25 - Jaula de oro

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Aylah evitaba la mirada de Ellies mientras mentalmente buscaba vías de escape para la situación en la que se encontraba, pero su cabeza estaba en blanco. De alguna manera las cosas habían terminado así. Estaban sentados en su habitación, con un elegante servicio de té preparado solo para los dos.

Los sirvientes seguían trayendo los regalos y colocándolos con mucho cuidado mientras Ellies disfrutaba de una taza de té, actuando como la persona más inocente de este mundo. Ella era incapaz de entender como era posible que este hombre siempre tuviera este tipo de planes preparados con antelación. Aunque tenía una taza con humeante y oloroso contenido delante de ella, no la tocó. En un acto de rebeldía empujó la bandeja de vistosos dulces lejos como una niña malcriada en medio de una rabieta. No iba a cometer el error de la última vez, no iba a permitir que la drogara, debía mantener sus facultades intactas para lidiar con esta situación. No iba a comer ni beber nada que viniera de él.

Casi había terminado con su vida la última vez que se vieron, así que tenía que estar alerta y dar toda la pelea posible. No quería tener nada relacionado con Ellies, pero por primera vez no quería que los regalos dejaran de llegar. Sabía que una vez que los sirvientes dejaran el último, ellos se quedarían solos, y eso era muy peligroso.

—Está bien si aún estás enojada conmigo —dijo Ellies con un suave tono de voz— Admito que me sobrepasé y me dejé llevar por mis emociones

Aylah lo miró sorprendida ¿Estaba hablando en serio? Definitivamente este hombre no podía estar bien de la cabeza ¿Realmente creía que ella estaba actuando así porque estaba enojada con él? ¡Casi la había matado! No podía creerlo, en serio no podía creerlo, esto era demasiado.

—¿No quieres un poco de té? Se siente un poco solitario disfrutar de esta delicia sin tu compañía —su sonrisa era espeluznante— Te juro que no está envenenado —añadió dando un largo sorbo como para demostrarle que estaba bien beber

Aylah negó con la cabeza de manera obstinada. No iba a caer en la trampa por segunda vez.

—Quería disculparmedebidamente, pero tuve que salir con urgencia por algunos problemas que sepresentaron —sonrió al ver que había captado su atención— en su lugar te trajemuchos regalos. Era algo inevitable, cada vez que veía algo hermoso solo podíapensar en ti, en la cara que pondrías cuando estuviera de regreso —su rostromostraba una expresión de repulsiva emoción

—Ya hemos terminado mi señor —dijo un sirviente con una corta reverencia— ¿Desea algo más?

—Por el momento nada más, solo quédate afuera y espera hasta que te llame —ordenó Ellies— Avisale al sanador que esté preparado por si la señorita se siente indispuesta como la última vez, él entenderá

El sonido de la puerta cerrándose fue como una señal para que el cuerpo de Aylah se tensara en el asiento. Estaban solos, y una sensación de opresión llenaba su pecho de manera incómoda. Se sentía pequeña, débil y el aura de Ellies era abrumadora, aplastante. La sonrisa siniestra que adornaba sus labios era un mal augurio. El sonido de la taza de té al ser colocada de vuelta en el plato fue tan fuerte como una alarma provocando que Aylah se levantara a toda velocidad tratando de poner la mayor distancia entre ambos.

Él solo se quedó sentado, disfrutando del efecto que provocaba en ella. Su respiración agitada, su hermosa cara angelical ahora pálida, los cristalinos ojos violeta abiertos por el miedo y la manera en que sus manos temblaban ligeramente.

—No puedes culparme por enojarme, te portaste mal —sus palabras sonaban dulces pero peligrosas— estabas con él a escondidas ¿Cómo creías que me iba a sentir acerca de eso?

Aylah abrió la boca atónita, incrédula de lo que estaba escuchando ¿Esto era en serio? ¿Cuándo las cosas habían tomado semejante giro retorcido? Lo estaba haciendo sonar como si estuviera comprometida con él en vez de con Kadir y lo estuviera traicionando. ¿Hasta dónde podían llegar sus delirios?

Destinada a renacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora