cuarenta y seis:

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Antes de volver a salir, mientras la pequeña orquesta toca una de las tantas composiciones ambientales, SeungKwan busca la distracción en el agua, en el jabón, en mojarse el rostro, en sumergirlo. Se oculta en la naturalidad fría del agua, confiando en esta, hasta que no puede contenerlo más y retira la cara. Quita el tampón y ve el agua fluir como remolino hasta irse por completo. El espejo ya no parece reflejar su verdadero rostro, como si tantos eventos de su vida se hubieran desarrollado sobre su piel sin moverse de lugar, sin avanzar más de unos minutos.

—SeungKwan.

El baño, cuya puerta estaba abierta, parecía haberse abierto de una patada tan poderosa como el choque de dos placas. SeungKwan mira el techo, las luces para verificar si solo era su imaginación o realmente estaban fallando. La verdad es que prefiere mirar la luz directamente antes que verle, a él, a quien avanza. Pero no puede quedar ciego, por lo que se mira en el espejo.

—¿SeungKwan?

La voz de MinGyu es cada vez más llamativa, más magnética, la bruma inesperada en un desierto. La suela, la tapa de su tacón bajo, sus manos en los bolsillos de su saco; todo entra a su oído como un insecto. Lo mira desde el espejo, pero regresa a sí mismo.

—Estuviste impresionante en la presentación. Nunca escuché a alguien cantar tan bonito.

—Gracias —responde con firmeza. Se voltea para verlo, sin flaquear—, es una linda opinión de tu parte.

—Veo que la vida te ha tratado muy bien. Te ves muy bien, mucho mejor que hace unos años. —se afirma en la pared y sonríe—. Veo que has encontrado tu pasión y dejaste de preocuparte por el futuro. —alza la mirada y su sonrisa se gentileza.

—Veo que has llegado muy lejos. —larga el agua y comienza a lavar sus manos por puro ocio—. Te he visto jugar en la televisión... Honestamente no voy por tu equipo, pero lo haría para animarte.

—Es lo más considerado que alguien me ha dicho últimamente.

—No mientas para llamar mi atención. —detiene la caída del agua y agita sus manos hasta secarlas.

—¿Te gustaría venir conmigo después de la velada? —se acerca otro poco—. La temporada está en un receso y tengo días libres. Pronto regresaré a la cancha, pero antes de eso, me gustaría saber más de ti, qué ha sido de tu vida, y que sepas de mí.

—Tengo una vida muy ocupada, MinGyu.

—Oye, pero ¿no estás feliz de verme? —se acerca definitivamente, riendo, esperando una reacción similar—. Ha pasado tanto y crees que no me alegra verte nuevamente. ¿Qué clase de tipo crees que soy?

—Claro que estoy feliz de verte, pero comprende, tu llegada acá fue imprevisto para mí y para todos. ¿Has visto cómo esas personas te veían y te saludaban desde que entraste a la recepción?

—Sí, pero todos son desconocidos para mí. En cambio tú..., te conozco desde hace años, te conozco bien. No es complicado entender que estoy más interesado en hablar contigo que con el resto...

—MinGyu —dijo alguien distinto desde la entrada del baño.

—¡Oh! —voltea—. ¡Chan, tanto tiempo!

—¡MinGyu, estás acá! —corre para abrazarlo y palmear su espalda.

—Hola, hombre. —lo carga debido a la fuerza del abrazo.

—Nunca imaginé volver a verte así de cerca. —se deja caer—. ¿Sabes cómo fue para mí verte en la televisión por primera vez? ¿Hace cuánto fue? ¿Dos años o un poco menos? ¡Qué importa! Tu vida ha de ser un paraíso, ahora que eres un jugador de fútbol famoso, muy amado y millonario.

I've Always Loved U • VerkwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora