𝙾𝚗𝚌𝚎

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Narra Adaliah.

La noche en Escocía era mágica, sentí cuando pasamos una especie de muro mágico, y comencé a ver animales sorprendentes, unos nunca antes vistos.

Me encontraba viendo la noche cuando la vi, en una montaña se encontraba un castillo a la lejanía levemente iluminado, coloque mis manos juntas en el medio logrando que tocara la falda negra. Me sobresalte cuando abrieron mi compartimiento. Era Charlie.

—Dalia ya llegamos.—Yo me levante y tome mi mochila.—Deja tu mochila, aparecerá en tu dormitorio, solo lleva tu varita

Me pareció raro lo que me dijo pero lo hice, mi varita se encontraba en el medio de mi falda y mi corbata negra, ya que aún no tenía una casa para usarla como lo hace Charlie en este momento, si corbata era roja con dorada.

Salí del compartimiento, detrás de muchos otros chicos que se iban juntando.

—¿Estuviste sola todo el viaje?

Me gire ante la pregunta de Charlie.

—Si, lo estuve.

—Hubieras ido a buscarme.

—Te dije que no prometía que lo haría.

Dije dándole una de mis clásicas sonrisas burlonas, pude ver el cómo negó con la cabeza y salí por la puerta, el aire de la noche me llegó de golpe y la oscuridad me daba más energías. Me concentré y sentí algo. Muertos.

Eran muchos, diferentes años, diferentes formas de morir y todos con un mismo propósito, miedo a ver que los espera si aceptan que están muertos.

—LOS DE PRIMER AÑO POR AQUÍ.

Reaccione ante el grito, me estaban llamando a mi, sin ver atrás comencé a seguir la voz hasta que encontré al dueño de esa voz, un hombre inmenso, parecía un titán o incluso un gigante, estuve tetando a sacar mi arma y atacarlo para enviarlo al tártaro.

—LOS DE PRIMER AÑO.—Volvió a gritar.—DE A CUATRO EN LOS BOTES.

Mire los botes y rápido me subí a uno, lastimosamente mas niños se montaron así que no pude ir sola, los botes se movían por magia y nos daban la mejor vista del mundo, la de ese fantástico y único castillo, era más asombroso de cerca, y me gustaba mucho más que el de Hades.
Cuando llegamos a la orilla nos bajamos y entramos al castillo, yo lo veía todo no me importaba si alguien me hablaba, yo estaba en mi mundo. Al final de las escaleras estaba una señora vestida de negro, con sombrero de bruja de caricaturas y unos lentes.

—Los de primer año profesor.—dijo el gigante.

—Gracias Hagrid.—La señora se colocó viéndonos.—Soy la profesora Minerva McGonagall, jefe de la casa Gryffindor. Dentro de un momento ustedes serán seleccionados para algunas de Las cuatro casas de Hogwarts se llaman Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Cada casa tiene su propia noble historia y cada una ha producido notables brujas y magos. Mientras estéis en Hogwarts, vuestros triunfos conseguirán que las casas ganen puntos, mientras que cualquier infracción de las reglas hará que los pierdan. Al finalizar el año, la casa que obtenga más puntos será premiada con la copa de la casa, un gran honor. Espero que todos vosotros seréis un orgullo para la casa que os toque.—Miro detrás de ella y luego nos volvió a ver.—síganme.

Las puertas detrás de ella se abrieron y entramos a un lugar creo que el comedor, lleno de estudiantes con sombreros puntiagudos, el techo estaba lleno de velas flotantes. Todo era tan hermoso. Camine con los demás niños de 11 años hasta llegar al frente donde había un taburete con un sombrero andrajoso.

—Cuando diga su nombre se acercarán y el sombrero decidirá a que casa irán.—dijo la profesor McGonagall tomando un pergamino.

Andrew gallagher..... Ravenclaw.

Una Slyterin muy diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora