17 - Recuerdos perdidos

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Esa madrugada cuando despertó aún el nivel de ira que sentía hacia su padre no había disminuido en lo mas mínimo. Lanzó las sábanas contra el suelo de manera rebelde y se vistió para entrenar, debía dejar salir esta energía negativa o sinceramente pensaba que mataría al primero que se cruzara en su camino. Lavó su rostro mojando parte de su cabello castaño ondulado con el agua fría en un intento de también enfriar su mente. Sus ojos rojos brillaban peligrosamente mientras caminaba hacia el campo de entrenamiento del castillo.

Sacó su espada y arremetió contra los postes de madera atacándolos una y otra vez ¿Cómo se atrevía su padre a hacerle algo como esto? Pensaba mientras un pedazo de poste caía al suelo después de ser atacado sin piedad y él se detenía respirando agitado y sudado viendo el resultado de su enojo. ¿Cómo había podido comprometerlo sin su consentimiento con la hija del príncipe heredero? Eran familia, pero apenas se habían visto un par de veces y solo de lejos, ella era su pequeña prima. Apenas una niña de diez años ¿Qué demonios estaba pensando su padre al hacer algo como esto? Golpeó el poste de madera con su puño una y otra vez al sentir que la ira volvía a crecer en su interior.

Tendría que estar atado a esa niña hasta que cumpliera la mayoría de edad y solo entonces podrían casarse. Después de eso estarían atados por el resto de su vida. Su padre había eliminado su libertad de una sola vez estando en la flor de su juventud. Ya tenía dieciocho años, era consciente que como miembro de la nobleza tendría un matrimonio arreglado, pero esto era demasiado. Su mente estaba nublada por la ira y sus puños solo seguían golpeando sin piedad el ancho tronco de entrenamiento que ni siquiera tres hombres podrían abarcar abrazándolo tomados de las manos.

Podía escuchar a lo lejos una voz. ¿Alguien lo estaba llamando? No podía entender bien y no quería ni podía detenerse. Sintió una presencia tras él y sin siquiera pensarlo arremetió contra el intruso. De repente sintió una mano que lo agarraba por la nuca y lo lanzaba de cara al suelo manteniendo su cuerpo ahí como si la gravedad fuera tan fuerte que no lo dejara levantarse. Su ira subió de nivel avivada por el súbito ataque mientras trataba de levantarse del suelo aún sintiendo la presión de la mano en su nuca. Sentía las venas y los músculos en todo su cuerpo hincharse como si fueran a reventar mientras comenzaba a alzarse reuniendo todas sus fuerzas con una mirada asesina en sus ojos rojos.

- ¡Maldita sea! ¡Quédate en el suelo! ¡No te levantes! – gritó una furiosa voz - ¡No me obligues a hacerlo Kadir!!!!!

El suelo bajo él comenzó a romperse y hundirse cediendo ante la presión que la persona que lo mantenía sujeto ejercía para mantenerlo abajo y la fuerza que él hacía luchando para levantarse. Escuchó a la otra persona maldecir a gritos mientras de repente todo se volvía oscuro a su alrededor.

Abrió los ojos, estaba boca arriba, el cielo estaba azul y el sol muy alto. Estaba empapado de sudor. Intentó moverse pero no podía alzar ni un dedo, su cuerpo estaba pegado al suelo y totalmente adolorido como si le hubieran dado la peor paliza de su vida. Escuchó una respiración agitada un poco mas allá y haciendo un esfuerzo increíble giró la cabeza. A solo unos pasos de el había un hombre sentado en el suelo con la espalda y la cabeza recostada a un tronco de entrenamiento. Solo podía ver su perfil, parecía agotado, su cabeza estaba echada hacia atrás. Por el rabillo de ojo vió a Kadir y con dificultad giró la cabeza en su dirección.

Su cabello rubio estaba empapado en sangre en su frente, el espeso líquido rojo había mojado la mitad de su cara y continuaba por su cuello. Su brazo colgaba en un extraño ángulo, estaba partido en al menos dos lugares diferentes. Kadir lo miró alarmado ¿Acaso él había causado esto? Intentó moverse pero aún su cuerpo se negaba a obedecerlo, debía ayudarlo, tenía que moverse.

- Eres un maldito monstruo – dijo Jens con voz de cansancio – si hubiera sido otra persona la que hubiera pasado por aquí, la habrías matado – volvió a echar la cabeza hacia atrás como si sus heridas no existieran y soltó un largo suspiro mientras llevaba la mano sana a su cabeza justo donde tenía la herida emitiendo una luz brillante. Miró su brazo roto con disgusto como si representara una molestia, apretó los dientes y con un fuerte tirón procedió a colocar los huesos en su lugar dejando escapar de su garganta un gruñido de dolor. Dejó de moverse por un momento respirando agitado con la cara torcida por el dolor. Su mano sana temblaba cuando soltó su brazo herido mientras la luz brillaba nuevamente. Luego estuvo un buen rato sin moverse con los ojos cerrados.

- Finalmente has logrado agotarme – dijo con voz de cansancio aún con los ojos cerrados - ¿Qué demonios te pasó para que perdieras el control de tu poder?

Lentamente Jens se paró, tambaleándose un poco al caminar. Le lanzó una fría mirada a Kadir reflejada en sus hermosos ojos azules mientras se paraba a su lado.

- Más te vale que empieces a hablar y que la razón para todo esto sea muy buena porque estoy muy enojado – su voz sonaba gélida y aunque Kadir no se podía mover sintió un escalofrio recorrer su columna, nunca había visto a Jens tan enojado – tal vez te deje así por un rato para que reflexiones – añadió mientras una de las esquinas de su boca subía en una diabólica media sonrisa

- Mi padre me comprometió – soltó Kadir sintiéndose un poco avergonzado ante la mirada acusatoria que Jens le dedicaba al escuchar estas palabras entornando los ojos en su dirección, como si su excusa no fuera ni de cerca suficiente para él – Con mi prima Aylah, la hija del príncipe heredero

La boca de Jens se abrió en un gesto de sorpresa, no parecía saber nada de esto y no parecía gustarle tampoco la idea. Se agachó al lado de Kadir y comenzó a suministrarle magia curativa.




Destinada a renacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora