III (Parte 2)

23.5K 2.2K 293
                                    

La quede observando unos instantes, mientras ella seguía anotando en su libreta, su mano se movía con agilidad, y pude jurar que solo estaba escribiendo garabatos, ¿lo estaría haciendo?, unos minutos mas tarde su vista volvió a posicionarse en mi, y mi respiración se acorto por unos segundos.

—Bien, Lara—musito entrelazando sus manos sobre la mesa—. Me gustaría que te sentarás en el sofá detrás, será mas cómodo para ti— finalizo apuntando con su mano a mi costado.

Fruncí el ceño, y lleve mi vista detrás, confundida por no haber visto el gran sofá en una de las esquinas, quise protestar, yo no necesitaba un sillón, ni mucho menos necesitaba esa consulta.

Pero lo que si necesitaba eran respuestas.

Me puse de pie, caminando lentamente al sofá en donde me senté insegura cuando mis piernas temblaron al contacto con el suelo y sin el soporte de mi madre, había estado tan aferrada a ella que su ausencia me afectaba.

—Recuéstate—pidió haciendo una seña—. Puedo asegurarte que es mucho mas cómodo así.

Asentí apretando mis labios y recostándome lentamente, ella tenía razón, el respaldo era muy cómodo, pero que fuera así no me traía seguridad.

Satisfecha porque estaba en la posición que quería, arrastro una silla hasta quedar a un metro de mi, a mis pies.

—Comencemos con lo básico—dijo y aparte mi vista de ella cuando sus ojos hicieron contacto con los míos—. ¿Recuerdas tu edad? ¿tu segundo nombre? ¿la fecha de tu cumpleaños?

Trague saliva, entreabrí mis labios pero ninguna palabra salió de ellos, y ella me miraba impaciente buscando respuestas.

Tenía miedo de hablar y equivocarme, temía que ella descubriera mis errores o mis mas profundos miedos al hablar. Quería respuestas, pero esas respuestas conllevaban a que venciera mis temores y me aliara a ella. Pero el terror se apoderaba velozmente de mi dejándome sin habla.

—Vamos, Lara— animo, una pequeña sonrisa se coló en sus labios—. Has sufrido muchos daños luego de estos dos años, y no hay justificación razonable para oprimirte, pero debes progresar, tu madre puede ayudarte en el proceso, pero hay que comenzar de cero, ¿vale?, solo son simples preguntas— bramo y suspire profundamente—. Vamos, te estoy esperando.

Cerré mis ojos por unos momentos y luego fije mi mirada hacía el techo, concentrándome en las los tablones de madera mientras acariciaba mis manos. Debía concertarme, ella tenía razón y debía comenzar otra vez, no podía caer nuevamente en el mismo juego, tenía que avanzar.

Desplegué mis labios y deje de lado el temor. 

—Tengo diecisiete años...—susurre, sintiendo como mi voz salía áspera—. Mi segundo nombre es Elizabeth—clame, y luego volví a tragar saliva—. Mi cumpleaños es... el diecisiete de octubre.

Por un lado estaba feliz, quería gritar y saltar por estar enfrentando a mis temores, pero mi tartamudeo y los temblores que sufrían mi cuerpo no me dejaron concentrar en mis logros.

—Justo en cinco días—pronuncio Lauren sin dejar de anotar en su libreta.

—Justo en cinco días— repetí, sin tener siquiera noción del tiempo.

Asintió un par de veces, su mirada se cruzo con la mía pero no pregunto nada, simplemente anotaba y anotaba. Duro unos minutos así hasta que cerró la libreta, se cruzó de piernas y coloco sus manos encima de sus muslos.

Elevo una ceja, se veía demasiado elegante con el cabello perfectamente liso.

—¿Quieres hablar de algo más, el día de hoy?—cuestiono—. ¿Algo que te incomode? ¿que quieras compartirlo conmigo y busquemos unas solución?

La pregunta vino a mi tan rápido como termino de hablar, ya no tenía miedo de pronunciar las palabras, claro, si eso consistía en que me diera las respuestas que necesitaba. Solo tenía que pronunciar que era lo que me molestaba y juntas encontraríamos una solución.

Por un momento deje de temer, y controle mis temblores.

—¿Que ocurrió conmigo?— pregunte y ella frunció el ceño—. Digo... ¿por que caí en coma?—cuestione y  suspiro—. Tenía quince cuando paso eso, ¿no? ¿Que sucedió? ¿por que dos años? ¿que fue lo que desato mi estado?

Calma, necesitaba guardar la calma para que ella no se arelara. Pero era imposible controlar a mis temblores, quería respuestas urgentes, las necesitaba, y esas preguntas salieron en suplicas. Y a nadie le gusta responder suplicas.

—Lara— exclamo, sentí como mi pecho se expandía velozmente a causa del pánico—. Cariño, no puedo responderte, estoy al tanto de todo tu expediente pero también tengo que seguir las ordenes de doctores y tu familia. Ha sido duro, y ellos desearían esperar.

Mi cabeza dolía, tuve que controlar mis caladas y cerrar los ojos por unos instantes, deje caer todo mi cuerpo sobre el respaldo del sillón, suspire varias veces, la intriga ardía por enterarme, abrí mis párpados y la observe con impaciencia.

—Pero mis padres no están aquí ahora— dije y me senté—. Puedes decirmelo, tampoco hay médicos que te lo impidan, puede quedar entre nosotras dos, pero por favor, debes decirle lo que sucede, o juro que mi cabeza estallara—brame cinchando levemente mi cuero cabelludo.

Lauren suspiro, se puso de pie dejando la libreta sobre la silla y camino hacía mi, me quede estática observándola, pero ella no hablo mientras se sentaba en el sillón a mi lado.

—No puedo romper las reglas, Lara—susurro acariciando mi mano—. Hay reglas que tenemos que seguir, ¿cierto?—cuestiono y asentí—. ¿Tu no romperías las reglas, verdad Lara?

Mi cuerpo tembló y mi garganta se seco, ella alzo una ceja esperando una respuesta y con pánico negué muchas veces y luego sonrió.

—Muy bien, cariño— dijo pasando su mano hacia la mía y la acarició—. Pero hay algo mas que te tiene preocupada, ¿no es así?, algo que tal vez yo pueda ayudarte.

Junte mis labios, mis dientes apretaron mi inferior y comencé a sentir el sabor metálico de la sangre, su ceja aún estaba alzada, ella seguía esperando una respuesta, y yo sabía exactamente lo que me preocupaba.

—Ha sido tan raro...—pronuncie y ella asintió—. Se ha sentido tan verdadero...

—¿Verdadero?— cuestiono—. ¿De que hablas, Lara?

—Ellos...—sisee—. Podía tocarlos... abrazarlos... los podía sentir... eran tan... tan...

Ella suspiro.— ¿Real?— cuestiono y inmediatamente mi vista choco con la de ella, y asentí—. ¿Que se ha sentido real?

Entreabrí mis labios, para contarle mis recuerdos, quería que alguien interviniera y me ayudara, desahogarme, liberar la tensión que se escondía en cada rincón de mi cuerpo, pero tres golpes hicieron que me sobresaltara.

Pase mi vista hacía la puerta, mi madre se encontraba allí con una media sonrisa recostada en el marco observándonos.

—Bien— espeto Lauren—. Creo que terminamos por hoy— apartó su palma, y su tacto al desaparecer logro que mi piel se erizara, camino hacía mi madre y le sonrió—. Hemos tenido un gran avance el día de hoy, si te doy un consejo Madeline, no la agobies mucho, deja que vuelva a empezar de una forma libre.

—Pero ella necesita ayuda— protesto mi madre.

Lauren sonrió, pude captar su perfecta dentadura, paso la mirada a mi por unos segundos, donde ya me encontraba de pie y caminando hacía mi madre.

—Ella no necesita tanta ayuda como crees— pronuncio y suspiro, quise intervenir pero hablo rápidamente—. Terminamos por la consulta de hoy— dijo y mi madre asintió—. Te espero el viernes que viene— bramo y asentí—. Por cierto, Lara— siseo y lleve mi vista nuevamente a ella—. Que tengas un feliz cumpleaños, linda.

Intente hablar pero mi madre ya estaba jalandome hacía la salida.




Sh...Es un secreto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora