Parte 20 (1)

36.1K 3.2K 565
                                    

Mi respiración se agitó a medida que acortaba la distancia entre la entrada y la puerta de mi casa, mi corazón bombeara más rápido a medida que extendía mi brazo y logré que mi mano derecha tocará el picaporte. 

Cerré mis ojos unos segundos, juntando la fuerza suficiente para avanzar, y una vez que lo hice, entre a la oscuridad.

Decidida camine hacia las escaleras, controlando el nudo que a medida que avanzaba se expandía en mi garganta, controlando a su vez las lágrimas que pedían urgentemente salir.

Conocía a la perfección el lugar, y aunque el silencio aterraba, no me dispuse a detenerme. 

Camine hacia mi recamara, por el angosto, oscuro y frío pasillo.

Apreté la cuerda que sostenía en mi mano, sobe mi nariz y una vez que estuve al final del pasillo, entre velozmente a mi habitación.

Arrastre la cuerda por la entrada de la recamara, la cual por obviedad se encontraba en la penumbra, me acerqué lentamente hacia la mesilla de luz, en donde siempre se posaba una vela y fósforos.

Tome la vela con manos temblorosas y a continuación encendí el fósforo, segundos después un poco del porcentaje de la oscuridad desapareció a causa de la luminosidad.

Suspire dando media vuelta, para luego avanzar y sentarme en la incómoda cama, la cual había estado llena de recuerdos, apreté la cuerda mientras miraba un punto inexistente, las lágrimas no tardaron en llegar y acto seguido me recosté sobre la almohada en posición fetal, llevando mis brazos al rededor de mis piernas.

Y lloré en silencio, las lágrimas manchaban la sucia funda de la almohada, mi cabeza dolía.


Recordé mi pasado y solloce por él, queriendo volver, no obstante a esto ningún recuerdo agradable vino a mi mente, causando que me estremeciera.

Una vez decidida deje de llorar y limpie las lágrimas con la manga de mi remera. Me volví a sentar en la cama, y tome la cuerda en mis manos. Acordándome de las indicaciones comencé a hacer los nudos, lentamente, y unos quince minutos mas tarde había quedado un perfecto trabajo, suspire levantándome y arrastrando una silla al centro dela habitación.

Me pare encima con la cuerda ya preparada en mi mano, observe el ventilador sobre mi cabeza y como pude, con las últimas fuerzas que me quedaban la amarre con unos fuertes nudos.

Con cuidado, lentamente y decidida, pase la abertura que había dejado por mi cabeza, llegando por fin a mi cuello.

Lo iba a hacer, si aquello dependía terminar con todo lo que ocurría.

Los pocos recuerdos buenos de mi infancia pasaron por en frente de mis ojos, cerrando estos cuando las lágrimas no dejaban de salir. En la casa de New York, pero aquellos recuerdos siempre estaban compuestos por un personaje, y esa sombra con pasamontañas. Pero había algo más, era muy borrosa su figura aunque nunca podía captarla definida.

Visualice el suelo, y la gran distancia que estaba de el si me disponía a saltar, y terminar con mi vida.

Suspire profundamente, observe y pensé lo que estaba a punto de hacer, sentí que estaba en lo correcto, que debía hacerlo y darle un final.

Un final de raíz.

Volví a respirar y cerré los ojos, con la intención de tirar la silla y morir estrangulada.

Pero en el momento que iba a hacerlo, escuché un sonido, que no eran pasos ni respiraciones. Me contuve por no abrir los ojos, pero fue más fuerte que mi, causando que abriera mis párpados.

El sobre voló por debajo de la silla hasta quedar casi bajo mis pies, fruncí el ceño viendo el papel blanco, y como el nombre del hospital resaltaba en letra grande.

Aparte la mirada dispuesta a correr la silla, y saltar, observe hacia el frente, pero igualmente mi vista fue a parar al sobre, mordí mi labio inferior.

La curiosidad mató al gato, y si el gato terminaría muriendo no me importaba.

Saque la soga de mi cuello y enjuague mis lágrimas, sin cuidado baje de la silla, torciéndome apenas el tobillo, camine a paso lento hacia el sobre y me arrodille ante el, me sobresalte en mi lugar a medida que la luz de la vela se tornaba con mas potencia alumbrando el papel, y dándome así, mas accesibilidad para leerlo.

Con manos temblorosas tome el papel en ellas, el hospital de New York resaltaba en la esquina superior logrando que frunciera el ceño, observe a mis cortados y mi vista fue hacia los rincones de la habitación, pero allí nada se encontraba, estaba completamente sola... o eso era lo que quería creer.

Me dispuse a llevar mis manos hacia la esquina del sobre, y romper este lentamente con miedo de rasgar el contenido, y una vez que lo hice, tome aquel papel doblado formalmente en tres.

Desdoble la hoja, a medida que los latidos y pulso iban en aumento, cerrando unos segundos los párpados, suspire, presintiendo lo peor, y volví a abrirlos.

Mi vista fue a parar rápidamente al nombre a la izquierda. Observe la fecha rápidamente calculando mentalmente los años que tenía cuando había ocurrido, dándome así cinco. 

La información paso rápidamente hacía el nombre y firmas de mi padre con aclaración.

Seguí leyendo a media que mi labio temblaba mas, y mis ojos se abrieron por completo.

"Es un trastorno mental que se encuentra dentro del grupo de los llamados trastornos psicóticos. Las personas afectadas pueden presentar una grave distorsión en el pensamiento, la percepción y las emociones, manifiestan pérdida de contacto con la realidad y experimentan alucinaciones..."

Comencé a negar una y otra vez, solté la hoja a media que mis manos comenzaron a sudar, me aleje con ayuda de mis brazos de aquel papel, cuando sentí un cuerpo detrás de mi, me estremecí y tragué saliva.

Él me observo con una sonrisa, trate de alejarme, pero no me toco, apenas cruzo la mirada conmigo, y simplemente paso por mi lado a paso lento. Se agacho y cogió el papel en sus manos, dejando que captara su sonrisa.

Las personas que lo padecen también manifiestan otros síntomas, como los deliriosmurmuro y negué—. Fenómeno por el cual la persona experimenta sensaciones que las otras no, o ver personas que no existen, que son imaginarias.

—¡Basta!—grite poniéndome de pie, con las pocas energías que me quedaban—. ¡Detén todo esto!—exclame exaltada frente a su cuerpo, pero el ni siquiera se inmuto y no aparto la vista del papel—. ¡Basta con hacerme creer cosas que no son reales!

Calla, esta es mi parte favorita...

Vire mi cabeza hacia un lado observando como junto a el se encontraba la niña, haciendo una señal con sus labios y dedo indice que guardara silencio.

—¡No me callaré! ¡Estoy harta!—solloce sin consuelo tomando mi cabeza—. ¡Harta!

Ellos sonrieron, él aparto su vista del papel unos segundos para acariciar el cabello de la niña, sentí su palma en mi cabeza aunque no específicamente me estuviera tocando a mi, aparte las lágrimas sin poder controlar mi respiración, todo parecía tan irreal.

Y no lo creía.

No podía aceptarlo.

Mi cerebro no podía aceptar que esto era real.

El mundo real.

Y yo, estaba enferma.

Con estos resultados, declaro ante la firma del hospital y medico certificado que la paciente Lara Elizabeth Sweet padece de... esquizofrenia. 






Sh...Es un secreto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora