𝚂𝚎𝚝𝚎𝚗𝚝𝚊 𝚢 𝚜𝚎𝚒𝚜

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Nota: perdón por lo que pasará en este capítulo, pero debo ponerlo aunque me duela.

Narra omnisciente.

Los estruendos retumbaban en los terrenos del castillo de Hogwarts mientras la batalla alcanzaba su punto álgido. Magos y brujas de todos los rincones del mundo mágico se habían unido para defender la escuela y luchar contra las fuerzas oscuras que amenazaban con destruirlo todo.

Charlie y Adaliah, unidos por un amor inquebrantable y su habilidad en la magia, avanzaron juntos en medio del caos. Sus varitas brillaban con destellos de energía mientras conjuraban hechizos para repeler a los enemigos que se aproximaban. Los hechizos trazaban arcos en el aire, chocando contra las defensas enemigas con fuerza explosiva.

Adaliah desató una ráfaga de fuego del infierno controlado que envolvió a un grupo de mortífagos, obligándolos a retroceder. Mientras tanto, Charlie se movía con agilidad, utilizando su habilidad en cuidado de criaturas mágicas para convocar a una serie de criaturas mágicas que luchaban a su lado. Dragones, hipogrifos y serpientes aladas se unieron a la lucha, creando un caos aún mayor en las filas enemigas.

En un momento crítico, cuando un grupo de dementores se abalanzó sobre ellos, Adaliah conjuró un poderoso Patronus en forma de un majestuoso fénix, dispersando las criaturas oscuras y restableciendo un rayo de esperanza en medio de la oscuridad.

Charlie y Adaliah se mantenían unidos, compartiendo miradas cargadas de determinación mientras enfrentaban innumerables desafíos. Juntos, protegían a sus amigos y compañeros de escuela, manteniendo viva la llama de la resistencia contra las fuerzas del mal.

La batalla continuó durante horas interminables, pero finalmente, el amanecer comenzó a teñir el cielo de tonos dorados. La marea estaba cambiando, y los defensores de Hogwarts habían demostrado su valía. Con una última oleada de hechizos poderosos, los enemigos retrocedieron, y la paz comenzó a regresar a los terrenos del castillo.

Charlie y Adaliah, con la respiración entrecortada y las manos entrelazadas, se quedaron de pie entre los escombros, victoriosos pero agotados. Habían demostrado que el poder del amor y la magia unidos podían superar incluso las adversidades más oscuras. Charlie beso a su esposa, feliz de que por fin podía tener paz con su amada he hijo.

***

El humo y el polvo de la batalla aún flotaban en el aire cuando Bill Weasley se abrió paso a través de los escombros del castillo de Hogwarts. Su rostro estaba marcado por la fatiga y la tristeza, y sus ojos reflejaban el dolor que llevaba consigo. Avanzó con paso pesado, buscando a su hermano Charlie y a su cuñada Adaliah entre los supervivientes y heridos.

Finalmente, divisó a Charlie en medio de un grupo de personas. Su hermano mayor estaba abrazando a su esposa mientras la besaba y hablaban en susurros. Bill se acercó a ellos con pasos lentos, su corazón latiendo con pesar. Extendió una mano temblorosa para tocar el hombro de Charlie, y cuando su hermano volteó para mirarlo, soltando a su esposa de sus brazos las palabras se le atascaron en la garganta.

Los ojos de Charlie se encontraron con los de Bill, y en ese momento, supo que algo había salido terriblemente mal. El silencio entre ellos hablaba volúmenes. No era necesario decir nada. Bill tragó saliva y finalmente logró articular las palabras que nunca quiso decir.

- Charlie, Fred... Fred no sobrevivió.

La noticia golpeó a Charlie como un rayo. Sus ojos se llenaron de lágrimas y su expresión se contrajo en una mezcla de shock y agonía. Las palabras de Bill resonaron en sus oídos, y durante un segundo, sintió que su mundo se desmoronaba. Su esposa lo sostuvo, sintiendo cómo la realidad se convertía en una pesadilla.

Una Slyterin muy diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora