𝙲𝚒𝚗𝚌𝚞𝚎𝚗𝚝𝚊 𝚢 𝚘𝚌𝚑𝚘

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Narra Adaliah.

Por fin después de todo termino la escuela, extrañare cada pasillo, este fue mi hogar por muchos años, aunque no lo quisiera aceptar.

—¿Estás lista sombritas?

—Si, rubia.—le dije viendo a mi mejor amiga a los ojos.—Solo voy a ver que mi padre si pueda con la silla de ruedas.

—¿Charlie no se encargaría de eso?

—Si, pero quiero asegurarme.

Mariana me sonrió y yo salí de la que es mi sala común, ya que siempre lo será.

Yo tenía mi tunica de Slytherin, unas botas de tacón negra y encima de mi túnica negra con mi corbata verde tenía una especie de tela de color verde con Plata y tenía una serpiente, demostrando que me graduaba.

Fui al patio de la escuela en donde era el punto de encuentro con mi padre, agradecí a los dioses de que no estuviera solo, Charlie estaba con el.

Ambos me sonrieron mientras yo me acercaba, yo tenía un dilema de a quien debía saludar primero después de tanto tiempo, a mi padre o a mi prometido. Charlie se dio cuenta de mi dilema, con un movimiento de sus ojos me dijo que saludara a mi padre.

—Hola papi.—Le dije abrazándolo.

—Hija, me alegra tanto ver que ahora caminas sin ayuda y en tacones y todo.

—Ya estoy como nueva para volver a pelear contra monstruos.

Charlie comenzó a negar con la cabeza.

—No volveré a pasar otro susto igual.—Dijo Charlie.— No quiero que nada le pase a mi esposa.

—Aún no se casan.—Dijo mi padre

—Si señor Quiron.

Aguante la risa, Charlie le tenia mucho respeto a mi padre, no solo por su edad si no por su conocimiento y su perspectiva de la vida.

Mi padre me abrazan de nuevo y me susurro al oído.

"Ve a saludarlo, no importa que yo esté aquí"

Con una sonrisa me separé de mi padre y sin que Charlie se diera cuenta me colgué de sus brazos, el me sostuvo de la cintura y viéndonos a los ojos lo besé en la boca.

—Te extrañe Weasley.—Le dije.

—Yo te extrañe a ti Edwards.

Esta vez el me beso, cuando nos separamos el me sonrió.

—Te tengo un regalo.—Anuncio.

—No me tienes que dar nada

—Esto si.

El metió su mano por su saco y me dio un sombre, con el sello de la escuela de dragones.

—¿Es lo que creo que es?—Pregunte casi sin voz.

—si, es tu carta de aceptación a la escuela.—Yo lo vía. Los ojos.—Bienvenida a la escuela.

Yo grite y me lance a sus labios besándolo, esta es sin duda la mejor graduación del mundo.

—PAPÁ ENTRE.

Dije dándole mi carta de aceptación.

—Felicidades hija.—Dijo y me abrazo.—Estoy seguro que tú madre estaría muy orgullosa.

—Gracias

Lo vi a los ojos y vi a Charlie para volver a besarlo una y otra vez, estaba contenta, porque me aceptaron, volví a ver a mi prometido y mi padre no puedo pedir más

graduación, charlie la ve y le entrega su carta para ir a la escuela

Una Slyterin muy diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora