En las idílicas costas paradisíacas, Lexa disfrutaba de una vida perfecta con su familia. Sin embargo, el ataque de un tiburón cambia su existencia para siempre, llevándose la vida de su padre. Lexa se debate entre el dolor y la esperanza, encontra...
Hoy me desperté muy temprano, eran las seis de la mañana, tenia que ir a trabajar Como cada día, iba a dedicarme a lo que más me apasiona, tatuar, pero me sentía totalmente agotada.
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Sin embargo, el día anterior había conocido a esa chica tan apasionada y la verdad es que me quedé con muchas ganas de volver a verla. Casualmente, me dijo que estaba buscando trabajo como tatuadora. Resulta que esa tienda de tatuajes en la que tendría la entrevista era mía, yo era la jefa, Era una casualidad increíble. Así que mantuve la calma y no le dije nada porque quería ver su reacción cuando llegara a mi estudio.
Repetía en mi mente lo mucho que quería ver la expresión en su rostro al descubrir que su entrevista era en mi propio estudio de tatuajes. Era como una conspiración del universo para que nos encontráramos de nuevo. No puedo negar que la ansiaba tanto físicamente. Aunque tengo que admitir que mi atracción hacia ella es solo eso, física, no romántica. No busco nada más que admirar su belleza y tal vez volver a repetir lo de ayer.
Era una mañana fría y estaba un poco nublado, desperté con la necesidad de ponerme en marcha. Sabía que tenía que comenzar el día, así que me metí en la ducha para despertarme. Pero al abrir el grifo del agua caliente, sentí el calor abrazando mi cuerpo y acariciándolo como una amante apasionada. Me permití disfrutar del instante y cerré los ojos para relajarme.
No obstante, mi mente inquieta se dirigió a mis pensamientos del día anterior... Raven y su imagen seguía jugando en mi cabeza. Me sentía sumergida en ese recuerdo cuando, sus besos, sus manos por mi cuerpo, sus ojos llenos de placer mirándome de esa forma tan salvaje, un calambre y mi bajo vientre hizo que perdiese el equilibrio, mis pies fallaron, y caí de cabeza contra los azulejos de la ducha. Abrí los ojos de golpe, y llevé mis manos a la zona dolorida. Sentí sangre corriendo por mi frente, una herida empezaba donde empieza mi pelo.
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-Serás idiota- me dije a mi misma.
No me entretuve mucho y salí apresurada de casa sin olvidar cerrar la puerta y poner la alarma. Monté en mi moto, emocionada por ese sonido que tanto me apasionaba, el viento en mi cabello y la adrenalina que me hacía sentir viva. Al llegar a mi estudio, vi a la chica que había conocido el día anterior, hablando con mi amigo Lincoln, quien parecía estar interesado en ella. Aunque no me molestaba, ya que él era como un hermano para mí, estaba segura de que el no era para nada su tipo. Esa chica tenia gustos muy diferentes.
