Lo que ella me hacía sentir no era normal. Lo que sentía cuando la tenía a mi lado no era nada normal. Pero no me habría importado acostumbrarme a ello.
Estábamos caminando uno al lado del otro por las oscuras calles de Londres camino al piso que compartía con Lío, no quedaba lejos pero se estaba haciendo largo porque estaba pasando mucho frío. Abril parecía no tenerlo y eso que llevaba tan solo una camisetita. Disimuladamente me acerqué un poquito más y nuestras manos se rozaron. A ella pareció no importarle, de hecho, me acarició la mano con el dedo índice o quizás me lo estaba imaginando porque ya era tarde y necesitaba dormir.
No hablamos nada durante el camino, supongo que ella estaba cansada de hablar. Me había abierto el corazón de par en par y no podía evitar sentirme mal porque yo no podía hacer lo mismo con ella. No me sentía preparado aún para contarle mi historia con la Innombrable y creía que estaba siendo muy egoísta porque Abril me había contado su pasado a pesar de que lo más probable era que no quisiera hacerlo y sin embargo yo no le contaba nada de lo mío.
Llegamos al piso y cuando abrí la puerta encendí enseguida las luces para que pudiese ver la estancia.
—¡Pero qué mono! —exclamó con un chillido que casi me dejó sordo.
Me giré extrañado porque en el piso no había nada mono y la vi agachada manoseando a Bigotes y entonces entendí el chillido.
—No me habías dicho que tienes un gato, pero mira que precioso es. —Empezó a hablar con esa vocecilla extraña que se pone cuando se habla con un bebé—. Eres la cosita más mona del universo, claro que sí.
Le rascó la cabeza y Bigotes parecía encantado con tanta atención y bufé algo contrariado. Si yo le hacía lo mismo el gato me bufaba, ahora... viene una chica guapa a darle mimos y el gato de los cojones está encantado. Traidor.
—¿Cómo se llama?
—Bigotes —contesté enarcando la ceja cuando vi al animal moviendo una de las patas traseras, disfrutando de las caricias de Abril.
Ella me miró aguantándose la risa y siguió manoseando al gato.
—No es un nombre muy... original.
—No estaba muy inspirado ese día, ¿tienes sed?
Ella negó con la cabeza y me fui a la cocina, dejándola sola con el gato traidor. Mientras estaba en la cocina escuchaba a Abril hablándole a Bigotes con esa vocecilla tonta y no pude evitar rodar los ojos. ¿Por qué la gente hablaba así cuando veían a un animal? Con un bebé lo podía entender pero con un gato traidor pues no lo llegaba a comprender, aunque claro, ella no sabía que el puñetero Bigotes era un gato traidor y cabrón.
Salí de la cocina y me los encontré a los dos sentados en el sofá, el gato encima de ella y Abril dándole besitos y manoseándole mucho, demasiado. Me senté a su lado y quise quitar al gato de las piernas de Abril pero el animal me bufó, como siempre.
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Siempre nos quedará Londres #1 #PGP2024
Jugendliteratur«Solo somos dos almas rotas destinadas a encontrarse». Abril solo tiene clara una cosa en su vida: no quiere saber nada de chicos. Pero el destino le tiene preparada una sorpresa cuando decide hacer un viaje a Londres junto a su inseparable amiga...