44 ¿Qué esta pasando ?

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Raven

Estaba paralizada por el miedo cuando vi a Lincoln, su figura macabra danzando en la oscuridad del estudio. Octavia y yo permanecíamos escondidas detrás del mostrador, observando con horror mientras su cuerpo se retorcía sin rumbo fijo. Arrastraba los pies con una pesadez espeluznante, su ropa empapada en sangre, su rostro manchado con la vida arrebatada a Jasper. No había mentido. Fue él, Lincoln, quien lo había matado de esa forma brutal.

Mis manos temblaban al asomarme, pero no me veía. Parecía haberse perdido, sin objetivo alguno. Sus pasos se acercaban cada vez más, erizándome el vello del cuerpo. Quería salir y aferrar a mi amigo, pero una sensación me invadía, una certeza de que el ser que deambulaba por el estudio ya no era Lincoln.

Dio un paso más hacia nosotras mientras la luz del amanecer chocaba contra su rostro, pero no se reflejaba en él. Su semblante se había transformado, su boca se abría y cerraba, sus dientes estaban manchados de sangre, sus ojos inyectados en venas rojas a punto de explotar. Emitía sonidos extraños, inhumanos, que retumbaban en el ambiente.

Sentí mi cuerpo estremecerse, sin saber qué hacer. El terror me invadía por completo. Octavia estaba a mi lado y no podía permitir que le ocurriera nada. Pero era imperativo que saliéramos de allí sin demora. Miré a Octavia, llevé mi dedo a mis labios en señal de silencio, sin pronunciar palabra alguna. Ella asintió, y comenzamos a desplazarnos lentamente.

Nos arrastramos casi a gatas, rodeando el mostrador y pegadas a la pared. Lincoln no nos veía, estaba desorientado, vagando sin sentido.

Luché por controlar mi respiración, aunque lo único que quería hacer era gritar y llorar desesperadamente. Pero debía proteger a Octavia a toda costa.

Mi objetivo era llegar hasta mi despacho y salir por la ventana. Correr hasta el coche y escapar de allí, poniendo a salvo a Octavia y llamando a la policía.

Estaba tan cerca de Lincoln, literalmente a menos de dos metros. Su presencia me intimidaba, pero no podía dejar que eso me detuviera. Estábamos un poco más cerca del despacho, de repente, Octavia pisó un objeto desconocido, en ese instante, se me cortó la respiración y mi corazón se aceleró.

Vi cómo los ojos de Octavia se abrieron de par en par, su boca también dejó escapar un jadeo de puro terror. Sabía que no podía permitir que Lincoln se le acercara. Sin pensarlo dos veces, él salió corriendo en dirección a Octavia, gruñendo enfurecido y rabioso. La saliva brotaba de sus dientes como la de un animal enfermo. Me sentí paralizada, incapaz de moverme.

Octavia intentó escapar, pero Lincoln logró agarrarla por el brazo, haciendo que ella cayera violentamente contra la pared, golpeando su cabeza con fuerza. Un grito de dolor y angustia escapó de los labios de Octavia, pero Lincoln no la soltaba. En ese breve instante, pude ver cómo él intentaba morderla mientras ella forcejeaba para liberarse de su agarre.

Sin pensarlo dos veces, agarré una silla y la estrellé contra la espalda de Lincoln. Él se tambaleó, pero ni siquiera cayó al suelo. Octavia aprovechó ese momento para liberarse de su agarre y correr hacia nuestro objetivo. Hice lo mismo, pero en medio del camino sentí las manos de Lincoln agarrándome del pelo, tirándome hacia atrás. Caí al suelo y él se cayó sobre mí, sus gruñidos y sonidos llenaban mi cabeza.

Sus dientes castañeaban y chirriaban con furia, mientras luchaba por esquivar los feroces intentos de morderme. Me retorcí en el suelo, desesperadamente buscando evitar sus movimientos .

Sentí su baba caer sobre mi frente, sus dientes a escasos milímetros de mi rostro. En ese instante, un eco distante resonó en mis oídos: -¡Suéltala!-.

El mar sigue cantando cuando pierde una olaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora