51 !Lexa!

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LEXA

Me encontraba parada frente a mi casa, observándola detenidamente. La situación se había vuelto mucho más delicada de lo que había imaginado en un principio. Estar afuera era sumamente peligroso y realmente no sabía cómo enfrentar esa situación, especialmente cuando se trataba de las chicas. Me hubiera encantado llegar y decirles que todo estaba bajo control, que no era tan grave como parecía. Pero lamentablemente, esa no era la realidad. La situación era aún más hostil de lo que imaginaba, y si continuaba empeorando, sería prácticamente imposible salir al exterior.

Dejé mi bicicleta en la entrada y, a pesar del dolor agudo que sentía en mis extremidades, levanté la mano como pude para ingresar el código de seguridad. La puerta se abrió lentamente y entré despacio. Al cerrarla detrás de mí, ingresé el código nuevamente como medida de seguridad.

Comencé a caminar hacia el salón y no vi a nadie. Sin embargo, podía escuchar voces en la lejanía, las voces de las chicas. Me asomé por la cocina y allí estaban. Clarke estaba de espaldas a mí, apoyada en la isla, mientras Raven sostenía una taza humeante, seguramente de té. Octavia acariciaba la espalda de Raven, quien se veía visiblemente nerviosa.

Sabía que sus nervios eran a causa de mi demora. Les había dicho que llegaría en una hora, pero ya habían pasado casi dos. Sus ojos se encontraron con los míos y pude ver cómo sus expresiones cambiaron y se relajaron. Raven dejó la taza de té en la encimera y corrió hacia mí.

Cuando su pecho chocó contra el mío, comenzó a llorar como una niña. Sus manos apretaban mi espalda con fuerza, una fuerza descomunal. Me faltaba el aire, pero ¿cómo negarle un abrazo así a la persona más importante de mi vida?

 Me faltaba el aire, pero ¿cómo negarle un abrazo así a la persona más importante de mi vida?

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Agarre su espalda con firmeza, anclándola a mí, mientras con la otra mano sujetaba su nuca. Me sentía a salvo, segura entre sus brazos. Era como estar en casa.

lexa -Hey... cariño, tranquila. Ya estoy aquí...- murmuré mientras dejaba que mis dedos se deslizaran por suave cabello.

Sus lágrimas empaparon mi cuello mientras sollozaba, -Dijiste una hora, Lexa... ¡una jodida hora! Yo, Lexa... pensaba que te había pasado algo...-

Aprete aún más mi agarre, tratando de transmitirle toda la calma y el amor que sentía en ese momento. -Tranquila, Raven, mi vida. Estoy aquí. Perdóname... No quería tardar, te lo juro. Me apresuré... Pero...-

Fui interrumpida cuando se separó de mí y me miró fijamente, sus ojos escrutando cada centímetro de mi rostro y cuerpo. Finalmente, su mirada se posó en mis brazos, donde las heridas se hacían evidentes. Ella agarró mis manos y alzó mis brazos, con preocupación y asombro en su expresión.

Raven -Dios mío... ¿Qué te ha pasado?- preguntó, su voz llena de angustia mientras observaba las heridas en mis brazos.

Intenté tranquilizarla, hablándole con calma. -Bueno... se complicó, pero estoy bien, Raven. Son solo heridas-, respondí, buscando disminuir su preocupación.

El mar sigue cantando cuando pierde una olaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora