21 Empate

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OCTAVIA

Estaba disfrutando de una tranquila noche en la piscina, sumergiéndome lentamente en el agua mientras la suavidad cálida acariciaba cada rincón de mi cuerpo. Apoyé mis codos en el borde y apoyé mi cabeza sobre ellos, colocando mis auriculares para sumergirme aún más en una sensación de completa relajación. Mis piernas se mecían con calma en el agua, añadiendo un agradable ritmo a la escena pacífica.

De repente, unas manos tomaron mis auriculares y los apartaron cuidadosamente a un lado del borde. Reconocí al instante esa suave pero decidida piel morena; era ella, la encarnación de la noche, una diosa depredadora que exudaba un aura misteriosa y seductora. Aprehendiendo mi cadera con una presión sugerente, me giró hacia ella, forzando nuestros ojos a encontrarse en un instante cargado de electricidad.

Aquella sonrisa insoportablemente tentadora adornaba su rostro, mientras sus manos se aventuraban a separar mi cabello mojado para acariciar mi rostro. Sentía cada leve roce como una caricia íntima, que se transformaba en un apretón de melena en la nuca, un agarre que denotaba su deseo y ferocidad. Mordiéndose los labios con ansiedad, su boca se acercó a la mía de un solo tirón, su lengua se deslizó sensualmente por mis labios, invitándome a entregarme a su pasión.

Gemí ante esta embriagadora muestra de deseo, y ella atrapó ese sonido como un deleite para sus oídos ávidos. Nuestros labios se encontraron en un beso ardiente y húmedo, su boca abriéndose ansiosa sobre la mía. Nuestros gemidos se entrelazaron en perfecta armonía, como una melodía sensual que resonaba en la oscuridad de la noche,

Comenzó acariciando mis labios suavemente con sus dedos, creando una sensación tímida y excitante a la vez. Nuestros labios se encontraron en medio de un beso sensual y húmedo. La pasión y la conexión entre nosotros se intensificaban mientras nuestros cuerpos se acercaban más.

De repente, apartó su mano y la deslizó atrevidamente hacia mi entrepierna, apartando delicadamente la tela de mi bikini. El contacto con el agua de la piscina envolvió esa área de mi cuerpo y provocó un escalofrío que recorrió todo mi ser. Nuestros ojos se encontraron nuevamente y, con una voz firme, ella me pidió que la mirara.

Sin dudarlo, ella exploró con sus dedos, provocando una reacción intensa en mí. Un gemido ronco escapó de mis labios, mientras los mordía con fuerza. Mientras seguía moviendo sus dedos contra mi centro, experimentaba una creciente sensación de éxtasis. Me sentía abrumada por la intensidad y deseaba expresar mi placer en un grito liberador.

De repente, ella detuvo sus movimientos y retiró su mano de entre mis piernas. Llevó sus dedos a su boca y los chupó ansiosamente, con un deseo visible en su rostro. Cerró los ojos y sonrió, mientras yo la observaba, con el pecho latiendo a mil por hora. Lentamente, descendió por mi cuerpo y desapareció en la oscuridad.

Me desperté abruptamente, sintiendo cómo el sudor perlaba mi frente y mi respiración agitada escapaba entre jadeos entrecortados. Había tenido un sueño apasionado con Raven, un sueño que dejó un rastro de deseo ardiente y una necesidad urgente de tenerla junto a mí. Cada vez que cerraba los ojos, su imagen se apoderaba de mi mente, avivando el fuego de una pasión incontrolable.

La noche había sido agitada, incapaz de encontrar un profundo descanso. Cada vez que conseguía dormirme, Raven se materializaba en mis sueños con una presencia seductora que se filtraba en cada fibra de mi ser. Sus movimientos sensuales y su cuerpo perfectamente esculpido dejaron una huella imborrable en mi imaginación, dejándome anhelando más.

Eran las nueve de la mañana y no podía soportar permanecer más tiempo en la cama. La idea de sentir el aire fresco en mi rostro y mover mi cuerpo parecía la única manera de liberar la tensión que ese sueño había dejado en mí. Rápidamente puse mi ropa deportiva, ansiosa por canalizar esa energía desbordante.

El mar sigue cantando cuando pierde una olaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora