veinticuatro:

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Antes que todo, SeungCheol le ordenó tajantemente una ducha rápida, y tras ver que obedeció con sumisión y se presentó desnudo, no aplazó lo que con tanto esmero había ideado para llegar a ese punto.

No tenía sabor, pero el pene de SeungCheol era una rama de rico olor a incienso. Más rico era el diseño que el destino quiso que tuviera: gordo y fuerte, con un glande brillante, una vena peligrosa y un largo adecuado para el tipo de boca que SeungKwan adquirió al ser creado. Nadie podría estar en sus zapatos para creer saber la adrenalina de sentir el dolor de SeungCheol por tragarse cualquier expresión de gloria, y SeungKwan no ayudaba en nada con lo bien entrenado que había sido por MinGyu. Ya se había olvidado que existía desde que conoció a SeungCheol y su rico pene.

Rica también era su boca y entrenada era su lengua, como si hubiera competido en olimpiadas de besos. La experiencia de ambos se hacía muy distante con el desliz que SeungKwan sufrió al dejarse en los brazos de SeungCheol, en sus besos que lo sostenían como una soga bien atada a su culo, acomodado por las duras manos de quién frotaba su pene con el suyo.

—¿Cuántos años tienes? —preguntó en una fractura de consciencia.

—No lo sé… ¿Qué crees tú? —caminando por el mismo paso que SeungCheol usaba.

—No quiero problemas con la ley. —torció su labio con una sonrisa.

—Tengo dieciocho.

—Tal vez allá me hubieran mandado a la cárcel, pero acá eres totalmente libre.

Nunca las palabras, o la ordinaria habilidad de poder pronunciarlas, le habían presumido el ferviente encanto erótico que alguien demostrara tener. Para SeungKwan, Choi SeungCheol es la especie de hombre que encarna la fascinación que le gritaba al destino poder merendar. «Vanessa se vuelve muy aburrida, pero veo que tú estás dispuesto a dejar de mirar a mi hermano con tal de pertenecerme», lo hizo girar en sus talones, lo empujó con besos en el cuello y tomó su cintura con un brazo, utilizando la otra mano para seguir arañando su mayor atributo.

—Oh, qué lindo pene tienes —comentó demasiado romántico, una opción que confunde a SeungKwan.

—¿Mi pene te parece lindo?

—Sí, es muy tierno. —baja su mano hasta tomarlo—. Está muy duro. ¿Así está cuando mi cara viene a tu cabeza?

—Sí… Ay —gimió ante la lenta masturbación que SeungKwan iniciaba. Para contribuir, buscó el pene de SeungCheol con sus nalgas y lo metió en el medio, masturbándolo con la separación de estas.

—Uy… Oye, oye… Ay, oye, ja, ja, ja… Pensé que querías ir un poco más despacio.

—Que rico debe sentirse tenerte dentro de mí —susurró—. Ay, ay, no lo hagas rápido.

—Nunca vi un pene tan adorable, y eso que he visto y probado muchos penes. —agregó lamidas en su cuello—. Acuéstate boca abajo.

Antes de obedecer, SeungCheol lo empuja para acelerar el asunto, pidiendo silencio absoluto. Mientras SeungKwan se acomodaba, unas fuertes manos empezaron a jugar con sus nalgas, desuniendo su forma natural y una gota tibia y aguada cayó con precisión en su entrada.

—Si hablas o emites algún boche que nos delate, te culparé de todo esto y te expondré como el maricón que eres.

—Me estás asustando —dijo mostrando la mitad de su rostro, mientras la otra mitad se hundía en el cubrecamas.

—Mas te vale tener miedo de mí.

Nadie lo había puesto en dificultades tan grandes para asimilar ese lenguaje climático entre una romántica primavera y un deprimente otoño. Prefirió tomarlo como un juego de seducción, justo cuando la lengua de SeungCheol excava en las paredes de su culo, sumergiendo su rostro para olerlas y meter la punta de su lengua en la limpia entrada, justo como SeungCheol se lo había exigido. «Tienes el mejor culo que he comido», murmuró excitado. Su lengua continuó penetrando por un buen rato, demasiado para SeungKwan que se estaba masturbando contra el colchón, pero SeungCheol lo detuvo, presionando sus brazos sobre su cadera.

I've Always Loved U • VerkwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora