𝚃𝚛𝚎𝚒𝚗𝚝𝚊

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Narra Adaliah.

Odiaba que toda la escuela estuviera repleta por el famoso torneo de los 3 magos, hay dos escuelas de magia aqui, las francesitas son demasiada fresas, me recuerdan a hijas de Afrodita. Y los búlgaros son idénticos a los hijos de Ares y no pueden ver a una chica bonita.

—Señorita.—dijo un tonto búlgaro, inclinándose cuando pasaba con Mariana para ir a pociones.

Yo lo ignoré, mientras Mariana reía.

—Eso te pasa por ser mitad diosa, tienes a los búlgaros loquitos.

—No exageres, quizás eran a ti a quien saludaron.

—No querida, yo soy feliz teniendo a los chicos de Hogwarts a mis pies.—me dijo entrelazando nuestros brazos.—Te dejó a los búlgaros.

—No estoy buscando un búlgaro, me recuerdan mucho a los hijos de Ares...ellos eran..

—Los que te molestaban, lo se.—me dijo.—pero ellos no son hijos de Ares, son unos magos muy apuestos.—ella sonrió pervertidamente.—O puede que no quieras estar con algunos de ellos...porque TE GUSTA ALGUIEN.—Grito, llamando la atención de muchos estudiantes.

—Cállate.—pedí.—No me gusta nadie, y yo no le puedo gustar a nadie.

—¿estás segura?—dijo con burla.—estoy seguro que a cierto pelirrojo que le gustan los dragones, tú le gustas.

—¿Charlie?—le di una cara de confusión.—Solo somos amigos.

—¿Enserio? ¿Esa no es su lechuza?

Ella me señaló al cielo, una lechuza gris con blanco dio vueltas, hasta descender y pararse a mi lado, tenía una carta junto a un tarro con insectos y una pequeña bolsa. Sonreí mientras tomaba las cosas y sacaba unas galletas para lechuzas y se la di.
Saqué a oreo de mi túnica y le mostré los dulces.

—Te trajeron dulces pequeño.—le dije, vi a mariana y tenía una gran sonrisa en su cara.—¿Que?

—Charlie te escribe cada semana, le manda insectos a oreo, te invito a la copa y te protegió, sabe tu secreto, durmieron juntos y...- me quitó la carta y el sobre.—estoy segura que te mando un regalo...LE GUSTAS.

—Deja de parecer una hija de Afrodita por favor.—le pedí tomando la carta y la bolsa guardándolo en mi mochila.—Yo no le gusto a Charlie, ahora vamos a clase.

—Pero no negaste que no te guste.

—Cállate rubia.

Llegamos al salón de pociones y nos sentamos en nuestros puestos en la segunda fila, esta clase la compartimos con Gryffindor.

Snape entró con su capa de vampiro, llegando al centro logrando que sienta todo el frió que da el salón de pociones. El se situó al lado de un caldero que abrió y sacó un humo de color nacarado.

—Solo hablen cuando sea necesario.—dijo Snape.—¿alguno de ustedes mocosos, sabe que es esta poción?

Yo levante la mano

—Hablé señorita Edwards.

—La poción es Amortentia es el Filtro de Amor más poderoso que existe. Provoca un enamoramiento u obsesión poderosos en el bebedor. Tiene un brillo nacarado y el vapor se eleva en espirales característicos. La Amortentia se consideraba una poción increíblemente peligrosa, ya que nunca se debe subestimar el enamoramiento obsesivo.—tome aire viendo a Snape.—Por supuesto, la Amortentia no crea amor. Es imposible crear o imitar el amor. Sólo produce un intenso encaprichamiento, una obsesión. Un experto fabricante de pociones puede generar un poderoso enamoramiento, pero nadie ha conseguido todavía crear el único sentimiento verdaderamente indestructible, eterno e incondicional que merece ser llamado amor.

Una Slyterin muy diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora