viento hizo que mi pelo volara al compás, sujete mis brazos tomando valentía y me levante del suelo. La ventana estaba abierta, causando que la cortina se moviera en un constante vaivén.

Un grito hizo que girara la cabeza hacia la cuna, un chillido molesto, el de un bebe. Observe el reloj de pared y este marcaban las tres en punto de la madrugada.

Fruncí el ceño y comencé a caminar hacia la cuna lentamente, controlando mi respiración.

Me acerque a la baranda observando a las pequeñas criaturas en la cuna, abriendo sus bocas para que sus gritos se escucharan con mas intensidad y me dejaran ver las faltas de dientes.

Las dos tenían un gran parecido a mi.

Me concentre observándolas, y fue ahí cuando un ruido me saco por completo de mis pensamientos.

Visualice un bulto a través de la cortina, logrando que el viento que antes sofocaba parara. Su silueta fue vista una vez que las cortinas se apartaran. Allí lo vi, lo vi a él parado, caminando a mi dirección.

Trague saliva junto con el nudo que se había formado en mi garganta. Pero no podía correr, ni apartarme de allí. Mis pies estaban de alguna forma adheridos al suelo.

Apreté mis labios una vez que estaba a unos pasos de mi, pero su vista no estaba fija en mi figura y fue eso lo que llamo mi atención.

Ignorándome por completo se acerco a las bebés.

«Sh pequeña, sh...»

Le había susurrado a ellas mientras su mano pasaba por el contorno de la mejilla de una.

Las bebés sollozaron por unos cuantos segundos pero sus llantos fueron cesando a medida que las caricias de él seguían. Pero solo una logro callar, aunque a él no le importaba, su mirada estaba centrada solamente en una única bebé.

Me sorprendí cuando el gesto de esa bebé cambio a uno con miedo y espanto a otro pacifico y tranquilo.

Mis ojos fueron a parar ahora en la figura de él, su rostro remarcaba una perfecta sonrisa de admiración. La bebé balbuceo unas palabras moviendo sus manitos mientras una risa torpe escapo de sus labios.

Él bajo sus manos hasta sujetar a la pequeña en sus brazos y esta sonrió en satisfacción.

Mi cuerpo genero un vuelco de felicidad, confusión y miedo a medida que él hamacaba a la bebé.

Pero la otra seguía en la cuna, llorando descontroladamente.

Pero así como la escena halagadora había aparecido tan rápido frente a mis ojos, así de rápido también se desvaneció, haciendo que la bebé y él se convirtieran en partículas invisibles mezclándose con el aire.

Rápidamente mi vista fue a parar dentro de la cuna donde la bebé ahora estaba en paz.

Y la luz estallo, mis pies volvieron a moverse y corrí hacia la puerta, grandiosamente esta si se encontraba en su lugar, pero estaba cerrada.

Los sonidos sofocantes volvieron a mi mente causando que un sollozo escapara de mis labios. Dentro de la desesperación sentí una respiración a la altura de mi oreja.

«Todo esto comenzó antes que pudieras recordar» 

Y tenia razón, todo había comenzado mucho antes.

La puerta se abrió y os ruidos desaparecieron, cerré bruscamente recostándome, calmando mi pulso.

Abrí mis ojos encontrándome así con otra escena.

Una pequeña niña de unos cinco años estaba sentada en una mesa coloreando con una sonrisa en su rostro. La misma niña.

Era yo.

La habitación estaba en un completo silencio, solo se oía el sonido sordo del grafito chocar contra el papel. Y en aquel silencio la puerta se abrió bruscamente.

Peter entro por ella con una botella de cerveza en sus manos, abrí mis ojos con terror queriendo correr hacia la pequeña y salvarla de lo que pasaría a continuación pero mis pies no reaccionaron, igual como en la escena anterior, se encontraban adheridos al suelo.

—¡Todo es tu culpa!—grito entre sollozos tambaleándose por la habitación.   

En el momento que la pequeña intento correr y Peter la acorralo tape mis ojos, todo se volvió negro unos segundos y los ruidos que habían comenzado en mi mente desaparecieron una vez mas.

Destapa mis párpados, todo estaba oscuro, solo una lampara alumbraba un cuerpo tembloroso en la esquina de la habitación, los sollozos se captaron desde donde yo me encontraba. Observe como la mesita de madera de la escena anterior se encontraba destrozada al igual que todos sus dibujos y lapices de colores.

Trague saliva y me acerque a ella, en lo profundo de mi mente recordaba el momento, recordaba lo sola que había estado toda la noche llorando, recordaba cuantas lágrimas había desperdiciado, los recuerdos volvieron a mi mente y temblé. 

Los recuerdos de la primera vez que todo comenzó.

El mismo frió llego a mi organismo y que me abrace a mi misma. La ya muy reconocida figura apareció por la ventana. El cuerpo de él dio dos pasos hacia dentro de la habitación visualizando a la pequeña en el piso luchando para no ahogarse con sus lágrimas.

Camino a paso lento a ella, Lara subió su rostro y lo observo. Su pómulo estaba hinchado y la sangre seca de su nariz y labio estaban adheridos a su cara. 

La niña hipo y él chasco la lengua arrodillándose ante ella y la pequeña se abalanzó sobre su pecho sollozando.

El siempre había estado allí.

El cuarto se ilumino en el lugar que aquellas figuras estaban abrazadas.

Pero la imagen se iba haciendo borrosa y lejana a mi alcance, y yo aun me encontraba en la oscuridad, trate de correr antes que las tinieblas formaran parte de todo mi entorno.

Pero fue demasiado tarde, alguien sujeto mi cintura haciendo que mi cuerpo desapareciera en la plena oscuridad.











Sh...Es un secreto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora