veintiuno:

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Vanessa Cruz aprobó la prueba de belleza que ni Hansol ni SeungKwan sabían que existía. Desde Puerto Rico, con padres estadounidenses, se mudó al barrio el año pasado y le arrebató la soltería a SeungCheol cuando él la vio en la orilla de la playa, un día caluroso de primavera, sola, huyendo de las olas. Ella explica que conocía a SeungCheol, ya que él salía a trotar de vez en cuando, y le pareció tan atractivo como ella a él.

Hansol, por alguna razón, rodó los ojos cuando SeungCheol enumeraba los puntos que hacían a Vanessa una chica soñada por muchos, y subió al segundo piso.

—Llevamos casi cuatro meses de noviazgo —dijo SeungCheol, sentado junto a Vanessa en el sofá.

—Oh, eso suena bien —opinó SeungKwan netamente por educación.

—Vanessa maneja muy poco el coreano, por lo que no puede entender mucho. Suelo hablarle en inglés, aunque ella diga que mi pronunciación es extraña.

—Noto que no puede entender nada de lo que estoy diciendo.

—Puedo traducir cualquier cosa que me digas. No sé si te interesa.

—No es necesario. Se ve muy tranquila.

—Lastima que me pertenezca. —la abrazó de su cintura.

—Entendí eso —responde ella en inglés mientras le sonríe.

—Lo sé, mi amor, lo sé.

SeungCheol se arrima lo mínimo para no derribarla en el sillón y hacer de la presencia de SeungKwan un cuadro en blanco y negro. Aunque a SeungKwan no le molestaría para nada, porque hubiera observado a SeungCheol, siendo tan masculino e imponente sin ningún tipo de advertencia. «Está el chico acá. No seas tan caliente», dijo ella riendo por unos besos en su cuello, algo que SeungKwan entendió, debido a que era buen estudiante en Inglés y Hansol sabía inglés.

Cruzó las piernas y miró a los costados de la sala como si fuera la primera vez que lo hacía, hasta escuchar otro movimientos que no fueran hechos por la lengua o labios.

—¿Qué hay de ti, SeungKwan?

—¿De mí? —volvió a mirarlo, notando que su cabello había sido revuelto—. ¿De qué hablas?

—Me imagino que deberías tener alguna novia allá en Corea.

—No, no tengo novia.

—¿Le estás preguntando si tiene novia? —preguntó rápidamente Vanessa en inglés, alegremente molesta.

—Es una pregunta inofensiva —responde él—. ¿Qué tiene de malo? El chico no se ve tonto.

—Eres un desubicado —vacila golpeando su brazo—. No tienes que ser así de bromista con todos los chicos para presumir que andas conmigo.

—No existe hombre alguno que no lo haga si saliera contigo.

—¡Eres un payaso! —se echa a reír, recostada en el hombro de SeungCheol.

Efectivamente, SeungKwan resultó un invitado más. Contó exactamente treinta y dos segundos, y nada. Decide ir a las escaleras y subirlas, pero con la pegajosa sensación de no saber exactamente qué hacer después. «¿Qué tal si…?». Sabía que oportunidades como estas eran más escasas que meter una aguja entre construcciones Incas de hace cinco siglos: en el último escalón, miró a la pareja después de un curioso silencio… SeungCheol está sin camisa, recostado de espalda en el sillón… «Mierda», susurró.

Vanessa reaparece con una crema cualquiera en sus manos y se ubica sobre las piernas y… buen trasero de SeungCheol que no se avergonzaba de presumir aún con ese jeans que se ajustaba muy pero muy bien. La crema es aplicada en la dura espalda y las manos de Vanessa hacen lo que lógicamente harán. «Hm, así me gusta», decía SeungCheol cada vez que Vanessa demoraba más de lo previsto en subir y bajar.

I've Always Loved U • VerkwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora