sesenta y cuatro:

22 5 0
                                    

Cada uno era la medusa del otro; se miraban a los ojos y se convertían en estatuas pero con corazones. SeungKwan quiere sujetarse de HyunSik, pero su mano no puede agarrarlo, y cuando gira para buscarlo se da cuenta que estaba solo. No tenía energías para suponer su paradero porque estaba petrificado por un resquemor poco menos que amargo. Hansol no presentaba los mismos síntomas, pero SeungKwan no pensaba que estaba ahí por gusto, en el parque que queda cerca del edificio, ese parque que tiene a los árboles con sus hojas verdosas como sombrillas frente al calor o paraguas contra la lluvia.

No había más gente, como si Hansol hubiera decidido quedarse en medio del aislamiento para hablar solo y no ser escuchado.

—¿Qué haces acá? —preguntó SeungKwan.

—SeungKwan, yo…

—¿Por qué estás acá si deberías estar en ese avión? —dio pasos leves pero temblorosos y luego irrumpió en un llanto doloroso de escuchar—. ¡Pensé que lo nuestro había quedado claro! ¡¿Qué mierda estás haciendo acá?!

Hansol no era un sujeto de lágrimas, pero luego de mucho tiempo se le podían ver los ojos compadeciendo de una ira cuya raíz proviene de un sentimiento complicado de digerir.

—¡Contesta!

—Cambié mi vuelo.

—¿Para qué o qué?

—Quería decirte algo antes de irme.

—¡Pues dilo de una buena vez para que te largues!

—¿En dónde estabas? Fui al departamento y nadie abrió...

—Solo habla —interrumpió enojado y como la paciencia no lo estaba cubriendo, se desesperó—. ¡Habla de una maldita vez, Hansol!

—¿Estabas en el aeropuerto?

—Eso… Eso no importa. ¡Habla!

—¿Estabas allá por mí? —se acerca pero no mucho tras sentir una oposición en los gestos de SeungKwan.

Si SeungKwan estuviera realmente disgustado le hubiera escupido una respuesta fulminante y le hubiera exhortado su exilio definitivo de su vida. Pero no lo estaba, para su desdicha.

—¿Fuiste a buscarme?

—Eso no importa…

—Sí importa. —regresó al acercamiento sin importarle qué tanto rechazo mostrase SeungKwan.

—¡Dime lo que ibas decirme antes de que...!

Hansol lo apagó como si las yemas de sus dedos fueran interruptores. Los había tocado con los suyos y lentamente, como si los estuviera aceitando naturalmente, los enlazó. Ahora el frío no era un problema cuando Hansol comienza a llorar luego de años sin hacerlo, y eso era nuevo para SeungKwan, tanto que incluso se alarmó.

—Te amo, SeungKwan. —suspiró para refrescar sus ojos, pero solo atrajo la tensión a sus palabras.

—¿Y eso qué?, ya lo sé —respondió cerrando los ojos en respuesta a su decaimiento, pero se enojó consigo mismo por recibir todos los signos de alguien enamorado. —¡No tienes remedio! —agachó la cabeza y tiró de sus manos para desentenderse del gentil tacto de Hansol—. ¿Por qué me das estos disgustos? Tú te irás y yo... tal vez me siga acostando con los mismos hombres. ¡Cuando regreses allá estarás en la cama con muchas mujeres y pensarás en mí, así como yo estaré con muchos hombres y pensaré en ti!

Hansol lo volvió a interrumpir como un hipo. Lo abrazó e inmediatamente la cabeza de SeungKwan comenzó a recibir martillazos desde el pecho de Hansol. Fácilmente tenía sus costillas duras como el suelo, porque a este punto el corazón podría incluso atravesarle el cráneo.

I've Always Loved U • VerkwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora