36 El reencuentro.

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LEXA

Después de disfrutar de una deliciosa comida, decidimos que era hora de descansar un poco en el sofá. Para ser honesta, yo realmente lo necesitaba. A pesar de intentar mantenerme bien y disimular los dolores que me acosaban por todo el cuerpo, me sentía bastante mal. Así que me acurruqué al lado de Clarke y Raven, mientras Octavia se acomodaba al otro lado de Raven. Decidimos poner una película y de repente recordé que hace algunas semanas Jasper me había recomendado una serie.

Lexa- ¡Ya sé qué podemos ver!-, exclamé emocionada, agarrando el mando a distancia.

Raven- Ilumínanos-, dijo Raven con cierta ironía, pensando que sería una película insulsa.

Lexa- Se llama Jeffrey Dahmer va sobre un asesino, así que si alguna de vosotras es un poco asustadiza, que lo diga ahora o calle para siempre-, dije con una sonrisa, buscando la película en netflix.

Clarke- Por mí está bien-, respondió Clarke, también sonriendo.

Octavia- Somos unas chicas valientes, Lexa- comentó Octavia vacilante.

Raven, sin perder tiempo, comenzó a hacerle cosquillas a Octavia y le dijo: -Ah, ¿sí? Bueno, eso habrá que verlo-.

Nos acomodamos en el sofá, listas para dejarnos atrapar por la trama intensa y emocionante. Tenía que reconocer que las Series/películas de asesinos en serie me apasionaban demasiado, lo que resultaba un poco extraño considerando que aún no había visto esta en particular.

Octavia se levantó apresuradamente y fue a ajustar las cortinas para que la habitación quedara sumida en completa oscuridad. Luego, se acomodó nuevamente junto a Raven. A medida que la trama de la serie se desarrollaba, pude notar cómo Clarke se volvía cada vez más tensa. La observaba de reojo y no podía evitar sonreír, estaba claro que tenía un miedo atroz, pero lo ocultaba de forma delicada detrás de sus manos, que cubrían con disimulo sus ojos.

La historia era complicada, nos transportaba al año 1978. Contaba la vida de un joven aparentemente inocente, cuyos comportamientos psicópatas emergían a medida que pasaba el tiempo. Pero debo admitir que me estaba encantando. El actor era excepcionalmente talentoso y la trama estaba meticulosamente desarrollada.

El protagonista encarnaba una dualidad fascinante. Por un lado, exhibía una inocencia cautivadora, capaz de engañar a cualquiera con su sonrisa encantadora y encanto aparentemente inofensivo. Pero, simultáneamente, había destellos perturbadores en su mirada, indicando un lado oscuro y siniestro.

A lo largo de la serie, las grietas comenzaron a manifestarse con mayor fuerza. Pequeños gestos y cambios sutiles en su comportamiento revelaban la verdadera naturaleza del personaje. Era un maestro en el engaño, en ocultar su verdadero yo bajo una apariencia de normalidad.

Cada escena contribuía a construir la tensión creciente. La música se arremolinaba en el fondo, entrelazando una melodía inquietante que se colaba en los rincones más profundos de mi mente. Mis sentidos se agudizaban, temiendo lo que vendría a continuación.

No pude apartar los ojos de la pantalla, totalmente cautivada por la actuación magistral del actor. Cada expresión, cada mirada intensa, me envolvía en un torbellino de emociones. Me sentía atrapada en el mismo abismo de su oscuro y retorcido mundo.

La serie exploraba las motivaciones y los traumas que habían moldeado la psique del personaje principal. A medida que se desvelaban sus secretos más oscuros, el suspenso se apoderaba de mi ser. La angustia y el horror se mezclaban con la fascinación y la intriga, creando una experiencia cinematográfica inolvidable.

El mar sigue cantando cuando pierde una olaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora