26 Una hermosa isla

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CLARKE

Había pasado toda la mañana con Lexa en la cama, entregadas a nuestros besos apasionados y amándonos sin restricciones. Pero ya era hora de comenzar el día, a pesar de tener una pereza extrema al levantarme, sabía que si no desayunaba algo, me desmayaría de hambre. Con una sonrisa en el rostro, salí de la habitación y me dirigí directamente al baño.

Necesitaba una ducha refrescante, mi piel seguía ardiendo debido a las caricias sensuales que Lexa me había dado durante toda la noche y parte de la mañana. Mis piernas estaban completamente agotadas, había perdido la cuenta de cuántos orgasmos había experimentado esa noche. Una sonrisa tonta se formó en mi rostro al recordar a Lexa, su belleza y su forma de amarme eran simplemente increíbles.

Después de unos intensos veinte minutos bajo la ducha, finalmente salí sintiéndome completamente renovada y revitalizada. Cada poro de mi piel parecía respirar con una nueva energía, fresca y llena de vida. Me envolví en una cálida toalla, sintiendo cómo mi cuerpo aún guardaba el eco de las caricias de Lexa durante la noche.

Me dirigí directamente a la cocina. Sin tomar algo de comida o beber una taza de café, sentía que mi energía se agotaría rápidamente y me moriría de inanición.

Al doblar la esquina que daba hacia la cocina, una imagen tierna y hermosa se presentó ante mí. Octavia estaba sentada en la encimera, mientras Raven le hacía cosquillas y ambas se besaban y sonreían. Me alegraba enormemente de ver que finalmente habían tomado la iniciativa. Era maravilloso presenciar ese momento y sentirme parte de su felicidad.

Clarke-Buenos días, tortolitas-, saludé con una sonrisa amplia en mi rostro.

Octavia-Buenos días, bebé- Octavia respondió con una sonrisa de oreja a oreja.

Clarke- Ya veo que todo genial... Vaya sonrisas que lleváis puestas-. dije mientras agarraba la cafetera.

Empecé a verter el café en mi taza, agradecida de que las chicas ya hubieran preparado café para todas.

Raven- como para no sonreír-, dijo Raven con una mirada coqueta.

Octavia- Cállate!- queriendo evitar que Raven se excediera, le dio un golpe en el brazo.

No pude evitar reírme ante la situación. Era evidente que Raven y Octavia estaban hechas la una para la otra.

Raven- Ay!, si no dije nada!-, protestó Raven mientras se sobaba el brazo adolorido.

Clarke- No hace falta... esta casa tiene las paredes muy finas-, dije riendo mientras saboreaba mi café.

Raven aprovechó para decir con descaro: -La verdad es que sí... Porque a vosotras también os hemos escuchado, toda la noche-, me miró traviesamente.

Las tres nos reímos tímidas, y la verdad era esa, nuestras habitaciones estaban pegadas, había escuchado toda la noche como ellas dos lo hacían, menudo aguante, conocía perfectamente a la latina en esos términos, y Octavia seguro que estaría muy satisfecha.

De repente, Lexa apareció en escena con los ojos hinchados por el sueño y una camiseta corta que resaltaba su atractivo.

De repente, Lexa apareció en escena con los ojos hinchados por el sueño y una camiseta corta que resaltaba su atractivo

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El mar sigue cantando cuando pierde una olaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora