Pov Marti
Tenia a Lourdes durmiendo en mis brazos y desnuda, tuve que pellizcarme para caer que no era un sueño y que esto si estaba pasando de verdad. Estuvimos toda la noche haciendo el amor y ahora me levanto con ella. No necesitaba más pruebas para saber que era lo que más queria en este mundo, pero aún asi, no paraba de confirmarlo.
—¿Marti? —dijo algo adormilada mientras intentaba abrir los ojos.
—Hola hermosa. —le dije con una sonrisa.
—No puede ser. —exclamo cuando miro por debajo de las sabanas. —Estamos desnudas.
—Si, si lo estamos. —conteste riendo.
—Seria tonto preguntar que hicimos, ¿no? —me miro algo impaciente.
—¿No te acordas? —eso me dececpionaba un poco.
—Si, o sea, algo borroso, pero si. —me contesto.
—¿Estas bien con eso? —me daba miedo preguntar estas cosas.
—Si contesto que si, ¿eso me haria mala persona? —la note angustiada.
—No, tranquila. —acaricie su rostro. —Sos lo que más quiero Lourdes, y tenerte asi...es lo que estuve soñando todo este tiempo, no te voy a negar que me encanto lo de anoche, pero si no te sentis comoda yo te voy a entender, pero quiero que sepas que disfrute todo lo que hicimos. —le aclare.
—Yo tambien, y me siento mal por eso. —se le notaba en la cara.
—Yo creo que tu novia...—me interrumpió antes de terminar.
—No, no la nombres. —dijo en un tono más brusco. —Esto esta muy mal, fue un error, yo...yo soy un desastre. —se levanto y empezo a levantar su ropa del suelo.
—Espera, Lourdes...—intente calmarla pero no hubo caso.
—Por favor, Martina. —me impidio que me siga acercando. Termino de cambiarse y salio de la habitación.
Suspire y me tire en la cama. ¿Por qué todo tenia que ser tan dificil? Me puse mi ropa y sali al living, Brisa y Angie estaban desayunando y me miraron fijamente cuando sali del cuarto.
—¿Y Lourdes? —pregunte.
—Salio a dar unas vueltas. —me contesto mi mejor amiga. —¿Queres desayunar? —asentí. Me sente en la mesa con ella y me sirvieron jugo de naranja y los hot cakes que habia hecho Angie.
—Buena noche por lo que veo. —dijo la peliazul.
—¿Qué? —le pregunte.
—No, que por como esta tu cuello digo que la habras pasado bien. —comenzo a reirse y enseguida agarre mi celular para ver que tenia.
Y si, un chupon del tamaño de groenlandia. Gracias Lourdes.
—Odio preguntar lo obvio pero tengo que hacerlo...—Brisa tomo la palabra. —¿Ustedes se acostaron?
—Si. —dije y agache la cabeza.
—¡Martina! —me grito mi mejor amiga.
—Lo sabia, ustedes dos asquerosas no pueden mantener sus manos lejos de la otra. —Angie entrecerro sus ojos.
—No se que paso, estabamos las dos demasiado ebrias y ella vino, se me acerco mucho y bueno...—me rasque la cabeza. —Pero ahora se levanto, eligio enloquecer e irse corriendo.
—Asi como hacias vos. —la peliazul comenzo a reirse hasta que Brisa y yo le dedicamos una mirada asesina. —Perdón.
—Ahora dale su espacio, cuando vuelva quizas este más calmada y puedan hablar mejor. —dijo Brisa y yo asentí.
Tenia que dejaela pensar. Darle su espacio. Entendido.
El resto del día paso en camara lenta para mi. Nadamos en la piscina, fuimos a buscar a Emma, jugamos juegos de mesa, y ya eran como las 4 de la tarde y Lourdes no volvia. Me hubiera preocupado si no fuese porque le mando un mensaje a Angie diciendole que estaba todo bien y que iba a volver más tarde.
A eso de las 8 de la noche, mientras jugabamos al monopoly, Lourdes entro por la puerta. Tenia los ojos hinchados, al parecer de llorar bastante. Nadie dijo nada.
—Martina, ¿podemos hablar? por favor. —me pidio y yo asenti parandome de inmediato. Salimos afuera y nos sentamos en el borde de la piscina.
—¿Donde estabas? Me preocupe. —le dije apenas nos acomodamos.
—Fui a pensar. —me contesto.
—Lo se, y te quiero pedir perdon, se que fue algo de las dos lo de anoche pero yo tendria que haberte respetado más y poner un freno, sabia que esto iba a pasar y que al otro día lo ibas a lamentar pero yo segui y...—sus labios chocando con los mios detuvieron mi divagación.
Le correspondi el beso enseguida pero no duro más de 20 segundos, porque se separo y comenzo a llorar. Tapo su rostro con sus manos y yo intente consolarla pero no me lo permitio.
—¿Qué paso Lu? ¿Hice algo mal? —esta situación realmente me preocupaba.
—No, y ese es el problema. —continuo llorando. —Estuve pensando en todas estas horas e intentando convencerme que lo que senti ayer mientras teniamos sexo era porque estaba ebria y la nostalgia de lo que algun día tuvimos estaba atacandome, pero ahora vine y te bese estando completamente sobria y senti exactamente lo mismo. —me confeso.
—¿Y eso esta mal? —ella asintió. —Okay, se que tengo un muy mal historial con vos pero todo lo que te dije hoy a la mañana es verdad Lourdes, yo te amo y quiero estar con vos, quiero quedarme. —le afirme.
—Pero no se suponia que esto tenia que pasar, nosotras...yo...yo tengo novia y la amo. —eso me dolio un poco.
—No, no la amas. —dije segura. —Te creo que la quieras pero a la que amas realmente es a mi.
—Tengo mucho miedo de que me vuelvas a romper el corazón. —eso me mato. Verla con los ojos llenos de lagrimas, mirandome fijamente, me hizo darme cuenta de todo el daño que le cause.
—Y es razonable, porque yo cause esto. —dije apenada. —Pero voy a trabajar cada día de mi vida para revertirlo y que te sientas la mujer más segura del mundo al lado mio, solo si me dejas.
—Quiero creerte Marti, de verdad, pero no puedo. —agacho la cabeza.
—Dame tu voto de confianza, dame esta última chance. —levante su menton para quedarnos cara a cara.
—¿Y con Melissa que hago? —me pregunto.
—Decile la verdad, no se merece tampoco que estes con ella si en realidad me queres a mi. —ella asintió.
—Esta bien. —escuchar eso hizo que mis ojos brillen otra vez.
—¿De verdad? —la mire sin poder creerlo.
—Si, Mar, vamos a darnos otra oportunidad. —salte de la emoción y la levante a ella.
—Te voy a hacer la mujer más feliz del mundo. —comence a besarla y ella me correspondió enseguida.
Extrañaba tanto esto. Ella era la mujer para mi.
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Delicate || Martuli
FanfictionMartina Benza es la hija del empresario y dueño de la cadena de hoteles más importante de todo Nueva York. Después del fallecimiento de su madre, las peleas por la rebeldía de la chica rubia formaban parte de la rutina de Dan Benza. Hasta que por fi...