treinta y siete:

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El vuelo que sacará a Hansol del país para enviarlo a Estados Unidos, a vivir con sus tíos hasta que logre establecerse con éxito de manera independiente, saldrá a mitad del amanecer.

Hansol, está organizando y separando sus pertenencias, discriminando algo de ropa y otras cosas que dejará en su habitación, mientras tiene el primer disco de Mariah Carey girando en su radio portátil. Una enorme caja de cartón está sobre su cama, y el interior es una partida de Tetris con libros, pantalones doblados y ropa interior. A los pies de su cama está su mochila con los documentos necesarios, su pasaporte y cosas adicionales que son indispensables para él.

—¡Hansol —gritó su madre desde el primer piso—, SeungKwan está aquí!

—¡¿SeungKwan?! —susurró nervioso.

—¡Está subiendo!

Cerró la caja y guardó con prisa algunas cosas restantes en su mueble. No deseaba que SeungKwan entre y lo primero que viese fuera una habitación desordenada por su ida; realmente no deseaba verlo a él ni a nadie. «¿Hansol?», dijo SeungKwan en el pasillo, sin abrirla para pasar, un acto común que decide quitar de sus costumbres. Hansol le echa un último vistazo a la habitación antes de abrirle la puerta y dejarlo pasar.

—¿Qué te trae por acá? —le preguntó como si nada extraordinario estuviera por ocurrir, cerrando la puerta.

—Tu mamá nos invitó a mis padres y a mí.

—¿Mi mamá? ¿Por qué hizo eso...?

—Hansol —le dijo su madre desde la escalera—, los señores Boo y nosotros saldremos un rato. Iremos al bar que está a la vuelta, pero no tardaremos. Por favor, cuando tengas todo listo, nos llamas.

—¡Está bien, mamá! ¡Disfruten del alcohol!

—¡Chistoso!

Cuando escucharon la entrada cerrarse y el minucioso sonido del seguro ser puesto, ambos se enteraron de la soledad que había ahora, no solo en la habitación, también en la casa. Hansol se sienta en su cama y agarra una pila de cuadernos que quedan pendientes para revisar, evadiendo la presencia de SeungKwan. Es entendible para SeungKwan, porque tampoco era su deseo llegar, pero sus padres se habían enterado en la tarde sobre la novedad y pensaron que SeungKwan no estaba al tanto, y SeungKwan los mantuvo ignorantes sobre eso, porque mencionar el nombre de Hansol estaba atropellando las migajas de tolerancia que mostraba ante eso. Este se sentó al extremo de la cama.

—¿Tus padres aceptaron la idea del contrato y mudarte a Estados Unidos? —preguntó desanimado.

—Se los dije hace un mes, y, al principio, no estaban muy de acuerdo...

—¿Tenías planeado irte desde hace más de un mes? —dijo sorprendido y no de manera grata.

—Yo no sabía si aceptar o no, pero les comenté acerca de la oferta lo antes posible. —Dejó los libros a un lado y una fracción de su indiferencia—. A ti te conté prácticamente en el momento dado... No tienes razón para reaccionar de esa manera.

Hansol tenía razón por un lado y SeungKwan empatiza con ciertas cosas que no eran de su asunto. Pero quería inmiscuirse aún más en cómo fue capaz de no anticipar la firma, en ignorar la importancia de los sentimientos, como si para él Hansol fuera un simple conocido, un simple amigo. Aunque tampoco debía asumir que Hansol tomó la decisión mucho antes de darla a conocer.

—¿Dejarás algunas cosas acá?

—Eso estoy revisando. Tampoco es mi intención estallar el equipaje.

—Entiendo, eso tiene lógica.

—Sí, eso creo.

Expulsan un quejumbroso silencio por densos momentos, primordialmente porque no se habían preparado en lo más mínimo para ese último encuentro sin aviso. Hace un año Hansol hubiera contado un mal chiste que hiciera reír a SeungKwan de lo malo que es. Ahora era estar en casa de un desconocido.

I've Always Loved U • VerkwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora