42. Abril

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Al salir de la enfermería volvimos a la estación para coger el vehículo que nos llevaría al chalet otra vez

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Al salir de la enfermería volvimos a la estación para coger el vehículo que nos llevaría al chalet otra vez. No me apetecía seguir esquiando y menos sabiendo que Andrew se había caído. Por el camino me explicó que había bajado por una pequeña pendiente y que el pie derecho se le había resbalado, haciendo que se cayera rodando por la pendiente. No había sido muy grave pero el susto que me había llevado era enorme, menos mal que todo había quedado en un susto.

En cuanto llegamos al chalet lo obligué a cambiarse de ropa y tumbarse en la cama para recuperarse, él refunfuño bastante pero al final me hizo caso y se encerró en la habitación para descansar. Aproveché para coger mi móvil y encenderlo; antes del viaje nos habíamos puesto de acuerdo entre todos para apagar los teléfonos y desconectar del mundo durante aquella semana. Pero no pude evitarlo y aprovechando que Andrew estaba durmiendo lo encendí y me llegaron un montón de mensajes. Menos mal que estaba sentada en el sofá porque si no me habría caído al suelo de la impresión. Todos los mensajes eran de Héctor.

Héctor: dónde estás? yo ya estoy en el avión con los demás.

Héctor: vaya, acabamos de llegar a París y sabes qué? Resulta que tú no estás aquí.

Héctor: se puede saber por qué me has mentido? Te has quedado en Barcelona?

Héctor: no te habrás quedado para quedarte a solas con Andrew verdad?

Héctor: joder Abril, pensaba que éramos amigos. ODIO QUE ME MIENTAN JODER.

Héctor: perdona. Mira no estoy enfadado, solo estoy decepcionado. Abril, no me lo esperaba de ti. Deberías ser más sincera, solo tienes diecinueve años pero deberías empezar a ser más honesta. Entiendes? Mira, quiero ayudarte, de verdad. Yo tengo mucha experiencia de vida y puedo ayudarte en todo lo que necesites, vale? Te ayudaré a ser mucho mejor persona, ya verás.

Un fuerte escalofrío recorrió mi espalda al leer aquellos mensajes. ¿Héctor quería ayudarme? ¿Se creía un ser superior o qué le pasaba? En lo único que tenía razón era en lo de ser más sincera. Sí, debía ser sincera y abrirme en canal. Había llegado el momento de dejar las cosas claras, así que entré en la habitación y cuando me acerqué a la cama de Andrew vi que estaba durmiendo tranquilamente. Respiraba pausado y su semblante estaba relajado. Me senté en la cama y no pude evitar alargar el brazo para rozar con la yema de mis dedos la caliente piel de su rostro. Acaricié la cicatriz de la ceja como tantas veces había hecho en el pasado. Entonces se removió algo inquieto y aparté la mano enseguida antes de que abriera los ojos. En cuanto me vio sonrió y vi una chispa de felicidad en sus ojos.

—Echaba de menos que me acariciaras la cicatriz —dijo con la voz ronca.

Sonrió de lado y estuve tentada a tirarme encima de él como una pantera, pero me contuve. Me mordisqueé el labio con nerviosismo y él me dio una palmadita en la rodilla.

—Te he dicho esta mañana que no te muerdas los labios, ¿quieres matarme o qué te pasa?

—Si quisiera matarte lo habría hecho hace bastante tiempo.

Siempre nos quedará Londres #1  #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora