treinta y uno:

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La noche siguiente fue la última de Vanessa, su familia y Marceline; un alivio para SeungKwan, cuyo remordimiento le ahorca, con todas las manos que le atribuye al asunto, cada vez que debía recibir con una brillante sonrisa a la víctima de todo su amorío. Para su bendición, se irá. De hecho, ya estaba llevando su bolso a su camioneta y sus padres charlaban unos últimos intercambios con los padres y tíos de Hansol.

Saliendo de la cabaña para despedirse, ve a lo lejos a Matt corriendo con cara de criminal ansiosamente feliz hacia SeungCheol y le susurra algo que le causa la misma impresión. SeungKwan tenía curiosidad, pero prefirió esperar a que Hansol apareciera; pero no lo vio venir por ningún lado. Supuso, por la actitud de Matt y la ausencia de Hansol, que una novedad asombrosa estaba sucediendo ahora mismo, y que tenía que saberlo por su propia cuenta. Pero antes de meter narices, Matt se acerca corriendo y lo detiene.

—¿Adónde vas?

—Nada… ¿Has visto a Hansol?

—¿Hansol? —pronuncia lento y muy detallado—. Creo que está muy ocupado.

—¿Dónde está? Necesito hablar con él. —realmente no tenía necesidad.

—Solo te diré que vas por muy buen camino.

Se alejó con una picante sonrisa, incomodando la curiosidad de SeungCheol y poniendo en juicio si era correcto ir y averiguarlo por su propia cuenta. Pero siempre es su intriga más pesada que su prudencia.

Así que, con el mismo ritmo con el que salió, se adentra al lugar que Matt había abandonado. Se encuentra con un sendero demasiado angosto para considerarlo uno, pero lo usa como uno. Había caminado, a juzgar por lo que escuchaba, hasta llegar a las entradas de la playa, pero también se encontró con demasiada vegetación obstruyendo a sus narices y eso generaría un molesto y fácilmente identificable ruido. Se detuvo, pero escuchó una juguetona y conocida voz a su derecha. Se combina bastante mal con el mar, y después de trabajar en concentrarse en la voz de la persona, reconoce a Marceline.

Una ola no le dejó identificar lo que dijo, pero sí pudo separar eso de la voz de Hansol que también se escucha en una actitud similar. Por poco se había olvidado de su objetivo por hallar a Hansol, y cuando su misión estaba casi cumplida, no deja más en espera su curiosidad y se acerca al borde del alto sendero, defendido por árboles, y saca la cabeza entre dos de ellos, luego de deshacerse de unas ramas que le impedían el paso…

Ahora sentía que la curiosidad realmente mató al gato. Y si SeungKwan fuese ese gato, le hubiera aniquilado ver cómo Hansol besaba a Marceline y esta se nutría jugosamente de su boca.

Gran parte de sus facultades se paralizaron, menos la angustia que le oprime el pecho con cada segundo que soporta ver las manos de Hansol rodeando y acariciando la cintura de Marceline.

Todo parecía indicar que la amabilidad solo fue usada para levantar sus caídos ánimos.

La familia y su invitada colada se marchan, despertando una especie de tristeza en SeungCheol, una hipnotizada fascinación en Matt y un agrio semblante en Hansol. Con SeungKwan no se podía afirmar nada, pero él sí podía decirse que la tranquilidad estaría a su favor por un eterno periodo de tiempo, alejado de la familia Choi, de sus hijos, de sus problemas y abandonando todo lo que veía y le recordaba lo desdichado que se miraba a sus propios ojos.

Entró a la cabaña y se acostó boca abajo en su cama, con un cojín en su rostro para amortiguar la abrumadora angustia que destilaba como humo de una chimenea. Pero en las vacaciones en conjunto, la soledad es un reto personal. Una persona se sienta a su lado, y SeungKwan no tiene ningún tipo de interés en conversar con alguien, pero la voz de Hansol no parece recién salida de un circuito de besos.

I've Always Loved U • VerkwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora