CANUTO

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Al salir de la enfermería, Cedric y yo fuimos por el batido de la victoria a las cocinas. Por el camino, fui obligada por el Hufflepuff a contarle el porque había llegado tarde.

También aproveché para agarrar una cesta con todo tipo de comida para más tarde: Geralt, Liam, Charlie y yo hicimos una especie de picnic en el refugio a modo de despedida, ya que se irían al día siguiente.

-Esperamos verte pronto por Rumanía, Cassie. Comentó Geralt, finalizando su porción de tarta de limón.

-No me digas que me vas a echar de menos, Rowle. Dije con una sonrisa de lado.

-Seguramente, pero solo un poco, Lupin. Repuso divertido.

-Podrías venir en verano. Me sugirió Liam.

-Sí, sería una buena idea. Apoyó Charlie. -Así podrás ver el resto de especies y continuar con la investigación. Lo que has visto hasta ahora es, tan solo, una mínima parte.

-Las fotocopias tenían razón. Murmuré bebiendo de mi café.

-¿En qué?

Liam y Geralt nos observaban divertidos. -En que eres un obsesionado con los dragones.

-Y tú, una obsesionada con las estrellas. Repuso con una media sonrisa.

-Touché. Dije contagiándome de su sonrisa.

La marcha de los dragonologistas dejó bastantes huecos libres en mi horario. Los rellené con más horas en la biblioteca y con las fotocopias. Nuestras bromas e inventos cada vez iban a más.

Ya eran principios de marzo cuando recibí otra carta de mi padre Sirius en el desayuno. Casi tan breve como la anterior:

Id al paso de la cerca que hay al final de la carretera que sale de Hogsmeade (más allá de Dervish y Banges) el sábado a las dos en punto de la tarde. Llevad toda la comida que podáis.

-No estará hablando enserio... Ha vuelto a Hogsmeade. Les dije a los tres amigos.

-No puedo creerlo. Murmuró Harry. -¿Y si le atrapan?

-Hasta ahora no lo han hecho. Observó el pelirrojo. -Y esta vez no hay dementores en cada esquina...

Estaba preocupada, pero al mismo tiempo, deseaba ver a mi padre de nuevo.

Con tanto revuelo por el torneo, no había tenido tiempo de presentarme al examen de aparición hasta ahora. La profesora McGonagall nos acompañó, a mi y algunos alumnos más, al ministerio para poder realizar el examen.

Pensé que no aprobaría, pero logré aparecerme en la localización exacta que me pidieron sin problema. Ya podía aparecerme legalmente.

Al volver, me encontré con una lechuza esperándome en el alfeizar de la ventana de mi habitación. Era una carta de Charlie:

Nada más llegar a la madriguera, mamá me empezó a atosigar a preguntas sobre todo lo ocurrido durante la segunda prueba. También me ha hecho enviarte una caja de galletas junto a esta carta.

Pasaré unos días más con mis padres y mis hermanos antes de volver a Rumanía. Te avisaré por carta cuando este allí. Espero poder ir a visitarte antes de que finalice el curso.

PD: Bill también está aquí, te manda saludos.

Tu obsesionado con los dragones.

Sonreí con dulzura al ver la forma en la que estaba firmada la carta. No tardé en escribir la respuesta, a la vez que probaba una de las famosas galletas de canela de la señora Weasley:

Pequeña Lunática [Charlie Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora