22 Nos vamos.

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CLARKE

Me desperté abruptamente por el insistente sonido del teléfono. Con una mezcla de confusión y fastidio, revisé el reloj en mi mesita de noche. Eran las 8 de la mañana. Un poco adormilada, agarré el teléfono y me di cuenta de que era mi madre quien llamaba.

Clarke- Hola mamá... -dije con voz rasposa y somnolienta.

Mama- Hola hija... perdona por llamar tan temprano -respondió con una voz débil y cansada.

Clarke- No te preocupes mamá, ¿qué pasa? -pregunté, sintiendo preocupación en mi voz.

Mama- Bueno, no quiero asustarte, sabes que siempre deseo que te diviertas durante tus viajes, pero las cosas están extrañas y mi salud está empeorando -dijo con un tono melancólico.

Clarke- ¿No has mejorado? -dije con una creciente preocupación en mi voz.

Mama- No, los médicos no saben exactamente qué me ocurre. Dicen que se trata de un nuevo y fuerte virus, pero aseguran que acabaré sanando. El hospital está lleno de personas con los mismos síntomas. Pero cariño, si los médicos afirman que me recuperaré, entonces tengo que confiar en eso. Sin embargo, necesitas venir, la situación está demasiado extraña. Papá me ha dicho que están controlando las aduanas, poniendo muchas restricciones a las personas que entran y salen del país -explicó con una voz preocupada.

En ese momento, el tema de las aduanas era lo que menos me importaba. Lo que realmente me preocupaba era la salud de mi madre, quien, como médico, sabía cómo tomar precauciones.

Clarke- Mamá, ¿no tienes idea de qué pudo haberte contagiado? Eres médico, ¿verdad? -pregunté, buscando respuestas en su experiencia.

Mamá- no tengo ni idea de qué podría haber cogido. Aunque soy médico, este maldito catarro me ha atacado con una fuerza implacable. Es posible que uno de mis últimos pacientes me haya contagiado a través de la saliva. no te conté que uno de ellos intentó morderme? No sé qué tipo de enfermedades o drogas inventan, pero parece que el mundo se está volviendo loco-

Clarke-Bueno, mamá... voy a ir. Dame unos días y estaré allí, te lo prometo - mencioné a mi madre con una mezcla de tristeza y preocupación. Solo pensar en separarme de Lexa y se me hacía un nudo en el pecho.

Mamá-Vale, hija. Cuídate mucho y asegúrate de no contagiarte también. Cuando llegues a aduanas, ten mucho cuidado, no sabemos qué está sucediendo allá afuera y podría estar relacionado con el terrorismo - mi madre expresó, llenando mis pensamientos de inquietud y precaución.

Clarke-Vale, mamá. No te preocupes, tomaré todas las precauciones necesarias. Te quiero mucho - le respondí, tratando de transmitirle tranquilidad a pesar de todo.

Mama-Yo también te quiero, cariño. Cuídate mucho y vuelve pronto - sus palabras resonaron en mi mente mientras reflexionaba sobre los posibles peligros que me esperaban en mi viaje.

Colgué el teléfono y me quedé con una sensación bastante mala. Quería estar con mi madre, ya que su voz parecía estar muy débil. Sin embargo, dejar todo lo que tenía aquí, con Lexa, y los cachorros... Me levanté de la cama, ya que me había desvelado, y fui al salón para poner las noticias. Quería saber si hablaban de algo de lo que me había dicho mi madre. Probé con todos los canales de noticieros, pero en ninguno salía nada. No le di importancia, ya que si fuera algo malo, lo estarían transmitiendo en todos los canales.

Escuché la puerta de una de las habitaciones y me asomé. Era Octavia entrando al baño. Esperé a que saliera y vino corriendo hacia el sofá, haciendo una bolita entre mis brazos.

El mar sigue cantando cuando pierde una olaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora