29 El abrazo de la oscuridad.

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Lexa

Sentía un deseo intenso de retroceder en el tiempo y deshacer la decisión de beber tanto. En aquel momento, me arrepentía profundamente de haberme dejado llevar por la euforia del momento y embriagarme de tal manera. A pesar de intentar convencerme a mí misma de que lo que había presenciado fue simplemente producto del alcohol, no podía estar completamente segura al cien por ciento.

Me encontraba en la cocina, apoyada en la isla, empapada en una mezcla confusa de vergüenza, arrepentimiento y preocupación. Mientras mis piernas tambaleantes intentaban mantener mi equilibrio físico, mi mente se sumergía en un remolino de pensamientos acelerados. El sonido retumbante de la música y las risas provenientes del salón llenaban el ambiente de una energía contrastante con mi propio estado de ánimo.

Mi mente se llenaba de preguntas y conjeturas sobre lo que realmente había ocurrido. Me preguntaba una y otra vez qué era lo que había visto y escuchado. Intentaba desesperadamente encontrar una explicación lógica y racional para lo que había presenciado, pero era como si las piezas del puzzle no encajaran correctamente.

En un intento de alejar las incertidumbres que me atormentaban, consideré seriamente la idea de simplemente olvidarlo y seguir con la fiesta. Me convencí de que lo mejor sería dejar de lado mis preocupaciones y disfrutar del momento tan esperado. Me prometí a mí misma que al día siguiente, cuando mi mente estuviera más clara, cogería las llaves y verificaría si todo estaba en orden en casa de Joao.

Cuando entré al salón con mi vaso en la mano, me di cuenta de que las chicas estaban sentadas en el suelo. Me acerqué a ellas y me senté al lado de Raven.

Clarke- ¿Dónde te habías metido?-, preguntó Clarke.

Lexa- Estaba en la cocina-, respondí con seriedad.

Clarke- ¿Te pasa algo?-, volvió a preguntar Clarke, preocupada.

Lexa- No... Seguro son tonterías mías-, dije, dejando el vaso en el suelo.

Raven- Está un poco alterada porque dice que vio y escuchó algo raro en la casa del vecino-, dijo Raven riendo.

octavia- ¿Cómo raro?-, preguntó Octavia.

Lexa- A ver... Vi algo moverse, pero muy rápido. No sé, supongo que ahora tienen algún perro... Y escuché un sonido extraño, como un quejido-, dije, mirando a Octavia.

Octavia- Qué mal rollo...-, dijo Octavia.

Raven- Quizás sea un monstruo que devoró a toda la familia-, susurró Raven, gateando hasta Octavia y simulando un ataque, mientras esta gritaba de miedo.

Lexa- Eres idiota...-, dije riendo.

Clarke- Lex, no te preocupes. Seguramente es como dices, tal vez tienen un perro o algún animal. Mañana, si quieres, te acompañamos y dejas las llaves y ya de paso ves si estan bien-, dijo Clarke con una sonrisa reconfortante.

Era evidente que las chicas ya estaban algo pasadas de copas, pero a diferencia de ellas, mi embriaguez se había disipado. El susto y la preocupación habían hecho que el alcohol desapareciera de mi cuerpo, y sentía cierta frustración por no estar en el mismo estado que mis amigas.

Raven- Oye, te veo muy serena ¿no?-, me dijo Raven con una sonrisa. -Juguemos a algún juego para que Lexa beba-, propuso, buscando animar el ambiente.

Lexa- Sí, la verdad es que se me ha pasado el efecto del alcohol-, respondí, refiriéndome a mi estado sobrio.

Octavia- ¡Juguemos a Yo Nunca!-, exclamó Octavia, dando un saltito de emoción.

El mar sigue cantando cuando pierde una olaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora