3. Abril

72 18 22
                                    

Estaba guardando la ropa en el armario cuando alguien empezó a aporrear la puerta, di un respingo y me acerqué a la puerta con rapidez, no la abrí hasta que comprobé por la mirilla que se trataba de Miriam

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estaba guardando la ropa en el armario cuando alguien empezó a aporrear la puerta, di un respingo y me acerqué a la puerta con rapidez, no la abrí hasta que comprobé por la mirilla que se trataba de Miriam.

—¿Qué te pasa?

—¡Esta noche tenemos plan!

Puse los ojos en blanco y la dejé pasar a mi habitación.

—He conocido a una chica muy maja, se llama Keyla y se hospeda aquí porque es de Manchester y ella y su hermano están estudiando en Londres. No sé qué estudian pero... me apetece conocer a su hermano. —Sonrió con falsa inocencia y bufé—. Bueno en fin, que nos ha invitado a una fiesta que harán en la residencia de su hermano porque en la de él se ve que son más permisivos y además, ¡escucha esto! ¡¡Ella y sus amigos hablan español!! Así que no habrá ningún problema comunicativo, bueno tú no lo tendrías igualmente pero yo sí porque el inglés a veces me suena a chino, así que... 

—Relaja Miri, yo no voy a ir a ningún sitio. Esta noche me quedaré aquí a descansar.

—¡Ni hablar! —exclamó poniendo los brazos en jarra—. Tenemos una gran oportunidad para conocer gente y tú vendrás conmigo señorita. Mañana si quieres nos quedamos aquí pero esta noche se sale, así que ve buscando un buen modelito. ¡A las siete vendré a aporrear tu puerta!

Cuando desapareció de mi habitación suspiré con fuerza. Estaba agobiada y tener que conocer a gente esa misma noche me angustiaba demasiado. No quería ir pero sabía que Miriam insistiría hasta aburrirme, así que rebusqué entre la ropa del armario y la que aún estaba metida en la maleta. Al final encontré unos pantalones negros que me iban ajustados y una camisa roja de tirantes, saqué una chaqueta de punto de color negro por si refrescaba por la noche y lo dejé todo en la cama para seguir guardando cosas en el armario y en las estanterías. Una vez guardado todo, escondí las maletas debajo de la cama y entonces llamé a mi madre para comunicarle que habíamos llegado bien. En total estuve como media hora hablando con ella contestando sus miles de preguntas, en cuanto colgué vi que casi eran las siete, así que me vestí, me maquillé un poco los labios y los ojos; observé la peca que tenía en el pómulo derecho, suspiré y me la tapé con el maquillaje. Era absurdo, lo sabía, pero no podía evitar tapar aquella peca que el Imbécil tanto odiaba, me decía que parecía que tuviese mierda debajo del ojo y casi sin querer empecé a pensarlo yo también. Miriam no tardó mucho en aparecer ataviada con un vestido negro que estaba segura que mi madre no aprobaría porque era demasiado corto y además le iba demasiado ceñido.

—¿Voy bien? —preguntó dando una vuelta sobre sí misma.

—¿No crees que ese vestido es demasiado sugerente para una primera fiesta?

—Hay que dejar las cosas bien claras desde un principio. Y tú vas... demasiado tapada, supongo que es una lucha perdida.

—No pienso ponerme un vestido nunca, ya me conoces.

Siempre nos quedará Londres #1  #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora