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OCTAVIA

Eran las 8 de la tarde y estaba preparándome para ir a trabajar. Hoy iba a tener la compañía de Lexa y Raven, algo que me alegraba. Clarke se iba a quedar en casa con Nylah ya que todavía no se sentía del todo bien. Lincoln también iba a venir con nosotras, pero algo no iba bien, no podía dejar de pensar en Raven, en su estúpida sonrisa arrogante. No entendía qué me estaba pasando, jamás me había sentido así por una mujer. Su mirada de cazadora me dejaba temblando y todo en ella me hacía delirar, desde su piel cobriza hasta sus labios carnosos y sus brazos fuertes, ahora me atraía de manera sobrehumana. Los gemidos de la noche anterior se repetían en mi cabeza, erizándome la piel sin poder evitarlo.

Frente al espejo de mi habitación, en ropa interior, mi piel comenzó a calentarse al imaginar sus labios sobre mi cuello y clavícula. Empecé a acariciar mi tripa hasta bajar a mi ropa interior, sin poder evitarlo. Aunque sabía que no debía dejarme llevar, lo que Raven había despertado en mí era demasiado fuerte. Me colé por la fina tela y un calambre me recorrió el cuerpo, haciéndome suspirar.

Mis pensamientos se centraron en ella, en lo que haría si estuviera allí conmigo. Su mirada felina sobre mí mientras me susurraba cosas al oído y sus labios sobre mi piel. En ese momento la puerta se abrió y Raven entró en mi cuarto, descubriéndome.

Saqué mi mano rápidamente y me puse roja de vergüenza al verla allí.

Raven-Siento interrumpir- dijo ella provocándome.

Octavia-No interrumpes nada-, dije yo con nerviosismo, deseando que no hubiera visto nada.

Raven-¿Estás segura? Porque he visto todo-, dijo Raven de manera seductora.

Octavia-No sé de qué estás hablando. No estaba haciendo nada-, dije intentando tapar mi excitación.

Mi mente estaba en blanco mientras Raven se acercaba a mí. Me sentía vulnerable, con el corazón latiendo a mil por hora. Todo mi cuerpo se tensó cuando ella se colocó frente al espejo, No pude evitar notar cómo su figura curvilínea se destacaba en la penumbra.

Raven-Te he visto -dijo ella, mientras se metía la mano bajo su pantalón de pijama y comenzaba a fingir que se estaba tocando- Estabas así... Mmm sí... Lincoln... Sigue...-

Traté de negarlo, de alejar aquel pensamiento. Pero ella continuó provocando, con una sonrisa pícara en su rostro.

Octavia-Cállate, no hice eso... -respondí, intentando mantener la calma.

Ella no paraba, seguía haciéndose la atrevida.

Raven-Ósea que si te estabas tocando...eso no lo niegas -dijo, acercándose aún más a mí.

No pude evitar confesarlo, sin saber muy bien por qué.

Octavia-Sí, Raven... sí, me estaba tocando. ¿Contenta? Pero no pensaba en Lincoln -admití, sin pensar muy bien en mis palabras.

Raven-Oh vaya... ¿Y en quién pensabas? -preguntó ella, acechante.

Intenté evadir la pregunta, tratando de separarme de ella y ponerme algo de ropa encima. Pero ella no parecía dispuesta a dejarlo pasar.

octavia-Pues... En... Nadie, da igual -contesté, rogando que se fuera y me dejara sola, -Ahora, por favor, déjame arreglarme. Y la próxima vez, llama a la puerta.-

Raven- ¿Y perderme lo que acabo de ver? Ni loca... - dijo Raven, con una sonrisa burlona, antes de salir por la puerta.

Mis manos temblaban mientras me sentaba en la cama, sintiendo como mi corazón latía con fuerza en mi pecho. El simple roce de Raven detrás de mi espalda era suficiente para hacerme sentir que estaba al borde del abismo, a punto de caer en la tentación.

El mar sigue cantando cuando pierde una olaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora