En las idílicas costas paradisíacas, Lexa disfrutaba de una vida perfecta con su familia. Sin embargo, el ataque de un tiburón cambia su existencia para siempre, llevándose la vida de su padre. Lexa se debate entre el dolor y la esperanza, encontra...
Me desperté temprano, cansada después de la noche anterior. Los cachorros, inquietos, hacían ruido y me recordaron al instante la situación que había presenciado antes de acostarme. Me costó olvidarlo, aunque sabía que era necesario hacerlo. Me levanté y fui a la cocina para preparar los platos de los cachorros y allí la encontré, a Raven, viendo Bob Esponja con una actitud infantil. Saludé en voz baja para no molestar al resto de la casa.
Clarke-buenos días-dije casi susurrando.
Raven-¡Baja la voz, por favor! Tengo la cabeza como si un tren hubiera pasado por encima-, dijo Raven con una clara resaca que se notaba en su voz.
Clarke-Raven, hablo en voz baja. ¿Tequila, verdad?- respondí con una sonrisa, sin sorprenderme demasiado.
Raven-Sí, bebí demasiado anoche-, replicó ella con un tono de quejido en su voz.
Clarke-¿Cómo te fue anoche?- pregunté aunque yo ya sabía el resultado.
Raven-Fue increíble, no tengo nada de qué quejarme. Acabé la noche con un buen orgasmo-, dijo ella mientras se desperezaba en el sofá.
Apreté los dientes, intentando controlar la sensación de celos que me invadió. No entendía cómo debía sentirme, estaba enojada, celosa... todo lo que sentía por Lexa iba aumentando cada día sin remedio. Me odiaba por ello, sobre todo porque en teoría tendría una oportunidad con Nylah y quería enfocarme en ella. Pero a la vez, también me odiaba por haber querido meterme en la cama con ellas dos. Nunca había considerado la idea de estar con dos personas al mismo tiempo, pero ellas dos eran una bomba de sensualidad. Me sentía confundida.
Carke-Entiendo-, dije sin darle más importancia.
Cuando se levantó del sofá y fue hasta la cocina, seguí sus movimientos con la mirada mientras continuaba bebiendo de mi taza. No podía evitar sentirme atraída por ella, especialmente porque, después de una noche de fiesta y alcohol, parecía aún más sexy que nunca. Su camisa marcaba sus pechos y sus piercings eran visibles a través de la tela.
Cuando se agachó para recoger la galleta que había caído al suelo, mi vista se centró en su culo espectacular. Mi cuerpo comenzó a arder lentamente, y no pude evitar sentirme excitada por lo que estaba viendo. Me pilló mirándola, lo que me hizo sonrojar de forma inmediata mientras ella se apoyaba en la encimera de forma sexy.
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Raven-¿Estabas mirando mi culo?-, preguntó de forma provocativa, mientras mis piernas temblaban.
Clarke-No, solo estaba mirando la galleta-, contesté sin poder evitar que mi voz sonara suave y insegura.
Ella se acercó un poco más a mí, y pude sentir su aliento cálido al hablar. -Mmm, seguro-, respondió mientras sus dedos acariciaban lentamente mi brazo.
