XIX (Parte 1)

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—¿En verdad estás bien?, te noto un tanto nerviosa.

Giré mi cuerpo, encontrándome con la figura de mi padre en el marco de la puerta, vacile pero finalmente negué, acto que no lo convenció, logrando que se aproximara a mi, y se sentara a un lado de la cama.

—Estoy bien, solo con un poco de nostalgia, supongo— musite encogiéndome de hombros—; por volver a un lugar que no visito desde que era pequeña, creo.

Aunque no lo sentía de esa misma manera, según Alice había anunciado, hacía años que no visitábamos el lugar del campamento, pero yo lo sentía presente e intacto en mis recuerdos, gracias a la pesadilla.

Pesadilla.

—Oh, no te sientas así— exclamo el mayor acariciando mi mano, que descansaba encima de la colcha—. Te traerá lindos recuerdos.

Asentí, aunque no estaba convencida de ello, sin duda los únicos recuerdos que
tendría, no tenían nada que ver con los de mi infancia.

—Vale— brame en voz alta, asentí un par de veces y vire mi cabeza hacía el—. Será mejor que marchamos ahora, sino se nos hará tarde y mamá se molestara con nosotros— una media sonrisa invadió mi rostro para tranquilizarlo y también asintió.

—Muy bien, cariño— se puso de pie, y fue allí en donde pude observar el pequeño cuaderno que llevaba bajo su brazo.

—¿Qué llevas ahí?— cuestione, mi ceja se arqueo levemente sin apartar la mirada de dicho objeto.

Se noto un tanto confundido por mi pregunta, pero al llevar la mirada en donde mis ojos permanecían clavados, asintió.

—Es un diario de campo— a su exclamación lo siguió un encogimiento de hombros, restando importancia al cometido.

—¿Puedo verlo?

Note como su cuerpo se tensaba ligeramente, su boca se entreabrió pero nada salió de ella en el primer intento, vacilo pero termino asintiendo de todas formas. Me puse de pie y camine hacía el, tome el cuaderno en mis manos, pero sus facciones no estaban tranquilas, intente abrirlo con curiosidad, pero unos leves golpes en la puerta hicieron que me sobresaltara y el cuaderno cayera al piso.

—Oh, lo siento, no quise espantarlos— mi madre se encontraba en el marco de la puerta, con una mochila en sus manos—. Cariño, lo lamento— volvió a repetir llevando la mirada a mi.

Negué apresuradamente mientras me agachaba y recogía el cuaderno, eleve mi mirada al mayor, y luego una vez mas a la tapa del diario, suspire y se lo devolví.

—Tal vez en otra oportunidad— clame y el asintió.

—Cuando quieras, Lara— respondió de inmediato.

Volví a observar a la mayor, quien se acercaba a nosotros a un paso lento, con miedo a que pudiera echarla de la habitación. Me sonrió y le devolví el gesto, aunque se pareció mas a una mueca. Una vez frente a mi acarició mi mejilla, y noté su tacto frió.

—¿Ya se van?

Mi padre asintió mientras se dirigía a la salida.— En unos momentos, ¿Alice y Brad venían ahora?

—Les he pasado la dirección, deben estar por llegar— murmure y el asintió.

—Tráete abrigo, puede refrescar en la noche— asentí, el me sonrió y luego desapareció por el pasillo.

Me gire caminando hacía el closet, buscando una campera, podía sentir los ojos de mi madre clavados en mi espalda, pero no me detuve hasta que encontré la prenda y la ate en mi cintura. Me encamine una vez mas a la mayor, extendiendo mi brazo cuando me paso la mochila.

Sh...Es un secreto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora