diez:

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«¿Realmente estoy absuelto?», fue la animada pregunta de Hansol tras escuchar por parte de su madre que su castigo fue arrebatado por la mejoría de sus calificaciones y comportamiento.

—Pero debes prometer que...

—¡Sí, voy a seguir subiendo mis calificaciones, seré un muchacho ejemplar, ayudaré en casa con la limpieza, te llevaré el desayuno...!

—Con subir tus calificaciones basta —aclaró nerviosa ante tanto entusiasmo—. Sé que no estarás envuelto en más peleas, principalmente porque quienes los molestaban están obligados a no provocarlos.

—¿Puedo regresar a los entrenamientos?

—Sí.

—¡Sí! —gritó mientras sacaba una porción de fruta que su madre suele servirles cuando llegan de la escuela.

—Será mejor que coman un poco por ahora, porque tu padre traerá una pizza después del trabajo.

—¿Pizza? —preguntó SeungKwan, entre la alegría y el miedo.

—Sí, una italiana, con tomate y jamón y esas cosas.

—¡Pizza, SeungKwan —animó Hansol—, vamos a comer pizza!

—Sí, suena bien.

—Primero saco mi mejor calificación del año en Matemáticas y Álgebra, luego revocan mi castigo, y comeremos pizza. ¿Hay algo que pueda mejorar aún más este día?

—No lo sé.

—Era una pregunta retórica. ¡Obviamente no lo hay! ¿Qué clase de vida sería la mía con todas las novedades positivas tiradas al mismo tiempo?

Por un lado estaba contento por Hansol, y es que esa sonrisa no se veía todos los días, ni todas las semanas, ni todos los meses. Pero el otro era camuflar de alguna forma sus impulsos de comerse una pizza familiar para él solo, como la que trajo a la mesa el señor Chwe que tanto estimaba. «¿No vas a comer?», le pregunto cuando habilitó al resto para sacar las porciones que vean convenientes.

—SeungKwan —le dijo Hansol con bastante pizza entre sus dientes—, no me digas que no vas a comer.

—Come, hijo —pidió con ternura la señora Chwe—, se va a enfriar.

—Sí comeré —responde mientras agarra cuidadosamente un trozo.

—¿Algo te cayó mal? —le preguntó Hansol—. Desde que llegaste a la escuela estás así.

—¿Qué ocurrió en la escuela? —intrigada le preguntó la señora Chwe.

—Solo me dolía el estómago, pero ya pasó. Ahora podré comer sin malestares.

—SeungKwan dice que comer arroz solo…

—¡Hansol, no digas nada!

—¡Hey! —la señora Chwe les dijo, llamando la atención—, no se grita en la mesa, ni se discute. Ambos mantengan la calma y cenen.

SeungKwan solo comió una rebanada, aunque perfectamente pudo haberse repetido una docena. Gran parte de eso se vio reflejado cuando llegó a casa: sus padres, como muchas veces ocurre, salieron para comprar mercadería para la semana, dejándolo solo, pero escondiendo la gran mayoría de comida que pudiera acabarse en segundos, ubicando únicamente un gran plato lleno de ensalada de lechuga.

Aprovechando que tenía la casa sola, subió a una silla al frente de cada mueble colgado en la pared, encontrando únicamente vasos, algunos pocos platos y tarros con azúcar y demás parecidos. En los de abajo bastantes verduras, y en la nevera carne cruda, queso, sopa fría, agua y bebidas. Quería comer algo caliente, como un pocillo repleto de arroz recién sacado de la arrocera, con cinco largas y gruesas tiras de jugoso y costoso cerdo a la plancha, con una contundente ensalada de pepino revuelta en perfecto aliño, unas mortales salsas sobre el plato principal y sentir las burbujas de una fría soda erizar su piel.

I've Always Loved U • VerkwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora