Me desperté al sentir una suave caricia recorriéndome la espalda desnuda. Abrí los ojos y me encontré con los verdosos iris de Drew que no tardó en sonreírme cuando vio que ya me había despertado.
—Buenos días preciosa.
Me dio un besito en la frente y siguió acariciándome haciendo que cada poro de mi piel se erizara.
—Buenos días —contesté con la voz ronca—. ¿Cuánto rato llevas observándome mientras duermo?
—Pues... diría que casi podría parecer un acosador bastante psicópata.
Reí con fuerza mientras me giraba y lo abrazaba. Mientras él acariciaba mi espalda yo me dedicaba a pasear las yemas de mis dedos por su pecho, el abdomen... disfrutando de cada rincón de su perfecta anatomía.
—Creo que voy a darme una ducha —comenté separándome de su cuerpo caliente y sentándome en la cama.
—Si necesitas ayuda... —sonrió de lado y le di un manotazo en el hombro.
—Sé ducharme solita, no te preocupes. ¿Me dejas algo de ropa?
Asintió y bostezó abriendo tanto la boca que parecía un león. De hecho, por la noche ya parecía ser un león hambriento y no de comida, precisamente.
—Coge lo que quieras, toda mi ropa es tuya y toda tu ropa es... tuya también.
—¿No quieres ponerte un vestidito?
—Si es una de tus fantasías no seré yo quién te la prohíba.
—Que idiota eres, ahora vuelvo.
Le di un beso corto, suave y muy casto y me separé de él enseguida para evitar tentaciones. Me enrosqué la sábana en el cuerpo porque aún no tenía la confianza suficiente como para pasearme en pelotas con él presente, aunque la noche anterior ya me había visto tal y como me trajeron al mundo. Rebusqué en los cajones de su armario y cogí una sudadera roja que parecía lo suficiente grande como para taparme, me llevé las medias que estaban colgadas en la lamparita del escritorio, también cogí la ropa interior que había terminado tirada por el suelo y fui hacia el baño para darme esa ducha que tanto necesitaba.
Si semanas antes me llegaran a decir que estaría desnuda en la misma habitación que Drew probablemente les habría mandado a la mierda. Suspiré hondo mientras me metía en la ducha y dejaba que el chorro de agua resbalara por mi cuerpo. Estaba agotada pero era un agotamiento que estaba dispuesta a tener siempre. No me podía creer todo lo que había pasado en tan solo una semana. Me sentía como si estuviese flotando en una nube, una nube rosa de azúcar y llena de colores porque sí, Drew había llenado mis días de color. Mi cuerpo aún no se había recuperado de las suaves caricias que Andrew me había regalado, seguía sintiendo el tacto de sus dedos y sus labios rozándome cada centímetro de mi piel.
Me vestí con su sudadera, que olía a él y me puse las medias para no pasar frío. En cuanto entré a la habitación me encontré a Drew, aún desnudo, sentado en la cama apoyado en el cabecero y rasgando las cuerdas de su guitarra. Levantó la cabeza y me sonrió cuando se dio cuenta de que estaba en el marco de la puerta.
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Siempre nos quedará Londres #1 #PGP2024
Teen Fiction«Solo somos dos almas rotas destinadas a encontrarse». Abril solo tiene clara una cosa en su vida: no quiere saber nada de chicos. Pero el destino le tiene preparada una sorpresa cuando decide hacer un viaje a Londres junto a su inseparable amiga...