Lexa
Mi cabeza latía con una violencia insoportable, como si estuviera a punto de explotar. El impacto contra el suelo había dejado una marca en mi cuerpo, pero el verdadero tormento estaba dentro de mi mente. Todo lo sucedido me mareaba, me sentía desorientada y confusa. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Qué le ocurría a Lincoln y a Jasper? No podía apartar de mi cabeza esa imagen, la grotesca mueca de Lincoln, sus dientes ensangrentados, sus ojos desquiciados y la espesa baba que caía de su boca. Parecía haber perdido toda razón, convertido en una bestia rabiosa.
La carretera se extendía interminable frente a mí, el sol comenzaba a elevarse en el horizonte y su cálido resplandor trataba de despejar mi confusión. Pero todo parecía vacío, como si una sombra hubiera caído sobre el mundo. ¿Y si esto le estaba ocurriendo a más personas? El miedo y la incertidumbre me invadían por completo. Solo quería llegar a casa, encerrarme con mis seres queridos: mis amigas y mi madre. Quizás allí podría encontrar algo de consuelo y seguridad en medio de todo este caos.
Sin embargo, mi mareo era abrumador. Necesitaba detenerme, descansar un momento. Paré la moto en medio de la carretera, sintiendo el asfalto caliente bajo mis pies. Apoyé mi espalda en la moto y me dejé caer, dejando que las lágrimas brotaran sin control. Sentía una opresión en mi pecho, como si algo me estuviera ahogando. El peso de la situación se hacía insoportable, y me sentía impotente ante ella. Era como si la vida tal como la conocía se hubiera desmoronado por completo, dejándome perdida en un mar de caos y desesperación.
Pasaron interminables veinte minutos antes de que pudiera alzarme del suelo. Exhausta y con cada fibra de mi ser temblando, me senté en la moto y emprendí el viaje hacia casa. no había pasado ni un solo coche ni persona en todo el trayecto. La inquietud se apoderaba de mí, un escalofrío recorría mi espalda y un presentimiento oscuro se aferraba a mi mente. Algo horrible y completamente fuera de lo común estaba ocurriendo, y me temía lo peor.
Entré en casa con cautela, deseando que Clarke no me viera en ese estado. Respiré hondo y abrí la puerta lentamente. De repente, sentí sus brazos rodeándome. Clarke estaba esperando en la puerta. Me abracé con fuerza a su cuerpo, deseando poder dejar que las lágrimas se derramaran, pero me contuve, aguantando el torrente de emociones. Besé su hombro mientras nos separábamos y pude ver en sus ojos la preocupación y el hinchazón de sus lágrimas.
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El mar sigue cantando cuando pierde una ola
FanfictionEn las idílicas costas paradisíacas, Lexa disfrutaba de una vida perfecta con su familia. Sin embargo, el ataque de un tiburón cambia su existencia para siempre, llevándose la vida de su padre. Lexa se debate entre el dolor y la esperanza, encontra...