𝚃𝚛𝚎𝚒𝚗𝚝𝚊 𝚢 𝚝𝚛𝚎𝚜

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Narra Charlie.

Todo fue mucho mejor de lo pensado, Adaliah y yo corrimos por las calles como unos locos, para que de pronto no la reconocieran como estudiante, yo lo veía muy poco probable, Adaliah no aparentaba tener 17 años.
Fuimos a un restaurante en donde ambos pedimos carne acompañada de puré de papas, la plática fue lo mejor del mundo y más que la gente nos considero pareja ya que entramos al restaurante de la mano...
Su mano era suave, pero fría como la piel de un muerto, mientras la mía siempre estaba caliente.
Cuando nos sentamos a comer fue cuando separamos nuestras manos, y sentí como si me hubieran quitado algo importante.

—Déjame ver si entendí.—Dije mientras no paraba de reír.—"accidentalmente" sacaste unos esquelas del suelo que se llevaron a unos hijos de Ares.

—Si, ellos me molestaban mucho y para que me respetaran dije, "démosle una visita al infierno" pero no se fueron del todo dejé la mitad de su cuerpo enterrado.

—¿No te castigo tu padre?

—Si, tuve que lavar los platos con los cíclopes en las fraguas. Créeme no es bonito.

Yo sonreí mientras volvía a reír.

—Mientras yo este nadie te molestará.

—Que tierno.

Nos quedamos en silencio y viéndonos, cuando una persona parecía el cocinero se acercó a la mesa.

—Disculpe.—dijo y ambos nos separamos para verlo.—No quiero interrumpir pero me gustaría saber si la señorita le gustaría regalarme su nombre.

Ella lo miró confundido.

—¿Disculpe?—dijo ella.

—Es usted hermosa, y me gustaría invitarla a salir.

Me enoje mucho y apreté mis dos puños hasta dejarlos blancos.

—Lo siento señor, eso no se va a poder.—dije.

—¿Por que?

—Ella está conmigo amigo, por si no lo vez estábamos cenando, teníamos una buena plática y pasando un buen rato juntos.

Dije y tome su mano, vi cómo Adaliah se sonrojaba y el sujeto me veía muy mal.

—Sin ofender, creo que debería ser la señorita quien me responda.—Dijo el tipejo.

Iba a volver a contestar, pero Adaliah se adelantó.

—No le doy mi nombre a desconocidos, ahora si no es mucha molestia nos podrían dar la cuenta.

Dijo ella, viendo con una cara seria al sujeto, el aire se comenzó a sentir frío y yo sonreí, Adaliah no quería nada con el.

El cocinero se fue.

—Gracias por eso.—Me dijo.

—No hay nada Que agradecer, lo haré siempre.

Nos trajeron la cuenta, en un papel, yo iba a pagarlo todo, pero Adaliah de su bolso sacó dinero y contó cómo le enseñe, luego me dio un puñado de monedas.

—Por mi comida.—Me dijo.

—Tranquila, yo te invité.—Dije tratando de darle las monedas.—También hice que escaparas del colegio.

—No importa, así que toma mi dinero Charlie Weasley.

Al parecer es imposible perder con ella, resignado busque el dinero de mi comida y pagamos.

—La próxima salida invitó yo.—Lo dije sin pensar mientras salíamos del restaurante

—¿Tendremos próxima salida?—Dijo Adaliah con lo que parecía emoción.

Una Slyterin muy diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora