Pov Marti
Lo habia arruinado. ¡Excelente Martina, excelente! Lourdes estaba furiosa conmigo y tenia toda la razón del mundo, pero yo igual no me iba a rendir. Tenia que ser una persona confiable para ella, tenía que hacerle sentir que esta vez no me iba a ir. ¿Pero como lo haria?
Camine varias horas por Nueva York, cada rincon de ahí me hacia acordar a ella y tambien ese fue otro motivo por el cual me fui. Después de todo Taylor Swift ya lo habia dicho en una canción y cuanta razón tenía, esta canción grita el nombre de Lourdes.
Ya estaba oscurenciendo y yo seguia dando vueltas, pensando y pensando en como recuperarla. Suspire y no lo pense dos veces, me tome un taxi hasta su casa. No tenía idea que le iba a decir, pero tenia que empezar disculpandome de nuevo, sobre todo por haber dejado que se vaya sola y de esa manera de la cafeteria hoy más temprano.
Junte valor y golpee la puerta pero cuando se abrio, no era ella, sino una chica de pelonegro y ojos cafe, estaba en pijama y con el pelo un poco alborotado.
—¿Hola? —me dijo mientras esperaba que le dijera a que vine.
—Creo que me confundi de casa. —mire confundida el número para corroborar que si fuese la de Lu.
—¿A quien buscabas? —me pregunto.
—A Lourdes...Lourdes Gonzalez. —conteste.
—Ah si, ella vive aca. —me respondió. —Esta arriba duchandose, ¿queres pasar y la esperas?
—Disculpame, ¿vos quien sos? —le pregunte de forma directa.
—Ah disculpame, que maleducada soy. —rió. —Mucho gusto me llamo Melissa, soy su novia. —me estiro la mano para que la salude pero en mi mente solo se repetía la palabra novia, una y otra vez.
¿Lourdes estaba con alguien? ¿Hace cuanto? ¿Por qué no me lo dijo? ¿Vivian juntas? ¿Estaba enamorada de esta mujer? Eran muchas preguntas que estaban agobiandome, empece a sentir que se me cerraba el pecho y que no podía respirar.
—¡Hey! ¿Estas bien? —escuchaba la voz de esa tal Melissa muy lejana. Y comenzaba a ver todo borroso. —Por dios, estas palida. —me tomo del brazo. —¿Por qué no pasas y te doy un vaso con agua? De paso te sentas a ver si podes mejorar.
—No, no gracias. —me negue enseguida. —Siempre suele bajarme la presion cuando no como en todo el día, debe ser eso. —pense rapidamente. —Tengo que irme pero...gracias. —no le di tiempo a que me dijera nada más y sali casi corriendo de ahí.
Llegue a la avenida y me tome otro taxi mientras llamaba a Gian. Él no sabía nada de que yo estaba de vuelta en la ciudad y se sorprendio cuando le dije que en 5 minutos llegaria a su departamento.
—¡Marti! —me saludo efusivo apenas me vio. Yo no dije nada y salte a sus brazos. Comence a llorar y el simplemente me llevo hasta el sofa para seguir abrazandome. —¿Queres hablar?
—No se si pueda. —dije entre sollozos.
—Esta bien. —acaricio mi cabello. —Voy a buscar agua y mientras podes recostarte en el sillon y calmarte ¿si? —yo asentí y el se levanto a la cocina a buscarme un vaso.
—Gracias. —le dije apenas lo tome. —Fui a ver a Lourdes. —hable después de un largo silencio.
—¿Y es por eso que estas llorando? —me pregunto.
—Si. —respondi. —La vi en el hospital cuando nacio la hija de Brisa y Angie, por esa razón vine en primer lugar. —comence a contar. —Y la vi a ella, hermosa como siempre, esa noche en el hospital no hablamos mucho pero senti algo ¿sabes? como un sentimiento, no se...
—Todavia la queres, es logico. —me dijo.
—Si, y me ofreci a llevarla a la casa pero viste como es Lourdes, me costo convencerla. —Gian rió. —Pero cuando la deje en la casa junte el valor para invitarla a tomar algo al dia siguiente y para mi sorpresa ella accedió.
—Bien, hasta ahora no veo el problema. —seguia atento a mi historia.
—Nos vimos en la cafeteria y todo salio mal, era obvio que ella seguia enojada conmigo, me reclamo varias cosas y se fue llorando. —suspire. —Entonces después de horas dando vueltas decidi ir a buscarla a su nueva casa, porque se mudo..
—¿Ahora donde vive? —preguntó.
—En la misma cuadra que Angie, en una gran gran casa. —rode los ojos. —Ahi mismo tendria que haber sospechado.
—¿De que cosa? —mi amigo estaba confundido.
—Cuando llegue a su casa, golpee la puerta y una linda chica de pelo negro me atendio. —dije recordando el momento. —Era la novia de Lourdes. —Gian abrio la boca con sorpresa.
—¿Lourdes tiene novia? —estaba igual de impactado que yo.
—Asi parece. —le dije. —Así que empezo a agarrarme un ataque y me tome un taxi para venir aca. —me frote la cara. —¡Dios! No entiendo como me puede estar pasando esto, encima en las dos veces que vi a Lourdes no tuvo ni la decencia de decirmelo, y creo que estoy molesta por eso.
—Okay...—se acerco a mi acariciando mi brazo. —¿Queres mi verdad como amigo que te quiere? —yo asentí. —Vos te fuiste Marti, y le dijiste que ya no la amabas más, ¿qué esperabas que hiciera? ¿qué se quede estancada toda la vida en una relación que no funciono? Supongo que ella te guarda cierto cariño, sino no hubiera reaccionado asi en la cafeteria, pero decidio seguir adelante porque vos misma le dijiste que no querias estar más con ella.
—Lo que más me molesta de todo es que tenes razón, es mi culpa. —dije enojada. —Pero quiero recuperarla Gian.
—¿Pensas que es buena idea? —me miro serio y yo no supe que responder. —Yo te apoyo en todo, lo sabes, sos mi mejor amiga y más que nadie quiero tu felicidad, pero tambien le tengo aprecio a Lourdes y supongo que su novia debe ser una buena persona que tambien tiene sentimientos....
—¿A que queres llegar con todo esto? —le pregunte.
—A que yo te voy a ayudar solo si me respondes esta pregunta. —lo mire esperando a que me la diga. —¿Estas dispuesta a quedarte definitivamente esta vez?
Y esa era la misma pregunta que yo me hacía. ¿Sería capaz de darle a Lourdes lo que merece? ¿Seria suficiente para hacerla feliz? ¿Como podia yo estar tan segura que no le iba a romper el corazón? No tenia esas respuestas, de hecho esas eran todas las dudas que me comian la cabeza, pero solo tenía una certeza: la amaba. Y estaba dispuesta a hacer de todo para demostrarselo.
—Si. —conteste. —Estoy dispuesta.
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Delicate || Martuli
FanfictionMartina Benza es la hija del empresario y dueño de la cadena de hoteles más importante de todo Nueva York. Después del fallecimiento de su madre, las peleas por la rebeldía de la chica rubia formaban parte de la rutina de Dan Benza. Hasta que por fi...