Parte 20 (2)

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Negué, lo hice bruscamente balanceando mi cabeza reiteradas veces. Tape mi boca con ambas manos y solloce en lo alto.

—¿Por qué tan callada, Lara?

Negué nuevamente apartando las lágrimas, pero estas, aunque trataba de controlarlas, las gotas saladas seguían cayendo de mis ojos.

—No... no es cierto— susurre negando una y otra vez.

El sonrió con gracia, cruzando sus brazos, a unos metros de mi.

—¿Es que no lo recuerdas? Cosas así no se olvidan, Lara—murmuro.

—¡Es mentira! ¡estas tratando de engañarme y no caeré en tu trampa!—espete a medida que me ponía de pie.

Aparte mi cabello subiendo la mirada, pero al ver nuevamente ellos ya no se encontraban frente a mi, respire con anormalidad, tratando de encontrarlos pero no se veía señal alguna.

Tome la hoja, era lo único que había quedado en su lugar, haciendo que mi vista se iría nuevamente hacia la parte resaltada, la que señalaba la enfermedad.

Comencé a parpadear negando, tratando de abrir mis ojos y desaparecer de la realidad, y que esta de alguna manera cambiará, porque quería que fuera real, solloce y a continuación grite negando, logrando que esto conllevará a romper la hoja en mil pedazos.

Pero aquello último no servía de mucho, la realidad, ahora seguía frente a mis ojos, y aquello dolía, aunque no quería vivirla.

Toda mi vida engañada.

—Deberías cerrar los ojos...—murmuro él en mi oído.

Me aparte de inmediato girando bruscamente, observándolo con miedo y fastidio, él estaba en mi mente, todo estaba en mi mente, estaba furiosa conmigo misma.

—¡No! ¡ya basta! ¡estoy agotada de esto! ¡yo no estoy loca, y el único que lo esta aquí eres tu!

El sonrió y negó, acercándose a mi, pero fui mas rápida retrocediendo hasta impactar con la pared mas cercana, aunque ya era demasiado tarde, ya se encontraba impidiendo que me moviera, rodeando con cada uno de sus brazos a los costados de mi cabeza.

—Ese es el primer síntoma, Lara. La negación.

Apreté mis labios controlando mis caladas, pero estas eran imposibles haciendo que mi pecho doliera, negué nuevamente a creerlo.

—Es mentira... estas mintiendo...—musite entre lagrimas.

—Todo esta en tu mente, pequeña. Y yo no soy real, tu locura a llegado al extremo de traer a mi ángel, pero mi ángel no te va a ayudar.

—¡No es cierto! ¡no lo es! ¡eres real y mataste a demasiadas personas! ¿es eso, verdad?. No quieres ir a la cárcel y estas manipulándome, si, es eso, ¡lo es!—exclame frente a su rostro asintiendo.

—¿Que tan segura estas de aquello?

Fruncí el ceño entremedio de la conclusión y enojo.

—Queda muy poco tiempo para que lleguen...

—¿Para que lleguen?

—Jamas podrás salir de allí, ellos jamas dejaran que te vayas...—cantó acercándose a mi oído.

Me estremecí ante su húmedo aliento en mi oreja, causando que me separara al instante.

—¿Llevarme? ¡estas loco! ¡TU ERES EL LOCO! ¡Irás a la cárcel!— grite eufórica.

Aquella excusa era la única que en el momento se me había ocurrido, la única que podía engañar a mi mente que podía ser real, y el simplemente estaba fingiendo para su bienestar.

—Sh...no grites... ellos pueden oírte.

—Oh por dios... ¡Eres un maldito psicópata y me estas engañando!

—¡Silencio!—grito pero no me sobresalte, y no aparte un segundo la mirada sobre la suya—. ¿Aún te parece divertido? el secreto era entre nosotros dos, Lara. Que lástima que no hubieras podido cerrar tu boca.

Me quede en mi lugar sin moverme, tratando de intimidarlo, pero era imposible, en cambio su mirada fría y calculadora sobre la mía hizo que fuera yo quien se sintiera de ese modo, baje mi rostro visualizando el suelo, pidiendo con un último aliento que todo se terminara y que alguien me ayudara.

—Tienes dos opciones— exclamo él—. Levanta la mirada—murmuro, pero negué con la cabeza aún gacha, escuche como suspiraba en lo alto y acto seguido sentí como su mano tomaba bruscamente mi mentón logrando que nuestras miradas volvieran a cruzarse—. O esperas a que ellos vengan por ti, o cierras los ojos y todo sera respondido.

—¿Dejaras que me vaya con ellos?, tu me prometiste que nadie me haría daño—exclame aunque mi mente aún no procesa a lo que se refería, ni lo que yo decía.

—¿Por que debería cumplir mis promesas?. Tu rompiste la nuestra, Lara. Yo no soy tu amigo, pequeña, soy tu enemigo, el peor que pudiste haber creado, y solamente esa cabecita hizo que fuera real.

—Tu eres real...—tartamudee y el rió—. ¡Lo eres, deja de fingir!

No aceptaría que mi mente formara formas irreales, que otras personas no podían ver, sentir o ni siquiera percibir. 

No podía aceptar que en verdad él no estaba allí, que todo lo que había creado se había vuelto irreal.

—Una mentira... eso es lo único que soy, Lara. Una mentira de tu imaginación.

—Yo no tengo eso... ¡No es verdad!

—Lo tienes, se llama esquizofrenia, y yo no soy real...

—¡MATASTE A MUCHAS PERSONAS!

El sonrió inclinando su cabeza, las aletas de mi nariz se abrieron a la par, enfadada con todo lo que estaba ocurriendo.

—Tienes segundos para cerrar los ojos. ¿Por las buenas o las malas?

Negué, no quería hacerlo, había vivido llena de engaños, y este no lo creía, simplemente no podía, era demasiado para procesar.

La sonrisa de él se ancho, y una vez que mi ceño se frunció ante la conclusión, segundos después el dolor insoportable de cabeza regreso, casi instantáneamente volvieron las voces a mi mente, mezcladas con gritos. 

El dolor fue tan intenso que obligo a que un grito desgarrador saliera de mi garganta, tape mis oídos con ambas de mis palmas y caí de rodillas al suelo.

Y segundos después... mis párpados se habían cerrado.









Sh...Es un secreto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora