57. Andrew

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A pesar de que por fin me había contado qué le pasaba cuando estábamos juntos, seguía notando a Abril muy rara

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A pesar de que por fin me había contado qué le pasaba cuando estábamos juntos, seguía notando a Abril muy rara. Tenía la sensación de que me estaba ocultando algo pero no quería forzarla a contármelo, ya que tenía la esperanza de que tarde o temprano me lo contaría. Tenía la sospecha de que lo que me ocultaba era algo referente al rubito ese, tenía que ser eso. Porque sino, ¿qué podría ser? Quizá se había dado cuenta de que él era mucho mejor que yo, que la podía hacer más feliz que yo.

Aquellos días, después de la tarde de San Valentín, me centré en las clases y los trabajos que tenía que hacer antes de la semana de exámenes. Estaba muy agobiado, ya que mientras hacía todo aquello, me dedicaba a componer y a hacer video llamadas con Keyla para nuestras sesiones de composición cada vez eran mejores. Habíamos logrado escribir varias canciones aptas para nuestra maqueta y estábamos muy ilusionados y orgullosos por el trabajo bien hecho. No sabíamos si íbamos a lograr algo pero por lo menos tendríamos la satisfacción de que nos lo habíamos currado muchísimo.

Le conté a Lío las sospechas de que Abril me estaba ocultando algo y él se limitó a quitarme esas tonterías de la cabeza. Pero finalmente las sospechas que tenía se hicieron realidad, me lo confirmó Héctor. Me explicó que Abril había estado con varios chicos después del Imbécil, que los había engañado, que incluso les había puesto los cuernos. Me confirmó que había algo entre ella y el rubio, me dijo que la había visto coquetear con él estando conmigo. Abril me estaba engañando. No me lo podía creer. Otra chica que me mentía, otra que me manipulaba a su antojo. Y estaba harto. Odiaba ser el tonto del que todo el mundo se reía. No iba a encararme con Abril, quería que fuese ella quién me lo dijera; que me dijera que me estaba poniendo los cuernos con el rubito, pero pasaban los días y ella seguía tan tranquila, como si no me estuviese ocultando nada. Cada día estaba más tenso, cuando se acercaba a mí para besarme no podía evitar quedarme tieso como un palo y eso a ella le empezaba a molestar. Me preguntaba si me pasaba algo pero yo lo negaba, ella no me contaba las cosas, así que yo no pensaba contarle nada tampoco.

Me dolía muchísimo esa situación, no entendía cómo habíamos llegado a esto. A las mentiras, a los secretos. Todo nos iba bien, en Andorra éramos felices pero al salir de allí todo se había desmoronado como un castillo de naipes. Por suerte ya solo faltaba un mes y medio para terminar las clases y ya no volvería más a Barcelona. A pesar de todo, me dolía tener que separarme de Abril pero si era tan mentirosa como me había dicho Héctor, lo mejor era poner distancia entre los dos.

La primera semana de abril me estaba preparando para los exámenes finales, si todo iba bien, iba a graduarme a principios de mayo. Estaba encerrado en la biblioteca de la escuela estudiando y practicando algunos ejercicios; mientras estaba allí empezó a dolerme la cabeza y salí al exterior a fumarme un cigarro para relajar esos nervios. Y esos nervios se acentuaron cuando vi a Abril charlando con el rubio, otra vez. Riéndose y poniéndole la mano en el brazo. ¿Por qué tenía que tocarlo mientras hablaba? ¿Qué puta necesidad había? Se volvía a repetir la misma escena que semanas atrás pero esta vez lo que sentía no era dolor, era rabia. Aplasté el cigarro con la bota y entré en la escuela dando un portazo. Si prefería quedarse con el rubio, adelante, pero esperaba que por lo menos tuviese la decencia de decirme la verdad. No soportaba a la gente deshonesta y ella lo era.

Siempre nos quedará Londres #1  #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora