19. Abril (Parte 2)

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Me recosté en la silla y enarqué una ceja mientras me mordía el labio inferior, él no dudó en recorrerme los labios con la mirada e hizo exactamente lo mismo que yo; se mordió el labio inferior y mi corazón estuvo a punto de estallar de lo rápido ...

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Me recosté en la silla y enarqué una ceja mientras me mordía el labio inferior, él no dudó en recorrerme los labios con la mirada e hizo exactamente lo mismo que yo; se mordió el labio inferior y mi corazón estuvo a punto de estallar de lo rápido que me latía. Maldito. Si empezaba a imitarme acabaría mal, muy mal.

Suspiré hondo, tragué saliva y observé la goma de pelo que tenía en mi muñeca derecha y sonreí con satisfacción. Sin dejar de mirarle, levanté los brazos y me estiré lo máximo posible para que tuviese una vista privilegiada de mi ombligo. Esta vez fue él quién tragó saliva mientras recorría mi torso desnudo con una mirada de lo más salvaje. ¿No querías jugar, Andrew?

Cuando terminé de atarme la coleta le di otro sorbo a la cerveza y me relamí los labios distraída, él no dejaba de mirarme y mis pulsaciones estaban por los aires al notar su mirada penetrante clavándose en mi cuerpo. Habían subido la calefacción del bar, de eso estaba muy segura porque hacía un calor insoportable. Entonces él movió ficha otra vez. Esbozó una sonrisa torcida de esas que hacen que me quiera desmayar en el suelo y se pasó una mano por el cabello, cerró los ojos y se estiró como un gato, dejándome una vista privilegiada de su ancho cuello.

Joder. Como me habría gustado darle un mordisquito en ese cuello tan... mierda. ¿Qué cojones me estaba pasando? Unos días atrás habría jurado que me gustaba más una piedra que Andrew pero esa noche... Necesitaba darme una ducha fría. Con urgencia.

Se volvió a llevar la botella a los labios y vi que intentaba disimular una sonrisa. El muy cabrón sabía que había ganado. Me llevé la mano al cuello y noté como mi pulso estaba tan acelerado que parecía que me iba a dar un ataque al corazón en ese momento. Me levanté sudorosa y enrojecida; con las piernas temblorosas me fui hacia el baño. Una vez dentro, cerré la puerta de golpe y abrí el grifo de inmediato para refrescarme. Maldito Andrew. Sabía como ponerme a mil el muy...

Di un respingo cuando escuché unos golpecitos en la puerta, sin esperar respuesta, esta se abrió y apareció la razón de mis piernas temblorosas. Tragué saliva cuando vi que cerraba la puerta tras de sí y sin mediar palabra abría el grifo y se refrescaba. Me apoyé en la pared al lado del lavabo y le observé mientras se echaba agua en la cara. Mala idea. Ver esas gotitas resbalando por su rostro fue demasiado para mí y mi pobre corazón, menos mal que estaba apoyada en la pared y el ligero frescor que desprendía consiguió bajar un poco mi temperatura corporal, pero solo un poco.

Apagó el grifo y como si caminara en cámara lenta, se acercó a mí con esa sonrisita torcida y colocó las dos manos en mi vientre, provocando que sintiera un cosquilleo en mi bajo vientre. Tragué saliva mientras él recorría la piel desnuda con la yema de sus dedos, poco a poco, como si estuviese trazando un camino imaginario, haciendo que se me erizara cada poro de mi piel.

—Abril...

Su susurro ronco provocó tantas sensaciones en mi interior que no podía explicar con palabras. Subí las manos por su torso hasta llegar a su cuello dejándole una suave caricia por el pecho; se estremeció ante mi contacto.

Siempre nos quedará Londres #1  #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora