Pov Marti
Estaba sentada en la barra debatiendome que hacer. Ya era el quinto vaso de vodka y seguia en mi cabeza dando vueltas lo que habia escuchado de la conversación de Lourdes con Selena.
—¿Marti? —hablo Brisa sentandose en frente mio. —¿Donde estabas? Lourdes te esta buscando.
—Siempre estuve aca. —le respondí.
—Bueno vamos, que tenemos que volver al hotel nosotros. —me aviso.
—Vayan, yo después los alcanzo. —bebi otro trago.
—¿Que te pasa? Vos no estas bien. —Brisa me conocía muy bien.
—Hago todo mal, absolutamente todo. —largue.
—¿Por qué decis eso? —me miro esperando la respuesta.
—Hoy me puse de novia con Lourdes. —le conte.
—¿De verdad? Pero eso es genial, por fin te animaste amiga. —festejo. —Me pone muy contenta por las dos.
—Gracias. —le conteste.
—¿Y entonces que es lo malo? —estaba confundida.
—Que ya hoy estoy pensando seriamente en cortar la relación. —sonrei algo triste.
—¿Por qué? No me digas que estas asustada otra vez o no me vengas con la que no estas enamorada...—la interrumpi.
—Nada de eso, de hecho, creo que estoy más enamorada que nunca. —le asegure. —Y es por eso que estoy considerando dejarla.
—No te entiendo. —se le notaba en la cara.
—La escuche hablar con Selena sobre que dejo su trabajo en el New Yorker para venir a Filadelfia conmigo y sacarme de todo el quilombo en el que estaba metida. —le conte.
—Eso es un lindo gesto. —me dijo Brisa.
—Lo es, pero es su sueño Brisa, es para lo que ella viajo de aca a Nueva York y por mi culpa tuvo que dejarlo. —me lamente. —Yo valoro que lo haga por mi y porque realmente me quiere, pero me imagino que para ella volver a Filadelfia y renunciar al trabajo por el que tanto lucho es retroceder mil casilleros, es basicamente, volver al principio.
—Pero ella lo hizo porque quizo, no porque se lo pidieras. —levanto sus hombros.
—Si pero si yo no estuviera metida en toda esta mierda entonces a ella jamas se le hubiera cruzado por la cabeza hacer algo como esto. —suspire. —Yo la amo y no quiero arrastrarla a mis cosas malas.
—Si la dejas, va a ser muchisimo peor. —me quiso hacer entrar en razón. —Porque todo este buen acto que hizo por vos se va a convertir en rencor porque la dejaste a pesar de que ella intento estar para vos. —tenia un punto. —Deberian hablarlo, aprovechen que mañana ya nos vamos y tomate un tiempo para plantearle esta situación y como te sentis al respecto.
—Deberia hacerlo, ¿pero como hago para disimular el mal estar hasta mañana? —le pregunte.
—No lo se amiga, pero por favor no tomes decisiones apresuradas. —me acaricio el hombro. —Ni tampoco tomes más vodka porque hasta aca siento el olor. —ambas nos reimos.
Volvimos a donde estaba todo el grupo. Lourdes vino enseguida a abrazarme y me pregunto donde habia estado metida, meti una excusa tonta respaldada por Bri y eso basto para que no hiciera más preguntas.
Al volver a casa, ella no paraba de hablar y yo fingi que tenia mucho sueño para dormir enseguida y no tener que disimular mi "enojo", pero la verdad es que no pude pegar un ojo en lo que restaba de la noche.
Al otro dia, despedimos a los chicos y prometimos volver a juntarnos ya sea aca o cuando todo este más calmado, en Nueva York. Se fueron y quedamos solas. Ya era momento de la verdad, la familia de Lu se habia ido a pasar el domingo a lo de sus abuelos y nosotras nos quedamos porque yo actue un dolor de cabeza fuerte.
—¿Queres que vaya a comprarte alguna pastilla para el dolor? —me pregunto Lu.
—No, gracias. —respondí.
—Algo te pasa, digo, además del dolor de cabeza. —me afirmo mirandome. —Estas rara desde ayer que desapareciste en el bar.
—Tenes razón. —no me resisti mucho a contradecirla. —Y tenemos que hablar sobre eso...
—Martina por favor no me digas que me engañaste con alguien más. —su cara parecia preocupada, como si de verdad pensara que yo podria hacerle algo asi.
—No, Lourdes. No te engañe. —rode los ojos. —No se como es lo primero que te imaginaste que paso.
—Perdon, no pienso asi de vos, pero...no se ni si quiera porque dije eso. —agacho la cabeza.
—No importa. —decidi ignorar aquello y hablar de lo que realmente me importara ahora. —Te escuche hablando con Selena sobre tu trabajo en el New Yorker.
—Puedo explicartelo...—interrumpio un poco nerviosa.
—Ya escuche lo que tenia que escuchar y no estoy enojada, se porque lo hiciste. —le dije. —No estoy enojada con vos, pero si conmigo, porque por mi culpa tuviste que renunciar.
—No fue por tu culpa. —me nego. —Es algo que yo quise hacer.
—Si, por todo lo que me estaba pasando. —dije. —Y lo aprecio, realmente lo aprecio pero este era tu sueño y arrastrarte a todo esto conmigo no era la idea.
—Escuchame bien...—me tomo de las manos. —Te quiero Mar, cuando elegi estar con vos lo hice sabiendo que te iba a querer tanto en los buenos momentos como en los malos y si, se que la fotografia y ese trabajo en el New Yorker es parte de los sueños que yo fui a buscar, pero te encontre a vos en el camino y te volviste mucho más importante que todo lo demás. —me hablo de forma sincera. —Yo confio en mi talento, se que soy buena y me van a llover oportunidades como las del NY pero otra oportunidad de encontrar a alguien como vos no voy a tener y prefiero cuidarte antes que perderte. —todo lo que me dijo era tan hermoso, nunca nadie antes me habia tratado asi.
—Te prometo que voy a solucionar todo esto y vamos a poder estar bien las dos. —le dije mientras le daba un beso en la frente. —Pero tenemos que volver a Nueva York.
—¿Estas segura? —me pregunto.
—Si. —le afirme. —Escondiendome no voy a poder arreglar nada y después de todo, eso es lo que mi papá quiere.
—Cuando vos quieras nos volvemos. —me dijo. —No hay apuros, yo te sigo a donde vos quieras.
—Sos la mejor novia del mundo. —comence a besarla mientras ella soltaba risitas que me derretian aún más.
Mirarla a Lourdes en mis brazos me hacia mucha ilusion, al fin habia encontrado una persona que merecia mi corazón y yo estaba dispuesta a entregarselo en bandeja. Hacer el amor con Lourdes esa tarde tuvo un significado diferente, fue hermoso, en cada sentido de la palabra.
Nada iba a rompernos. No lo iba a permitir.
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Delicate || Martuli
FanfictionMartina Benza es la hija del empresario y dueño de la cadena de hoteles más importante de todo Nueva York. Después del fallecimiento de su madre, las peleas por la rebeldía de la chica rubia formaban parte de la rutina de Dan Benza. Hasta que por fi...