41 te amo.

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Clarke.

Raven y Octavia se habían marchado hacía más de una hora. La casa estaba sumida en la tranquilidad mientras Lexa preparaba una cena exquisita que desapareció rápidamente de los platos. Entre risas y coqueteos, recogimos la mesa y dejamos todo impecable después del caos culinario que Lexa había creado.

Cuando me enfrenté a la nevera, me sorprendió el desorden total que encontré. Todo estaba comprimido y amontonado, lo que desencadenaba en mí un toc incontrolable. Decidí vaciarla y organizarlo todo correctamente. Lexa aprovechó para ir al baño, y al regresar, se quedó inmóvil en medio de la cocina, observándome con una mirada divertida, los brazos cruzados.

Lexa- ¿A estas horas de la noche te pones a ordenar la nevera?- dijo ella, con una sonrisa desafiante.

Clarke- Sí... ¿has visto cómo estaba? Somos un desastre- respondí, con frustración, mientras observaba el caos que había en su interior.

Ella se acercó lentamente, observándome con curiosidad y ternura, hasta quedar a mi altura.

Lexa- Es cierto, pero ¿no crees que es un poco tarde para eso?- dijo, colocando sus manos en mi cintura.

Sonreí con coquetería, desviando mi mirada hacia sus tentadores labios.

Clarke- ¿Tienes algo mejor qué hacer?- pregunté seductoramente, acercándome más a ella.

Lexa- Bueno, en realidad sí...- respondió ella, besándome suavemente. -Vamos a la piscina...-

Mi corazón comenzó a palpitar desbocado ante la sugerencia. Mantuve los ojos cerrados mientras preguntaba- ¿A la piscina?-

Ella volvió a besarme apasionadamente, mientras sus dedos se deslizaban sensualmente por mis caderas.

Lexa- Sí... Tengo un licor de mango delicioso...-susurró con picardía, su mirada llena de provocación y una sonrisa irresistible.

Abrí los ojos y me perdí en su mirada. -No suena mal...- respondí, acercándome más a sus labios.

Ella soltó un suspiro contra los mios antes de separarse ligeramente. -Entonces, vamos...- instó.

Me alejé un poco de ella.-Pero tu madre está en su habitación...-

Ella mostró una sonrisa traviesa, con un brillo pícaro en sus ojos.-La ventana de su habitación no da al patio, no puede vernos...- respondió, besándome de nuevo.

Clarke- De acuerdo... Ve tú delante, yo me pondré el bikini- contesté, devolviéndole el beso con pasión.

Lexa sonrió y se mordió el labio inferior mientras se alejaba de mí. Yo me dirigí hacia el dormitorio mientras ella permanecía en la cocina.

No tardé mucho en cambiarme. Me puse un pantalón corto y una camiseta.

 Me puse un pantalón corto y una camiseta

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El mar sigue cantando cuando pierde una olaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora