11 una mala propuesta.

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CLARKE

Me encontraba caminando junto a lexa, admirando su belleza cautivadora. Su pelo suave se me antojaba para tocarlo, su mirada intensa me hacía sentir vulnerable y sus labios carnosos eran lo que más echaba de menos.

 Su pelo suave se me antojaba para tocarlo, su mirada intensa me hacía sentir vulnerable y sus labios carnosos eran lo que más echaba de menos

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La otra noche, recordaba cada detalle de su cuerpo desnudo. Era como si mi mente hubiera grabado incluso el más mínimo detalle. La forma en que me hizo suya, cada caricia y cada toque, todo se mantenía fresco en mi mente.

Cada tatuaje que adornaba su cuerpo la hacía aún más atractiva a mis ojos y no podía evitar sentirme atraída hacia ella.

Pero a pesar de todos los sentimientos que me provocaba, sabía que no podía seguir adelante de esta manera, no podíamos estar juntas. Sin embargo, lexa había logrado despertar algo dentro de mí.

A veces me preguntaba si ella podía percibir lo que sentía, pero al mismo tiempo me atormentaba la idea de que pudiera percibir algo sobre mí y entonces alejarse por completo.

En cualquier caso, mientras caminábamos juntas, sabía que nada era seguro, pero no podía evitar sentirme atraído hacia ella cada vez que me perdía en su mirada.

Clarke-Oye...siento lo de tu tabla, puedo comprarte una nueva si quieres.- le dije avergonzada

Lexa-Que va, no digas tonterías rubita, son cosas que pasan, gracias a ti no tengo que ir  a trabajar por dos semanas- dijo ella de forma chulesca y sonriendo.

Cada vez que ella hablaba, mi piel se erizaba con un deseo apasionado y mi corazón latía con una fuerza irresistible. Sus labios se movían con una sensualidad cálida y curiosa, como si estuvieran explorando cada sonido con una pasión ardiente. Cada palabra que salía de su boca era como una deliciosa tentación para mis oídos, una melodía hecha a medida para mí, un canto de sirena que me lanzaba al abismo del placer.

Pero lo que realmente me dejaba sin aliento era su sonrisa. Era como un hechizo hipnótico, una transmisión de energía sensual que me dejaba sin aliento. Cada vez que ella sonreía, mi cuerpo ardía con un deseo intenso, mi mente quedaba en blanco e inmersa en su brillo, sin poder resistirse a su encanto. Sus dientes blancos y perfectos eran la personificación del deseo, y su sonrisa una ola de sensualidad tórrida que me arrastraba hacia el éxtasis.

Era una fuerza arrolladora, que no podía controlarse y no quería hacerlo. Me hacía anhelar más, sentir más y entregarme completamente a la pasión que ella despertaba en mí. Era una sensación de éxtasis incendiario, única e inimitable, que yo quería vivir cada vez que la veía sonreír. Era una joya inestimable, un secreto de los dioses, y ella lo llevaba consigo como algo natural, como si fuera su forma de ser.

Lexa-Bueno...me alegro mucho de que hayamos hablado, de verdad, me caes genial...bueno me caeis genial, O es un amor y me daría mucha pena perder el contacto.- ¿Cómo puede una persona ser tan jodidamente hermosa ? me dije a mí misma mirando a Lexa embobada.

El mar sigue cantando cuando pierde una olaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora