𝚅𝚎𝚒𝚗𝚝𝚒𝚜𝚎́𝚒𝚜

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Narra Charlie.

Estaba feliz volvería a ver a Adaliah después de muchos años, ella aceptó venir a la copa y hoy es viernes así que ella debe estar por llegar.

—Charlie.—Me dijo mi madre.—¿Donde dormirá Adaliah?

—¿Ella no duerme con Ginny?

—No, desde que Bill y tú no están, ella se quedaba en su habitación. Tú dijiste que te harías cargo de ella, así que busca donde dormirá. Ya que con Ginny dormir Hermione, la amiga de Ron

—Lo haré mamá.

Todo hubiera sido más fácil si me hubieran dicho eso, ese pequeño detalle. subí al cuarto en donde estaba Bill.

—¿No ibas a esperar a Adaliah en la sala?—Me dijo.

—Si, pero hay un problema, ella no tiene donde dormir, ella a dormido en esta habitación todos los otros años, parece que Ginny no quería estar con ella.

—Que se quede aquí, que duerman en alguna de las dos camas, el otro duerme en el suelo, nos podemos turnar—la idea no estaba para nada mal, vi a Bill y vi como subir sus cejas.—O pueden compartir cama.

—No haremos eso, dormiré en el suelo. Aparte Adaliah tiene 15, casi 16 y yo tengo 21.

—Te falto decir que casi 22.—Lo mire mal.—Baja, ya debe estar que llega.

Era cierto, dentro de poco ella debería llegar, baje y me quede en la sala jugando con mi varita, lanzando pequeños hechizos de chispas de muchos colores, hasta que tocaron la puerta. que raro siempre pensé que ella venia por chimenea. Abrí la puerta y me sorprendió lo que vi.

Era Adaliah, pero no era la misma niña que yo había conocido hace varios años, la pubertad le había sentado demasiado bien. Tenía una camisa naranja del campamento en donde vive, la camiseta le marcaba sutilmente su senos que se ve que son grandes, y su cintura no era tan estrecha era simplemente perfecta. También tenía unos shorts azules, que mostraba sus caderas y su piernas blancas para terminar en unas converse blancas.
Su cabello había crecido y mucho, lo tenía ondulado, casi llegando a crespo, sus mejillas estaban rojizas quizás tenga rubor, haciendo que sus pecas de marcaran en su pálida piel, sus ojos de ese negro tan intenso brillaban como siempre, pero se veían triste y preocupados, como si guardara un gran secreto y sus labios si tenía brillo labial, así que los hacía ver muy brillantes.

—Charlie hola

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—Charlie hola.—Me dijo ella y pude ver una pequeña, casi nula sonrisa.—Como cambiaste, me alegra verte.

Yo reaccioné y le sonreí.

—Dalia la que cambio eres tú, ven aquí.—Sin que pudiera decir nada, la abracé con fuerza.—También me alegra verte.

—Creo que alguien también quiere verte.—Dijo cuando se separó.

Una Slyterin muy diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora